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  • 'Chapi' Ferrer y el milagro del Córdoba CF: una y no más

    » Diario Cordoba

    Fecha: 12/04/2025 04:56

    Ni se convirtió en un ídolo para el cordobesismo ni falta que le hizo. Llegaba ya con el expediente profesional bien cargado de apuntes gloriosos como futbolista -jugó en el Barça, conquistando la primera Champions azulgrana, ademas de cinco Ligas, dos Copas y un oro olímpico, entre un palmarés que amplió en el Chelsea- y su perfil suponía un giro en la tradicional política del Córdoba CF para ocupar su banquillo. Era un nombre con peso, que aseguraba relevancia mediática y relanzaba el mensaje que llevaba a gala el presidente de entonces, Carlos González, al que muchos miraban con una mueca de desdén cuando compró un club tieso y aletargado, devoto del cincuentapuntismo y coleccionista de salvaciones en el último partido en Segunda División. El caso es que después de la etapa de Paco Jémez -mejor clasificación en cuatro décadas y play off de ascenso a Primera tras la 11-12- se instaló en El Arcángel un estado de urgencia permanente. Después del curso de Berges -el único técnico en la historia del Córdoba destituido sin haber pisado puestos de descenso y en mejor posición- y Esnáider, llegó un curso 13-14 que resultó una verdadera locura. En medio de un clima bélico y fracturas en todos los frentes -en el club y en el entorno-, encontró acomodo uno de los episodios más delirantes que jamás se hayan vivido en el fútbol profesional en nuestro país. Un canto a la resiliencia con toques surrealistas. Y allí, precisamente, estaba Albert 'Chapi' Ferrer (Barcelona, 1970) como protagonista principal de este loco escenario. Ferrer en la sala de prensa de El Arcángel. / Juan Vacas ¿Cómo llegó al Córdoba? Ferrer fue el tercer inquilino del banquillo en El Arcángel en una campaña turbulenta, la 13-14, en la que el Córdoba CF se comportaba de un modo errático. Nada raro en una Segunda División que ya tenía el sello que siempre la ha caracterizado: cualquiera es capaz de ganar a cualquiera en cualquier escenario. Lo de los favoritismos se queda para los veranos. La realidad no tarda en enseñar que los verdaderos triunfadores son los que bailan en el terreno de lo impredecible, los más listos y vivos para encontrar salidas airosas donde nadie las ve. La temporada la arrancó Pablo Villa, exjugador del Córdoba idolatrado por su capacidad de entrega y técnico de éxito en el filial, lo que le valió la oportunidad de dar el salto. González, casi por aclamación popular, le dio las riendas. Aguantó 25 jornadas, marcadas por la irregularidad en el césped y una sensación de caos institucional alimentada por sectores discrepantes con la gestión presidencial. La cosa iba a lío por semana. En el mes de febrero, el equipo blanquiverde marchaba en el puesto 13º, a tres puntos de los puestos de play off y a cuatro de los descenso. El equilibrio era increíble. El colista, Mirandés, estaba a siete puntos del quinto en la tabla. Demencial. Tras destituir a Villa y darle el cargo por un día a Luis Carrión -derrota en Numancia (3-0)-, llegó Chapi Ferrer. Solamente había entrenado unos meses al Vitesse holandés, al que se salvó de un descenso y en el que no siguió por cuestiones personales. Jamás había dirigido a un club español. Se estrenó en el Córdoba. Ferrer, durante un partido del Córdoba CF ante el Almería. / Efe ¿Y qué ocurrió? Con él al frente, los blanquiverdes ganaron solo un partido de los seis primeros y entraron en las últimas diez jornadas con el esfínter apretado. Iba a El Molinón con la zona peligrosa amenazando y en ese partido clave se impuso por 1-2. De los nueve restantes solo cayó una vez -ante el Zaragoza (1-2)- y se metió en las eliminatorias por el ascenso gracias a que el filial del Barcelona, que quedó antes, no podía disputarlas. El resto es historia. Dejó en la cuneta al Murcia en las semifinales y se metió en la final por el ascenso ante la Unión Deportiva Las Palmas. Subió en el tiempo de descuento en el Estadio Gran Canaria, después de una suspensión del partido por invasión de campo, con un gol del mejicano Uli Dávila. Lo hizo por el valor doble de los goles fuera de casa (0-0 y 1-1), una norma ya abolida; es el club que ha ascendido a Primera desde una posición más baja en Segunda (7º). Hay quien sigue sosteniendo que todo fue una cuestión de suerte. Pero ahí había que estar. Ferrer puede contarlo. La imágenes de sus carreras hacia ninguna parte, enloquecido y rodeado de hinchas canarios deseando lincharle, forman parte de la historia cordobesista. Siguió con el equipo en Primera División más por una cuestión de agradecimiento que de convencimiento. Se mantuvo en el cargo ocho partidos. No ganó ninguno. Le sustituyeron por Djukic. Al año siguiente lo intentó en el Mallorca, en Segunda División, pero le despidieron tras 15 jornadas con el equipo bermellón en descenso. Ferrer llora de emoción sobre el césped del Gran Canaria tras el ascenso a Primera del Córdoba CF. / José Juan Luque ¿Qué hace ahora? No volvió a entrenar como profesional -sí acude a veces al equipo del Barcelona Legends- y dio el paso hacia el mundo de la comunicación. Ejerce como comentarista en distintas emisoras del radio y forma parte del equipo de Televisión Española. Su hijo Dani juega en los juveniles del Barça. El que fuera lateral derecho del Dream Team de Cruyff es un comentarista peculiar, al que le han llegado críticas por ser "excesivamente exigente" con el Barça en las retransmisiones. Es lo que hay. "Como también he entrenado y soy entrenador, a mí me gusta la gente que explica cosas que en principio el espectador no se fija. Pequeños detalles.A mí me gustan los que explican cosas tácticas, los movimientos tácticos de los equipos, cómo contrarrestan ciertos movimientos... No exagerarlo, pero sí que me expliquen cosas, que me expliquen chicha", indicaba en una entrevista en el digital Relevo. Se enganchó al periodismo recién retirado, cuando terminó con 33 años en el Chelsea. Desde entonces se le pudo ver como comentarista en Antena 3, La Sexta y Canal+Liga, o colaborando en la emisora Onda Cero. Con Alicia Arévalo y Marchena en una retransmisión de Televisión Española. / RTVE Lo de volver a entrenar no lo descarta. "Está parado. Tampoco estoy buscando nada ahora. La verdad es que estoy muy metido ahora en esto de Televisión Española.Y bueno, no estoy poniendo demasiada intensidad en buscar equipo, pero sí que es verdad que las dos o tres veces que he entrenado me vinieron sin buscarlo", explica en el mismo medio, en el que recuerda su mejor vivencia en los banquillos. "De las experiencias que he tenido, de las tres que he tenido, es verdad que ha habido un poco de todo, pero en general el poder ascender a un equipo de Primera División con el Córdoba creo que es algo que fue de lo mejor que me ha pasado como deportista. Y sí, me gustaría volver a intentarlo si se puede", apunta. Con el micrófono en la mano, y sin perspectivas de retorno a los banquillos profesionales, siempre podrá decir que vivió a cámara rápida las sensaciones del "fútbol terrenal" que le faltaban en su catálogo sentimental tras el paso por la élite: una salvación, un ascenso y una (dos) destitución. Con el logro de títulos y la internacionalidad absoluta, ya tiene el pack completo. Suscríbete para seguir leyendo

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