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» Diario Cordoba
Fecha: 12/04/2025 04:51
Las mascotas son seres adorables que juegan un importante papel en la vida de los humanos. Pero no todo son ventajas. También tienen un lado oscuro, como el de su impacto sobre el medio ambiente. Y es que, así como el daño ecológico que causan los gatos está ampliamente estudiado, no ocurre así con los perros. En el planeta hay aproximadamente 1.000 millones de perros, seguidos por unos 220 millones de gatos, según las estimaciones más precisas. Ahora, una investigación de la Universidad de Curtin (Australia) que analiza el poco conocido impacto ambiental de los perros domésticos ha revelado efectos negativos de gran importancia sobre la vida silvestre, los ecosistemas y el clima. Los perros, al ser los grandes carnívoros más comunes del mundo, representan una amenaza ambiental significativa y multifacética, según concluye el artículo publicado en Pacific Conservation Biology. El investigador principal, el profesor Bill Bateman, de la Facultad de Ciencias Moleculares, señala que los perros domésticos perturban y dañan directamente la vida silvestre, en particular las aves de la costa, incluso cuando van sujetos con correa. Los perros afectan al medio ambiente por varias vías / Agencias "Según datos de centros de atención a la vida silvestre, los perros domésticos son responsables de más ataques a la vida silvestre que los gatos, y capturan animales más grandes", señalan los autores del estudio. Los perros domésticos sin correa son, por ejemplo, la principal razón por la que las colonias de pingüinos pequeños están al borde del colapso en Tasmania. En Nueva Zelanda, se estima que un solo perro doméstico fugitivo mató hasta 500 kiwis marrones de una población total de 900 en un período de cinco semanas. Los perros sueltos también pueden matar polluelos de aves que anidan en la playa, incluyendo aves en peligro de extinción como es el caso del chorlito capuchino. Los perros domésticos son responsables de más ataques a la vida silvestre que los gatos, y capturan animales más grandes", afirman los investigadores "Además de su comportamiento depredador, como perseguir animales salvajes, los perros dejan olores, orina y heces, que pueden alterar el comportamiento animal mucho después de que se hayan ido", explicó Bateman. Otros estudios han demostrado que animales como ciervos, zorros y linces en EEUU evitan acercarse a las zonas por donde se pasea a los perros con regularidad, e incluso los eluden cuando los canes no están. Los excrementos caninos también contribuyen a la contaminación de las vías fluviales e inhiben el crecimiento de las plantas, mientras que los residuos de los tratamientos químicos utilizados para limpiar y proteger a los perros de parásitos pueden añadir compuestos tóxicos a los entornos acuáticos. Aparte de todo ello, la industria de alimentación para mascotas, que tiene grandes dimensiones por la vasta población mundial de perros, genera una importante huella de carbono, terrestre e hídrica. Bateman admitió, sin embargo, que hacer frente a estos desafíos requiere un equilibrio entre la reducción del daño ambiental y el mantenimiento del papel positivo de los perros como animales de compañía y de trabajo. La alimentación de los perros también genera impactos ecológicos / Agencias Los perros son increíblemente importantes para la vida de las personas y sus funciones abarcan desde brindar compañía hasta actuar en catástrofes para el rescate de personas o también en la detección de drogas, entre otras muchas facetas, señaló el investigador. El papel de los dueños Sin embargo, la gran cantidad de perros domésticos que hay en todo el mundo, sumada al comportamiento negligente de algunos dueños, está generando problemas ambientales de gran relevancia. El estudio también revela que, si bien la industria de alimentación para perros es un factor clave en los planes nacionales de acción para la sostenibilidad, solo entre el 12% y el 16% de los dueños de perros están dispuestos a pagar más por alimentos ecológicos para mascotas, en gran parte debido al aumento de los costes que ello implicará. Además, la falta de concienciación entre los dueños sobre el impacto de los perros en el medio ambiente agrava el problema. "Muchos dueños simplemente no se dan cuenta del daño ambiental que los perros pueden causar, desde perturbar la vida silvestre hasta contaminar los ecosistemas. Otros pueden sentir que sus acciones individuales no marcarán la diferencia, de modo que espacios compartidos como playas y bosques sufren una degradación acumulativa.” Además, "las medidas restrictivas, como la prohibición de la entrada de perros a zonas sensibles, son necesarias para proteger a las especies vulnerables, pero no son una solución completa”. Por ello, los investigadores solicitan “un esfuerzo colaborativo entre dueños de perros, grupos conservacionistas y legisladores para desarrollar estrategias que equilibren la tenencia de mascotas con el cuidado del medio ambiente".
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