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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 12/04/2025 02:47
Héctor Daer, Carlos Acuña y Jorge Sola, al asumir sus cargos en el congreso de la CGT de noviembre de 2021 (Foto NA) Héctor Daer anunció que no seguirá en la conducción de la CGT en su próxima renovación de autoridades, en noviembre próximo, y aceleró la carrera por el armado de la futura estructura de la central obrera. ¿Quiénes formarán parte de la cúpula cegetista que viene? ¿Seguirá el esquema de triunvirato o habrá un titular único? Falta demasiado para el congreso que elegirá al nuevo secretariado y, además, las definiciones comenzarán a perfilarse en medio de un cuadro de divisiones internas, atomización extrema y ausencia de liderazgos fuertes que torna todo más imprevisible. La incertidumbre sobre cómo se integrará la nueva CGT, de todas formas, queda superada por varias incógnitas de difícil respuesta: ¿podrá poner en marcha una estrategia -hoy ausente- que le permita recuperar el protagonismo perdido, participar del debate de los grandes temas nacionales sin discursos para la tribuna y tener una relación constructiva con Javier Milei o con el gobierno que lo suceda? Hace rato que esta CGT se convirtió en un grupo de presión sin capacidad de presión. Está afectada por la pérdida de representatividad debido a la reducción del número de trabajadores formales y, por ende, de afiliados a los sindicatos. Pero también sufre, como tantas otras instituciones del país, de una profunda crisis dirigencial que se acentúa por una falta de renovación que no sólo se vincula con lo generacional, sino también con una mirada anclada en el pasado para un país y un mundo distintos. Héctor Daer, Octavio Argüello y Carlos Acuña, el triunvirato que manejará la CGT hasta noviembre Frente a un gobierno no peronista como el de Javier Milei, esta CGT se dedicó más a intentar bloquear sus reformas que a contraponer propuestas que permitan, por ejemplo, generar empleo genuino y revertir el alto número de trabajadores no registrados. Sin ideas ni un programa propios, al poder sindical le sigue costando animarse a sentarse en una mesa de discusión con funcionarios y empresarios. Es cierto que no lo ayuda tener muchísima menos fuerza que aquel gremialismo de los años 70, por ejemplo, al que ningún gobierno, político ni empresario se animaba a desairar. La CGT estuvo controlada hasta ahora por el sector de “los Gordos” (Héctor Daer y Armando Cavalieri, de Comercio) y los “independientes” (Andrés Rodríguez, de UPCN; Gerardo Martínez, de la UOCRA, y José Luis Lingeri, de Obras Sanitarias), dialoguistas a ultranza, que compartieron la máxima conducción con el moyanismo (Pablo Moyano, de Camioneros, integró el triunvirato hasta su renuncia, en noviembre pasado) y el barrionuevismo (Carlos Acuña, de estaciones de servicio). En los primeros meses de gobierno libertario se produjo la primera fisura de “los Gordos” cuando Cavalieri se reunió con la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, y dio su aval al nuevo sistema indemnizatorio basado en el Fondo de Cese Laboral de la UOCRA mientras, en forma simultánea, el resto de la CGT salía a la calle para impugnar el DNU 70 que contemplaba la reforma laboral. Gerardo Martínez, dirigente de la CGT y titular de la UOCRA Hoy, no sólo ya no existen “los Gordos” como sector sino que también se partió la fracción “independiente”: ambas corrientes formaban parte del ala dialoguista de la CGT, pero la decisión de realizar el último paro general hizo implosionar el bloque moderado. De un lado quedó Gerardo Martínez, el dirigente con mejor llegada al Gobierno y a los empresarios, partidario de seguir apostando a negociar con los libertarios y no apurar una huelga, y, del otro, Daer y Andrés Rodríguez, el líder de los estatales, reconvertidos en combativos en rechazo de las paritarias con tope y las reformas más drásticas en el Estado, quienes mantienen aliados como Jorge Sola (seguro), Sergio Romero (UDA), Rodolfo Daer (alimentación) y Julio Piumato (judiciales), entre otros. Hugo Moyano se asoció con los dialoguistas tras quitarle el respaldo a su hijo Pablo: decidió sumarse a mesa chica cegetista y eligió a Octavio Argüello, un dirigente de su confianza, para el triunvirato. Se sumó al paro general con poco entusiasmo, a pocos días de hacer cerrado la paritaria de Camioneros en sintonía con la pauta oficial, con aumentos del 1,2% en marzo, 1% en abril y 1% en mayo. Su sector sindical, que llegó a tener una veintena de gremios en su etapa de esplendor, ya se había reducido por el estilo díscolo de Pablo Moyano, pero, sin él, dejó a muchos dirigentes a la deriva. La retirada del hijo de Moyano, además, desarmó el Frente Sindical para el Modelo Nacional (Fresimona), fracción combativa que agrupaba a moyanistas que le respondían con kirchneristas como Mario Manrique (SMATA), quien renunció a la CGT un mes antes que el dirigente de Camioneros. Muchos de los moyanistas que se quedaron “huérfanos” por el alejamiento de Pablo Moyano de la vida sindical activa comenzaron a reagruparse hace un mes: por ahora se los conoce como el “Grupo Garay” (por la calle donde tienen sus encuentros) y no se consideran representados en un 100% por Hugo Moyano. Allí están Juan Pablo Brey (aeronavegantes), Graciela Aleñá (viales), Pablo Flores (AFIP), Juan José Moreyra (ceramistas) y Marcelo Pariente (motoqueros), entre otros. Hugo Moyano, líder del Sindicato de Camioneros El otro gran sector sindical es el conducido por Luis Barrionuevo (gastronómicos), que hace 15 años fundó la CGT Azul y Blanca junto con unos 30 sindicatos, de los que actualmente mantiene un tercio. Crítico del estilo personalista de Héctor Daer, hasta el punto de reclamar que se anticipe el congreso cegetista para desplazar al líder de Sanidad, tampoco estaba de acuerdo con apurar otro paro general contra el Gobierno y hoy se ubica mucho más cerca del dialoguista Gerardo Martínez. Un bloque homogéneo políticamente en la CGT es el kirchnerista, donde militan desde el radical Sergio Palazzo (bancarios) hasta Abel Furlán (UOM) y Ricardo Pignanelli (SMATA), pero no tiene peso interno en la estructura cegetista. Hoy, se identifican con la versión dura de Daer, que no tiene problemas en asociarse con los piqueteros, las dos CTA y los organismos de derechos humanos. De esta compleja y disímil trama surgirá la nueva CGT en noviembre próximo. Dicen que Daer ya estaba madurando la idea de no presentarse para otro mandato en la conducción cegetista, pero que apuró el anuncio cuando leyó en los diarios que se había endurecido ante el Gobierno porque aspiraba a ser elegido único titular de la CGT. “Esa es una operación de Barrionuevo”, se quejaron en su entorno, donde aseguraron que el titular de Sanidad quiere tener un cargo en el secretariado cegetista. Jorge Sola, candidato a encabezar la CGT ¿Puede anticiparse cómo será la CGT que nacerá dentro de 7 meses? En principio, nadie tiene en claro si seguirá el triunvirato como esquema de conducción o habrá un solo secretario general. Hay algo comprobado: el triunvirato nunca funcionó para manejar la central obrera porque nadie ha tenido la acción de oro para tomar las decisiones y siempre predominaron las diferencias, las intrigas y los individualismos. Sin embargo, sigue sin existir un dirigente con pasta de líder cuyo nombre reúna el consenso de todos. Tampoco hay un sindicato con el suficiente poder interno como para imponer su candidato a los demás. Mucho menos, un Lorenzo Miguel del siglo XXI, como aquel legendario líder metalúrgico que durante décadas ponía y sacaba ministros, legisladores y jefes de la CGT. En materia de nombres, Daer y Andrés Rodríguez serían los principales promotores del ascenso al primer plano de la CGT de Jorge Sola, líder del Sindicato del Seguro y actual secretario de Prensa cegetista. Tiene un perfil moderado y un discurso en favor del diálogo y de la búsqueda de consensos. En 2022 fue uno de los impulsores de la Conferencia Desarrollo, Producción y Trabajo, que tuvo lugar en Parque Norte con la participación de empresarios, dirigentes gremiales, economistas y expertos laborales, presentado como una suerte de Coloquio de IDEA con el sello de la CGT. Luis Barrionuevo, con Daniel Vila y su hijo Gustavo, del Sindicato de Carga y Descarga Barrionuevo ya no tendrá a Carlos Acuña como principal figura en la CGT (tiene algunos problemas de salud) y sus allegados creen que el nuevo elegido del jefe gastronómico será Daniel Vila, titular de la Unión de Trabajadores de Carga y Descarga, o incluso su hijo Gustavo, quienes acaban de ganarle a Moyano una dura batalla por el encuadramiento sindical de los empleados de Mercado Libre. Otros, en cambio, imaginan que terminará apoyando a Gerardo Martínez como único jefe de la CGT. Cerca de Barrionuevo afirmaron a Infobae que su gran candidato es el mismo de Daer: Jorge Sola. Hay otro eventual postulante a dirigir la CGT desde un triunvirato: Cristian Jerónimo, titular del Sindicato de los Empleados de la Industria del Vidrio, quien estuvo mucho tiempo codo a codo con Pablo Moyano hasta que tomó distancia de él y pasó a estar apadrinado por Gerardo Martínez, quien lo sumó a su tarea en la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Hay quienes dan por hecho que tendría el apoyo de Hugo Moyano, del líder de la UOCRA y hasta de Sergio Sasia (Unión Ferroviaria), un dialoguista de pura cepa que encabeza un sector conocido como SEMUN (Sindicatos en Marcha por la Unidad Nacional) con Guillermo Moser (Luz y Fuerza) y Guillermo Mangone (Gas). ¿Se viene un triunvirato de la CGT integrado por Sola, Vila y Jerónimo? Representaría la irrupción de una nueva generación de dirigentes en la cúpula de la CGT, pero, aun así, no hay certezas. De manera incipiente, incluso, algunos gremialistas opinan que en la nueva conducción tiene que haber una mujer. Y la rama sindical femenina ya empezó a presionar por un lugar decisivo en la futura CGT. Falta demasiado para el congreso que debe decidir quiénes la conducirán hasta 2029. Demasiado tiempo y demasiada “rosca” política. En 7 meses puede pasar de todo. Hasta que la CGT sorprenda.
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