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» Diario Cordoba
Fecha: 11/04/2025 14:43
Corren los acontecimientos a velocidad supersónica sobre las interpretaciones y bajo los fundamentos. Después de la semana sangrienta en las bolsas, con pérdidas globales superiores a los 10 billones de dólares, una pausa en el libro del apocalipsis y cierre aparente del versículo arancelario durante 90 días. El evangelio trumpista solo mantendrá las trompetas de Jericó sobre China. No del todo. Salvo a México y Canadá, se mantiene un arancel universal del 10 por ciento en los tres próximos meses. Y eso, afecta. El correctivo tenía que llegar de la deuda, que, al final, es lo que realmente importa. La deuda ahoga a la economía real cuando los déficits impiden bajar impuestos, inflación y tipos de interés. Es decir, cumplir las promesas económicas que han llevado a Trump a la Casa Blanca. De las culturales, no hablamos para no confundir las partes con el todo. Sugerir que esta crisis autoinducida por Trump y su club de aventureros ha llegado más lejos de lo previsto es un cínico ejercicio de ingenuidad. Estábamos avisados desde su primer mandato y lo lleva diciendo a las claras desde que inició el sprint de la campaña electoral del año pasado. Resolver el problema de la deuda estadounidense a base de aranceles. El negociante «neoliberal» por excelencia, convertido en el adalid del proteccionismo más rancio. ¿Hay que recordarlo? Es más, buena parte de los inversores y CEOs de los principales bancos y empresas estadounidenses que se han quedado atrapados en rojo desde el «día de la liberación», se mostraban públicamente de acuerdo con sacar de la funda el revólver arancelario para reducir la deuda abrasiva. Pero el mundo ya no es lo que era y si hay que inundar de deuda soberana USA los mercados se hace. Es una de las armas de las que dispone China. El miércoles, la tormenta que arreciaba sobre los bonos y el dólar amenazó con transformarse en dana y Trump evitó cruzar un nuevo umbral del dolor. Este, el de los mercados de bonos y divisas, muy superior al de las bolsas, geopolítica aparte. Advertía pocas horas antes el gobernador del Banco de España que revisará a la baja sus previsiones. Antes lo hizo la AIReF. Lo normal en una situación como esta. La imprevisibilidad es absoluta y mantener el optimismo planetario sobre el cohete económico español, es sencillamente ridículo. Algo debimos aprender en 2008. A las dos certezas clásicas de Franklin, la muerte y los impuestos, hay que añadirle una tercera: la incertidumbre. Lo que sabíamos, o creíamos, cambia de un día para otro. Como dicen algunos analistas, que se haya aplazado el armageddon no significa que no vayan a caer meteoritos. *Periodista
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