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» Diario Cordoba
Fecha: 10/04/2025 12:15
Es incapaz de ocultar el brillo de los ojos cuando habla de su profesión. Marc Seguí la vive con tanta pasión que su mirada dice tanto o más que sus palabras. Se intuyen el mimo y el respeto sobre el que ha cimentado su carrera. A sus 26 primaveras, el niño que soñaba con dedicarse a la música sigue viviendo en él. Es curioso porque, a pesar del éxito, con 1.000 millones de reproducciones en Tiroteo, su entusiasmo continúa intacto. De hecho, está en su mejor etapa: lleva temporadas encadenando canciones de alto vuelo que le han colocado como uno de los artistas del momento. Ahí están No queda na, Mariposas, Plaza en el cielo… “Soy una persona abierta a escuchar, trato de rodearme de los mejores”, sostiene. Este viernes presenta No tengo prisa, su segundo álbum, el más personal, en Madrid. Ni por esas se le ha subido la fama a la cabeza. Cinco años después de debutar con Si nos vamos, su popularidad no ha parado de crecer. Hasta el punto, incluso, de convertirse en uno de los nombres estrella de la industria. A este punto ha llegado por convicción pura, un trabajo de concienciación que le está dando su frutos: “Cuando lancé mi primer sencillo no tenía mánager ni nada, pero sabía que estaba en el camino adecuado. Recuerdo que, por aquel entonces, dije en el curro que iba a lanzarla y que me iría muy bien. Lo proyecté y me salió bien”. 'No tengo prisa' es el segundo cancionero de Marc Seguí. / DAVID RAW Acertó el tiro con Tiroteo, el hit que le encumbró. La tuvo guardada durante meses, hasta que decidió apostar todo a ella. “Sabía que tenía algo. Aunque empecé a escribirla con un beat de internet, rápidamente nos dimos cuenta de que merecía una producción propia. Cuando veía a mi madre bailarla una y otra vez, sentí que tenía gran potencial. Así que invertí los 6.000 euros que tenía en el banco para el videoclip y crucé los dedos. En seguida se notaron los resultados, fueron muy locos”. La gran pregunta es, si con 1.000 millones de escuchas, y subiendo, podría retirarse ya. Antes de contestar, Marc respira. Necesita repensar todo lo que le ha traído el tema. Quizá, la respuesta sea afirmativa. O no. En cualquier caso, se mantiene cauto: “Si te organizas, sí. Depende de lo que hagas con el dinero que ha entrado. Te da para vivir tranquilamente”. En plena ola, reconoce haber intentado repetir la fórmula que tantas mieles le ha regalado. Ahora bien, es de los que prefiere quitarse presión a la hora de componer. De lo contrario, corre el riesgo de traicionarse a sí mismo: “Todos los temas que han funcionado nacieron de manera natural. Si no los hiciera así, no me llenarían igual”. Una declaración de intenciones en plena era del streaming, donde se organizan sesiones de composición para crear los 15 segundos que funcionarán en TikTok. Él no es así. No autoengañarse Como Cruz Cafuné, Bejo, Don Patricio y Ptazeta, Marc también creció en una isla. Su idiosincrasia les ha influido a la hora de crear, desarrollando un carácter único. Aunque en la práctica apenas se note, les condicionó al principio: “El sentimiento que tengo por mi Mallorca natal es enorme. No vivo en Madrid por gusto, aquí haces contactos que te permiten cuidar tu proyecto. Hay una industria. En mi caso, he optado por lanzar un álbum porque quiero que se entienda mi yo actual como un todo, no troceado. Mi objetivo es vender entradas y hacer giras. Y que, cuando pasen los años, pueda mirar atrás orgulloso”. Sólo así se dará cuenta de la evolución que lleva protagonizando desde los 20: ha madurado y eso, ojo, se percibe en las letras que apuntala con precisión. No deja nada al aire. Marc Seguí presenta 'No tengo prisa' este sábado en el Movistar Arena de Madrid. / DAVID RAW Tampoco quiere saltarse fases que le correspondan por edad. En este elepé, precisamente, se ha centrado en el presente, sin mirar a un pasado y un futuro que le podrían condicionar. Busca perdurar y, para ello, la clave es no engañarse. “Hubo un tiempo en el que me desconecté de la música, no estaba cómodo con mi trayectoria. Ahora, estoy mejor: cuando llegaron las nuevas canciones, sentí que todo cobraba sentido”, relata Marc, que las presentará en distintos festivales a lo largo del verano. Mantener la ilusión La primera vez que se su subió a un escenario fue hace cuatro años, en el Atlàntida Film Fest. Desde entonces, es su hábitat natural. Un lugar donde se mueve como pez en el agua: “He vivido tantas situaciones de estrés antes de pisarlo que, hasta que no siento que todo está bien, no me calmo”. Igual de estricto es con la fama: “Lo único que me molesta es que, en ocasiones, dejo de ser yo mismo cuando noto que hay gente a mi alrededor. Me pone tenso. O que te reconozcan en sitios en los que quieres estar tranquilo. Es cierto que no tengo una exposición híper grande, agradezco estar donde estoy”. En la actualidad, Marc atesora siete millones de oyentes mensuales en Spotify. Aunque, bueno, los datos no le obsesionan: sabe que el trabajo está bien hecho y eso, por el momento, le basta. Marc Seguí, en el barrio de Arganzuela en Madrid. / DAVID RAW “Si estás en un momento dulce, es fácil mantenerse motivado. Cualquier carrera es como un serrucho, con subidas y bajadas. A veces, la cabeza te puede jugar una mala pasada. Pero las cosas van saliendo poco a poco. Mi consejo es tener una línea constante siempre. Soy partidario de que la música son buenas ideas, no buenos cantantes. Se trata de adaptarse a los tiempos”, concluye. ¿Su recomendación? “Bad Gyal. Es una tía con ideazas. Durísima”.
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