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Parana » Vorterix
Fecha: 08/04/2025 04:13
Los últimos datos del Indec muestran un panorama ambivalente: si bien la pobreza y el desempleo bajaron significativamente respecto de períodos anteriores, la distribución del ingreso sigue mostrando una desigualdad marcada. El índice Gini, que mide dicha brecha, mejoró respecto a 2024 pero se mantiene lejos del ideal de una sociedad equitativa. En paralelo, el imaginario de una Argentina integrada por una clase media sólida se debilita. Los indicadores recientes reflejan que la pobreza bajó del 53% al 38% en apenas seis meses, con proyecciones que la ubican en 35% para este primer trimestre. El desempleo, por su parte, se redujo a un 6,4%, una cifra alentadora en comparación con los picos históricos. Sin embargo, estas mejoras no alcanzan para reconstruir el entramado social perdido: el consumo, la calidad de vida y la educación se perciben por debajo de décadas pasadas. Estudios cualitativos realizados en los últimos meses describen una pirámide social cada vez más fracturada. La clase alta se siente a salvo, la media alta sobrevive con ajustes y la media baja, al igual que los sectores populares, vive al límite. El ideal de bienestar ligado al consumo se ve cada vez más restringido, generando frustración, temor e incertidumbre en gran parte de la población. A futuro, el país podría tener una oportunidad con el crecimiento de sectores como el energético, la minería o la economía del conocimiento. Pero el desafío inmediato es cómo llegar a ese horizonte sin profundizar la fragmentación. La gran pregunta que se abre, entonces, no es sólo económica: ¿podremos reconstruir una sociedad más integrada donde la clase media recupere su lugar central, o seremos una nación más rica pero más desigual?
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