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» Comercio y Justicia
Fecha: 07/04/2025 19:02
En un contexto donde las mascotas se han convertido en nuevos miembros del hogar, la cooperativa santafesina Guillermo Lehmann decidió subirse a la ola de negocio que avanza junto a los nuevos hábitos familiares, y lo hizo con una inversión millonaria. Recientemente, la entidad inauguró una moderna planta destinada a la producción de alimento balanceado para perros y gatos en la localidad de San Jorge, provincia de Santa Fe, con un desembolso de 6 millones de dólares. Un movimiento que no sólo refleja la solidez del sector cooperativo en el país, sino también el crecimiento exponencial del mercado de las mascotas, un segmento que mueve cifras multimillonarias y no muestra signos de desaceleración. La nueva planta, que abarca 4.500 metros cuadrados, está equipada con tecnología de punta y tiene una capacidad inicial de producción de 1.000 toneladas mensuales de alimento balanceado. Según informó la cooperativa a la prensa especializada, el objetivo es claro: posicionarse como un jugador clave en un mercado que, en Argentina, factura anualmente más de 660 millones de pesos sólo en alimentos, vacunas y servicios básicos, según datos históricos de la Cámara Argentina de Empresas de Nutrición Animal (Caena). Aunque las proyecciones actuales sugieren que estas cifras han crecido significativamente en los últimos años, impulsadas por la “humanización” de las mascotas y el aumento del gasto promedio por hogar en sus cuidados. El presidente de la cooperativa, Gerardo Baino, destacó durante la inauguración que esta inversión responde a una tendencia global. “Las mascotas ya no son solo animales de compañía, son parte de la familia. Eso nos motivó a entrar de lleno en este negocio, con un producto de calidad que cumpla con las expectativas de los consumidores”, afirmó. La planta, además, generó 40 nuevos puestos de trabajo directos en San Jorge, fortaleciendo la economía local y consolidando el modelo cooperativo como un motor de desarrollo regional. Un mercado en auge El ingreso de Guillermo Lehmann al negocio de las mascotas no es un hecho aislado. En Argentina, el sector ha experimentado un crecimiento sostenido en la última década, y la pandemia de 2020 aceleró esta tendencia. Según un informe de Euromonitor Internacional, el gasto en productos y servicios para mascotas en América Latina superará los 10.000 millones de dólares en 2025, con la Argentina como uno de los mercados más dinámicos de la región. En el país, se estima que hay alrededor de 9 millones de perros y 3,5 millones de gatos, lo que equivale a una mascota por cada tres habitantes, una proporción que evidencia la relevancia cultural y económica del fenómeno. Este boom también se refleja en la diversificación de la oferta. Más allá del alimento balanceado, que sigue siendo el corazón del mercado, han surgido servicios como peluquerías caninas, paseadores, seguros médicos y hasta hoteles pet-friendly. Un artículo de La Nación de 2008 ya advertía sobre esta tendencia, cuando el mercado movía 660 millones de pesos anuales; hoy, expertos consultados por la agencia Forbes proyectan que, ajustado a la inflación y al crecimiento del sector, esa cifra podría superar los 3.000 millones de pesos en el país, alineándose con patrones de consumo observados en países vecinos. Competencia y desafíos La apuesta de Guillermo Lehmann llega en un momento de alta competencia. Gigantes como Nestlé (con su marca Purina) y Mars (Pedigree, Whiskas) dominan el mercado global de alimentos para mascotas, mientras que en el ámbito local, empresas como Vitalcan y Centro Pet han consolidado su presencia con estrategias que combinan calidad y accesibilidad. En ese contexto, el enfoque cooperativo podría ser un diferencial. “Nuestra lógica no es solo el lucro, sino también el beneficio para nuestros asociados y la comunidad”, explicó Baino, subrayando que la cooperativa buscará precios competitivos sin sacrificar estándares. Claro que el camino no está exento de desafíos. La inflación persistente en el país, que en 2025 sigue siendo un dolor de cabeza para productores y consumidores, podría presionar los costos de materias primas como el maíz y la soja, esenciales para el alimento balanceado. A esto se suma la logística: llegar a los grandes centros urbanos como Buenos Aires, Córdoba y Rosario desde San Jorge implicará una red de distribución eficiente, un aspecto que la cooperativa ya está trabajando con socios estratégicos. Mirando al futuro Con esta inversión, Guillermo Lehmann busca abastecer el mercado interno pero también explorar oportunidades de exportación a países del Mercosur, como Brasil y Uruguay, donde el consumo de productos para mascotas también está en alza. La planta de San Jorge está diseñada para escalar su producción hasta las 2.000 toneladas mensuales en los próximos dos años, un objetivo ambicioso que dependerá de la aceptación de su marca en el mercado. En definitiva, la incursión de esta cooperativa santafesina en el negocio de las mascotas es un reflejo de cómo el amor por los animales se traduce en oportunidades económicas concretas. En un país donde los perros y gatos son “hijos peludos” para millones de personas, el sector promete seguir creciendo. Y Guillermo Lehmann parece haber a tiempo para reclamar su lugar en esta lucrativa mesa.
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