08/04/2025 10:45
08/04/2025 10:45
08/04/2025 10:45
08/04/2025 10:44
08/04/2025 10:43
08/04/2025 10:43
08/04/2025 10:41
08/04/2025 10:41
08/04/2025 10:41
08/04/2025 10:41
» Misionesopina
Fecha: 06/04/2025 10:00
Por Laura Caulo-Federico Belich* En el segundo semestre de 2024, los indicadores socioeconómicos mostraron avances significativos en la lucha contra la pobreza en Argentina respecto a la primera mitad del año. Factores como la disminución sostenida de la inflación, la recuperación del nivel de actividad económica y el incremento real de la Asignación Universal por Hijo (AUH) han contribuido de manera decisiva a mejorar las condiciones de vida de la población. Según las estimaciones del INDEC, los niveles de pobreza se han reducido considerablemente, luego del cimbronazo producido ante las correcciones realizadas al inicio de gestión. La cifra oficial proyecta una incidencia del 38,1% de pobreza y del 8,2% de indigencia sobre la población total. En términos concretos, cerca de 18 millones de ciudadanos se encuentran atrapados en la pobreza, mientras que 3,9 millones están sumidos en la indigencia. Esto evidencia una fuerte caída respecto al primer semestre del año cuando la tasa de pobreza se situó en el 52,9% de la población y la tasa de indigencia en 18,1%. En términos absolutos, esto implica que, en la segunda mitad de 2024, casi 7 millones de argentinos lograron salir de la pobreza. Laura Caullo Esta reducción sugiere que las medidas adoptadas han contribuido a mejorar el poder adquisitivo de los sectores más vulnerables. La gestión actual ha puesto el foco en la estabilización económica a través de la eliminación del déficit fiscal, una estrategia que, si bien inicialmente generó incertidumbre, hoy muestra resultados en términos de recuperación económica y reducción de la pobreza. Un aspecto importante ha sido la eliminación de intermediarios en la administración de los programas sociales, junto con el significativo incremento de la Asignación Universal por Hijo (AUH), muy por encima de la inflación. Sin embargo, este aumento ha generado una distorsión preocupante: la AUH ha superado el monto de la asignación familiar que perciben los trabajadores registrados, lo que introduce un desincentivo adicional a la formalización del empleo. Diez años de un “piso” de pobreza elevado y estructural A pesar de la mejora reciente, los niveles de pobreza e indigencia siguen siendo elevados. En la última década, la pobreza se ha mantenido en un promedio del 35%, reflejando un entramado estructural complejo que ha dejado más de 3 de cada 10 argentinos en esta situación. La indigencia, por su parte, continúa siendo un desafío aún mayor, manteniéndose en niveles similares al promedio histórico del período. Evolución dispar de los ingresos reales según origen El análisis de la evolución de los ingresos entre diciembre de 2023 y diciembre de 2024 muestra que estos han crecido por encima de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) y la Canasta Básica Total (CBT), reflejando una mejora en el poder adquisitivo de los hogares. Sin embargo, al observar la variación por tipo de ingreso, se evidencia una dinámica heterogénea: mientras que el haber mínimo con bono creció apenas por encima de la CBT (105%), los ingresos informales aumentaron un 197%, y la Asignación Universal por Hijo (AUH) tuvo un incremento notable del 351%. Esta disparidad sugiere que la recomposición de ingresos no ha sido uniforme y que el refuerzo a las transferencias monetarias tuvo un peso significativo en la mejora de niños y jóvenes. No obstante, el enfoque monetario de la pobreza presenta limitaciones, ya que no captura la volatilidad de los ingresos ni otras dimensiones como el acceso a salud, educación o vivienda. Infancia: El grupo etario más vulnerable a la pobreza El análisis de la pobreza por rango etario admite al menos dos reflexiones, especialmente en relación a los niños y adultos mayores. La niñez enfrenta la situación más crítica: un 51,9% de los niños es pobre y un 11,5% indigente, lo que implica que uno de cada 10 niños no tiene garantizada su alimentación básica. En el otro extremo, los adultos mayores presentan la menor tasa de pobreza (16%). Esto implica que la probabilidad de ser pobre es más de tres veces mayor para un niño que para un adulto mayor (51,9% vs 16%), subrayando dónde se concentran las mayores urgencias. Generación de empleo y reformas estructurales imperiosas para la reducción de la pobreza El trabajo es la principal fuente de ingresos en los hogares argentinos: según los últimos datos de 2024, el 77,5% de los ingresos de los hogares urbanos proviene del empleo. Sin embargo, la pobreza sigue afectando con mayor intensidad a aquellos hogares cuyo jefe de familia está desempleado o trabaja en la informalidad, lo que limita sus oportunidades de progreso y seguridad económica. Para reducir la pobreza de manera sostenida, es imprescindible dinamizar el mercado laboral y promover la creación de empleo formal. Esto requiere modernizar la regulación económica, reducir las trabas a la contratación, fomentar la inversión en sectores con capacidad de generar empleo de calidad. Sin embargo, el desafío no es solo laboral, sino también educativo. La mejora del empleo demanda una transformación profunda del sistema educativo, garantizando que todos los jóvenes finalicen el nivel secundario con altos estándares de calidad. Es clave avanzar hacia un modelo de educación orientado al trabajo, en el que la formación técnica y profesional brinde herramientas concretas para la inserción laboral. Superar la pobreza no se logra únicamente con mejoras coyunturales en los ingresos, sino con políticas sostenibles que garanticen oportunidades reales de progreso. La generación de empleo y la educación deben ser los pilares de una estrategia de desarrollo social a largo plazo, que permita a más personas acceder a empleos de calidad y consolidar un sendero de movilidad social ascendente. *Responsables de la Sección Social Laboral de la Fundación Mediterránea
Ver noticia original