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» Diario Cordoba
Fecha: 01/04/2025 07:23
La palabra «influencer», hoy tan de moda, bien podría aplicarse a la figura de fray Ricardo de Córdoba, al que no le hizo falta las redes sociales para ser un auténtico «influencer» en el mundo de las cofradías. De todos es sabido como desde distintos puntos de la geografía andaluza llegaban cofrades a la plaza de Capuchinos para pedirle algún dibujo, asesoramiento sobre algún proyecto o que les recomendara algún artista para realizar el patrimonio artístico de la cofradía. Nos encontramos en el principio de los setenta, en la bisagra de lo que se ha llamado la «revolución estética» de la Semana Santa cordobesa, que llega paralelamente al impulso de la gran cantidad de jóvenes que se acercan a las cofradías, así como por parte de la fundación o restitución de nuevas hermandades que por esa década se incorporan a la Semana Santa. Coronación diocesana de la Virgen de la Concepción. / CÓRDOBA Es aquí cuando la gran mayoría de las hermandades de Córdoba acuden a un jovencísimo fray Ricardo, contagiadas de la importante evolución estética que en los años 70 afecta a todas las artes de la Semana Santa: imaginería, bordado, orfebrería etc. Será en este momento cuando empiezan a entrar en la ciudad de la mano del recordado capuchino bordadores, orfebres y, sobre todo, imagineros de Sevilla que aportan un nuevo aire a la imaginería procesional de la ciudad con un concepto nuevo que rápidamente caló en los cofrades del momento. Córdoba aún no le ha agradecido como se debe a fray Ricardo el trabajo y dedicación que llevó a cabo entre los años 70 y 90 para que la ciudad tuviera una Semana Santa de altura Así, llegó a Córdoba un joven Luis Álvarez Duarte, amigo personal de fray Ricardo, que dejará en la ciudad la Virgen del Rosario en sus misterios dolorosos (1973), titular de la hermandad de la Expiración, imagen que marcó un antes y un después en la imaginería procesional de la ciudad. Tras el éxito de la Virgen del Rosario, de este mismo imaginero, llegaría la Virgen de la Soledad (1975), Desconsuelo (1977), Encarnación (1980), y cómo no, su Reina de los Ángeles en sus misterios dolorosos y San Juan (1980). Fray Ricardo, junto a un grupo de cofrades de la Expiración en uno de los primeros besamanos a la Virgen del Rosario. / CÓRDOBA No menos interesante fue la aportación que hizo Francisco Buiza con imágenes como la Virgen de la Merced (1976), el imponente Jesús de la Coronación de Espinas (1978) o la Virgen de los Dolores de Alcolea (1981), después llegaría Antonio Eslava con Jesús de la Sangre (1978) y la Virgen de los Desamparados (1973) o Juan Ventura con la Virgen de la Estrella (1986) o la Virgen de la Concepción (1987). Pero sin duda por lo que fray Ricardo pasará a la historia del arte cofrade es por su producción como diseñador para cofradías. Son innumerables las piezas salidas de sus manos, cuyos diseños guardaba celosamente en distintas ubicaciones. «Tengo rollos y rollos almacenados en distintos sitios, que tendría que buscar tiempo para reducir y archivar...» decía en una entrevista en Diario CÓRDOBA. Y es que desde que en 1974 la hermandad de la Expiración le confía el diseño del palio de la Virgen del Rosario, fueron cientos los dibujos que realizó para cofradías de toda Andalucía, especialmente para Córdoba. Fray Ricardo, junto a la Virgen de la Merced. / CÓRDOBA En este sentido, en los primeros años de 1980, la mayoría de las cofradías cordobesas acometen algún proyecto salido de las manos de fray Ricardo, unos de nueva creación y otros para cambiar obras existentes muy alejadas del nuevo rumbo que por estas fechas comenzó a experimentar la Semana Santa de la ciudad, dejándonos piezas como el palio de la Virgen de la Encarnación, el palio de la Virgen de la Merced, el manto de la Viren de la Paz o el original manto de su Virgen de los Ángeles. La figura de fray Ricardo de Córdoba siempre ha estado ligada al arte, como el mismo recordaba en alguna entrevista a Diario CÓRDOBA: «Desde niño jugaba con los lápices de colores recreando pasos e imaginando enseres para cofradías». Un juego infantil que con el paso del tiempo se haría realidad. A lo largo de su vida fue forjando una trayectoria en el mundo del arte que se puede dividir fácilmente en tres etapas: pintor, diseñador para cofradías, y mecenas de jóvenes artistas, que gracias a nuestro más popular «influencer» cofrade lograron llegar a Córdoba, donde su Semana Santa comenzaba a emerger. Suscríbete para seguir leyendo
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