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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 30/03/2025 02:52
El presidente Javier Milei se reunirá, a fines de abril o principios de mayo, con Donald Trump en la Casa Blanca La semana que comienza será decisiva en la política arancelaria del presidente de EEUU, Donald Trump, que tiene al mundo en vilo y podría tener impacto en Argentina. El martes 1 de abril se conocerán estudios y análisis de los distintos departamentos (ministerios) del gobierno norteamericano en el marco de la consigna America First (que en el inglés americano significa “Estados Unidos primero”). Y el miércoles 2, suerte de “Día D”, que Trump bautizó como Liberation Day, se difundirá un amplio paquete de medidas arancelarias que se sumarán a las que ya había anticipado el jefe de la Casa Blanca. Algunas medidas, como los aranceles del 25% a la importación de acero y aluminio, que afecta a la Argentina, ya entraron en vigor. Otras, como la tarifa del 25% sobre el ingreso a EEUU de autos fabricados en el exterior (y posiblemente también para autopartes), empezarán a regir el jueves 3 de abril. La incertidumbre en torno de la política comercial alcanza el nivel más elevado de los últimos 50 años (The Economist) Lo que se anuncie será importante para una economía mundial en ascuas. Según un índice de la Reserva Federal (Banco Central) de EEUU, citado por The Economist, la incertidumbre en torno de la política comercial alcanza el nivel más elevado de los últimos 50 años. El propio presidente de la Fed, Jerome Powell, la definió como “remarcablemente alta”. Competencia estratégica En buena medida, el entusiasmo de Trump por los aranceles (tariffs, que en su campaña definió como “la palabra más hermosa del diccionario”) se vincula con la competencia económica, geopolítica de EEUU con China. Un reciente estudio de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA) le asigna datos concretos a esa competencia estratégica, en la que entre 2000 (año previo a la accesión de China a la Organización Mundial del Comercio, OMC) y 2024 EEUU perdió la primacía que tenía como principal socio comercial en gran parte del mundo. El mapamundi comercial fue virando del azul, que identifica a EEUU, al rojo, de China. Además, el gigante asiático se posicionó como uno de los nodos de 3 de los 5 principales flujos comerciales del mundo, incluido el que mantiene con EEUU. Trump quiere recuperar la centralidad de EEUU tanto a nivel comercial como estratégico, algo que se refleja en el acuerdo que busca imponer a Ucrania para extraer y disponer de minerales críticos y “tierras raras”, en la operación del Canal de Panamá, en la fabricación de rompehielos pero también de buques comerciales marítimos (EEUU tiene actualmente 185, contra 5.500 de China, precisó Rana Foroohar, columnista del Financial Times), y en la presión sobre Groenlandia y Canadá. Se considera probable que las medidas de Trump apunten particularmente a los países con los que EEUU tiene sus mayores déficits comerciales bilaterales. Esto es, China, la Unión Europea (como bloque), México, Canadá, Vietnam, Irlanda, Taiwán, Japón y Corea del Sur. La Argentina parece, en ese sentido, fuera de peligro. En ese contexto, el presidente argentino, Javier Milei, se reunirá, a fines de abril o principios de mayo, con Trump en la Casa Blanca. El 22 de febrero pasado, en su discurso ante el Comité de Acción Política Conservadora, suerte de lobby político doméstico e internacional del trumpismo, Milei dijo que la Argentina “quiere ser el primer país del mundo en sumarse a este acuerdo de reciprocidad que pide la administración Trump en materia comercial”. Y remató: “de hecho, si no estuviéramos restringidos por el Mercosur, Argentina estaría trabajando en un nuevo acuerdo de comercio con Estados Unidos”.´ Casi 80% de las ventas argentinas a EEUU paga cero o menos del 1% de arancel. No hay allí un “problema arancelario” (CERA) ¿Qué tan viables son esos acuerdos? En la presentación del estudio de CERA, su presidente, Fernando Landa, y la directora del Instituto de Estrategia Internacional de la entidad, Sofía Mantilla, explicaron que un Tratado de Libre Comercio con EEUU podría ser algo positivo, pero recordaron que el 58,3% de las exportaciones de Argentina a ese país ya ingresa con arancel cero y que el 20,4% lo hace con un arancel del 1%. Es decir, casi el 80% de las ventas argentinas a EEUU paga cero o menos del 1%. Si se agregan las exportaciones que pagan hasta 4% de arancel, la proporción supera el 90%. No hay allí un “problema arancelario”. Más aún, si se toman las exportaciones totales de la Argentina al mundo, un 65% se realizan por fuera de acuerdos comerciales, al amparo de la cláusula de “Nación Más Favorecida” de la Organización Mundial del Comercio (OMC), según la cual ningún país puede aplicarle a otro aranceles diferentes a los que cobra a los demás, salvo a aquellos con los que tenga acuerdos de libre comercio o similares. Este principio, de trato igualitario, es el sustento del actual régimen multilateral de comercio que Trump podría dinamitar con su concepto de “aranceles recíprocos”, que nadie tiene aún en claro exactamente cómo se aplicarían. Aranceles recíprocos Si se tratara de reciprocidad o igualdad en el arancel promedio, la Argentina debería reducir un 60% los aranceles que aplica a la importación de bienes desde EEUU, calculó un informe de Maximiliano Gutiérrez, economista del Ieral de la Fundación Mediterránea. Pero no está dicho que será así. Landa, de CERA, dijo que EEUU podría aplicar el concepto de reciprocidad entre diferentes rubros, según su análisis y conveniencia, lo que convertiría a los “aranceles recíprocos” en una herramienta imprevisible. De todos modos, las principales limitaciones a la producción argentina en EEUU son las “barreras no arancelarias”, como las “medidas antidumping” y “cargos compensatorios” (150% entre ambas) que dejaron al biodiesel argentino fuera del mercado norteamericano, el cupo de 6.800 toneladas a las exportaciones lácteas, el de 43.900 toneladas al maní, el de 3.650 toneladas a la pasta de maní y el de 40.400 toneladas al mosto de uva. Argentina tiene ante la OMC un reclamo por el trato de EEUU a los tubos sin costura argentinos También pesan los “acuerdos de precios mínimos” al jugo de limón, la cuota de 43.000 toneladas al azúcar, la de 10.750 toneladas a la “miel fresca” y las objeciones por la “mosca de la fruta” a la colocación de cítricos argentinos. De hecho, Argentina tiene ante la OMC un reclamo por el trato de EEUU a los tubos sin costura argentinos, más precisamente de Techint. Patrones del comercio exterior argentino A nivel global, del 65% de las exportaciones argentinas que se realizan fuera de acuerdos comerciales, en función de reglas multilaterales, los Productos Primarios y las Manufacturas de Origen Agropecuario explican el 72% y en 2024 el principal destino fue la Unión Europea, seguida por países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), como Vietnam, Malasia e Indonesia. Recién después aparecen EEUU, China y la India. En cambio, de 35% de las ventas hechas bajo acuerdos comerciales, las Manufacturas de Origen Industrial representan la mitad del valor. “El Mercosur totaliza 61% de las exportaciones argentinas bajo acuerdo y un 22% de las exportaciones totales. Brasil explica prácticamente todas las exportaciones argentinas al Mercosur, que duplican las exportaciones a EEUU”, precisa el estudio de CERA. Además, la proporción de bienes industriales en las ventas argentinas a Brasil (buena parte, comercio automotor) duplica la proporción de ese tipo de bienes en las exportaciones argentinas a EEUU, cuya magnitud global es a su vez la mitad”. Mercosur y Unión Europea Otro aspecto a tener en cuenta es el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. “Varios países están dejando de ver a EEUU como un socio confiable, en especial en lo comercial. Y la UE no es la excepción. Esto abre una oportunidad para acelerar la firma y puesta en vigor del acuerdo de la asociación estratégica Mercosur–UE. Es cierto que varios países, como Francia, se vienen resistiendo, pero el contexto externo empieza a presionarlos para que cedan”, dijo Eugenio Marí, economista jefe de Libertad y Progreso, en un reciente evento sobre el tema auspiciado por la Friedrich Naumann, una fundación del liberalismo alemán. “Para Argentina el escenario es potencialmente positivo a dos bandas. Por un lado, la UE tiene apetito por diversificar sus socios comerciales internacionales, abriendo la puerta a firmar el acuerdo de libre comercio más importante del Mercosur. Por otro, el presidente Milei habló de la posibilidad, por ahora poco clara, de aprovechar el acercamiento de política exterior con Occidente para negociar un acuerdo con EEUU. Ambas opciones son complementarias entre sí, y vienen a atacar uno de los grandes males que ha tenido Argentina en las últimas décadas: estar entre las economías más cerradas del mundo”, fundamentó Marí. Los entonces presidentes de países del Mercosur y Úrsula von der Leyen, presidente de la Comisión Europea, en la reunión del G20 en Brasil Foto tomada el 6 de diciembre de 2024/REUTERS/Mariana Greif En sus conclusiones, el estudio de CERA refiere un contexto internacional incierto, de final abierto y dependiente de la disputa entre potencias globales. El foco de EEUU, dijo Landa, son China, la Unión Europea, sus vecinos Canadá y México y la India, no la Argentina, que de hecho le ha provisto una larga serie de superávits bilaterales. Incluso en 2024, año en el que según los datos del Indec, Argentina registró un leve saldo a su favor. Argentina es un actor no significativo que debe salir de su posición de Stand-Alone. Con cautela puede ganar espacio en la turbulencia y como un aliado estratégico de EEUU en América del Sur “Argentina es un actor no significativo que debe salir de su posición de Stand-Alone. Con cautela puede ganar espacio en la turbulencia y como un aliado estratégico de EEUU en América del Sur. Las exportaciones argentinas tienen un piso consolidado, pero cuesta avanzar. Ha logrado ingresar en los mercados agroindustriales a pesar de los altos niveles de protección (a partir de cuotas, productos diferenciales, etc.) y consiguió cierta integración regional en algunas cadenas industriales, pero no debiéramos plantearnos un mejor acceso a EEUU a costa de perder preferencias en el mercado regional, especialmente en Brasil. El costo de salir del Mercosur es perder los acuerdos comerciales logrados (símil Brexit), incluyendo eventualmente el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur", dice el estudio de CERA. Y agrega: “con EEUU se puede trabajar una agenda de cooperación económica que no colisione con el Mercosur, profundizar acuerdos sectoriales en materia de inversión, regularizar la remisión de utilidades, atraer nuevas inversiones a partir del RIGI, implementar algo similar para inversiones de escala más reducida, insistir con la solución de los problemas no arancelarios e insistir en la restitución del Sistema Generalizado de Preferencias (SGP)”. Este último es un mecanismo por el cual algunos países desarrollados, como EEUU, pueden aplicar a naciones en desarrollo exenciones o preferencias que no están obligados a extender al sistema multilateral. Minerales críticos Otro modelo posible de involucramiento argentino con EEUU es el Acuerdo sobre Seguridad en Minerales Críticos, en el que Washington ya se asoció con Australia, Canadá, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, India, Italia, Japón, Noruega, Corea del Sur, Suecia, Reino Unido y la Unión Europea y en el que la Argentina integra un “Foro” de observadores junto al Congo, República Dominicana, Ecuador, Groenlandia, Kazajistán, México, Namibia, Perú, Filipinas, Serbia, Turquía, Ucrania, Uzbekistán y Zambia. Las principales limitaciones a la inserción internacional y la cuota de exportaciones argentinas en el comercio mundial son por (de)mérito propio más que por restricciones ajenas. En cualquier caso, las principales limitaciones a la inserción internacional y la cuota de exportaciones argentinas en el comercio mundial responden más a factores internos que externos. El estudio de CERA precisa, por caso que en exportaciones por el sistema multilateral la Argentina pasó del 2,78% en 1948 al 0,28% en 2023, y de las exportaciones bajo acuerdo explica apenas el 0,49% del total mundial. Las negociaciones internacionales ayudan, pero también es cuestión de mirarse al espejo, dijo Landa. Resolver problemas de logística, infraestructura, una carga tributaria que penaliza los encadenamientos productivos y el agregado de valor, y falta de financiamiento. En síntesis, una “agenda de competitividad” para reducir el llamado “costo argentino”.
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