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  • El padre del teletrabajo

    » Comercio y Justicia

    Fecha: 28/03/2025 07:38

    Por Luis R. Carranza Torres “Trabajo a distancia que se realiza mediante el uso exclusivo o prevalente de medios y sistemas informáticos, telemáticos y de telecomunicación”; así define el teletrabajo el Diccionario Panhispánico del Español Jurídico. Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT), es la forma de trabajo que se realiza en una ubicación alejada de una oficina central o de instalaciones de producción, separado el trabajador del contacto personal con colegas de trabajo que estén en esa oficina pero enlazado por alguna tecnología de la información y la comunicación. A pesar de que pueda parecer un modelo laboral de reciente creación, el teletrabajo cuenta con largos años de historia. Su creador no fue un abogado ni un economista sino un físico e ingeniero espacial: Jack Nilles. Nilles nació y creció en Evanston (Illinois, EEUU) estudió física e ingeniería en la Universidad de Lawrence en Wisconsin, la Universidad Estatal de Ohio y la UCLA. Su carrera profesional inició como oficial de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en el Laboratorio de Reconocimiento Aéreo del Centro de Desarrollo Aéreo Wright, en Ohio. Tras dejar el servicio activo, continuó sus actividades dirigiendo el diseño preliminar de naves espaciales de teledetección para la Fuerza Aérea de los Estados Unidos y la NASA. Fue consultor del Consejo Asesor Científico de los presidentes Kennedy y Johnson, de la Fundación Nacional de la Ciencia y de otros departamentos federales. También dirigió el proyecto de diseño preliminar del Centro de Datos EROS, que brinda información de teledetección al público general. “A finales de los años 50 y 60, era básicamente un científico espacial, diseñando satélites de reconocimiento, principalmente”, dijo Nilles en una nota a Ed Berthiaume en el año 2020 para el portal de noticias sobre ex alumnos de la Universidad de Lawrence. “La mayor parte es material altamente clasificado”. Luego, a inicios de la década de 1970, cuando Nilles pasó de científico espacial a director de investigación interdisciplinaria en la Universidad del Sur de California. Ya por entonces, tenía en mente la idea del trabajo remoto. Viviendo a diario la notoria congestión vehicular de Los Ángeles, su nocivo impacto en cuanto a la contaminación atmosférica y otros problemas emergentes del sector del petróleo y el gas por la época, se planteó la idea de que los empleados de oficina no necesitaran ir a las oficinas. “La mayor parte del tráfico era gente que iba de casa al trabajo y de vuelta. Y gran parte de ese tráfico era gente que iba a sus oficinas, no a fábricas u otros lugares de trabajo donde tenían que estar presentes. Al llegar a la oficina, llamaban por teléfono y hablaban con alguien en otro lugar. Me pregunté: ‘¿Por qué no lo hacen desde casa desde el principio?’. Esto fue alrededor de 1970”, dijo en dicha entrevista. A partir de 1972, Nilles puso a prueba su idea con un equipo interdisciplinario de académicos, apoyado por una compañía nacional de seguros que sería el sujeto del estudio. Los resultados, tras nueve meses de observación, fueron un aumento en la productividad laboral y un descenso de los costos de la atención médica, así como los de infraestructura. Sin embargo, a pesar de tales resultados, la resistencia fue fortísima. Se luchaba contra una costumbre, de siglos, de ir a otro lugar para trabajar. En 1976, publicó el libro The telecommunications-transportation tradeoff, donde planteó la pregunta de oro: “¿Pueden las telecomunicaciones y las tecnologías informáticas sustituir una parte del tráfico urbano?”. El libro fue actualizado y reimpreso en 2007. En su planteo inicial, Jack se centró más en oficinas satélite que en oficinas en casa, considerando a la congestión vehicular y la expansión urbana asociada, no como un problema de transporte sino de comunicación. Pero luego se expandió a un nivel más general en cuanto a los lugares. Acuñó el término “teletrabajo” , escribiendo cinco libros en total al respecto y, en 1980, cofundó con su esposa, Laila, la consultora de gestión JALA International para desarrollo de buenas prácticas de teletrabajo. En el año 2020, la pandemia del covid-19 lanzó con la fuerza de la necesidad el concepto a nivel global. Conforme el portal de noticias de la OIT en la sección “#MiFuturoDelTrabajo” del 6 de julio de 2021 se consignaba: “El teletrabajo irrumpió en los mercados laborales de América Latina y el Caribe como una manera de enfrentar las consecuencias de la pandemia covid-19, permitiendo la continuidad de actividades en algunos sectores en el contexto de una caída devastadora de la actividad económica, con pérdida de empleo, caída de los ingresos y cierre de empresas”. En tal sentido: “Las estimaciones preliminares de la OIT indican que, en el peor momento de la crisis, en el segundo trimestre de 2020, unos 23 millones de personas transitaron hacia el teletrabajo en la región. Al igual que en otros lugares del mundo, esta modalidad surgió como un mecanismo para garantizar la continuidad de ciertas actividades económicas y, con ello, de la relación laboral”. Desde el derecho, había países que ya contaban con la regulación de esta modalidad laboral, como por caso Colombia (2008), Perú (2013), Brasil (2017) o Costa Rica (2019), pero como es de prever, la pandemia aceleró su regulación dictándose normas ese año 2020 en Chile, Panamá, El Salvador y también en nuestro país con el dictado de la ley nacional Nº 27555. Paraguay, Uruguay y España lo hicieron al siguiente año. Para entonces, la idea devenida en experimento era ya una modalidad laboral consagrada. Una, además, que todavía no ha acabado de completar su trayectoria, pródiga de potencialidades.

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