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  • ¿Cómo saber cuándo es momento de cambiar tus zapatillas?

    Gualeguaychu » Reporte2820

    Fecha: 28/03/2025 03:36

    Las zapatillas son esenciales en el día a día, pues tienen una importante cuota de responsabilidad en el desempeño al caminar largas distancias, ejercitarse o simplemente a modo de calzado casual. No obstante, el tiempo y uso recurrente afecta sus propiedades de tracción, amortiguación y soporte, restándole confort y salud a los pies. En muchas oportunidades continuamos utilizando el mismo par sin darnos cuenta de que carecen de un alto nivel de protección, generando molestias, dolores y puede que lesiones. Por eso, saber cuál es el momento perfecto para reemplazar las zapatillas es vital para evitar potenciales problemas en las articulaciones y mejorar los entrenamientos y caminatas. Si bien es imposible determinar concretamente la longevidad de las zapatillas, se estima que un par deportivo puede durar entre 500 y 800 kilómetros, mientras que uno casual va de los 6 meses a 2 años dependiendo de la frecuencia de uso y mantenimiento dado. Factores como el peso del usuario y tipo de superficie repercuten considerablemente en el desgaste. Sumado a eso, la tecnología de amortiguación y el material juegan un rol determinante en la durabilidad. Las zapatillas Falcon, Adidas, Nike, etc. con espuma EVA se comprimen a mayor velocidad, mientras que los ejemplares con tecnologías como gel o Boost terminan siendo más resistentes. Aunque la estructura externa parezca en perfectas condiciones, el interior puede verse deteriorado con el paso del tiempo, disminuyendo el soporte e incrementando el riesgo de lesiones. Suela desgastada y pérdida de tracción Una de las muestras más claras de desgaste se da en la suela. Con el transcurso de los usos, el dibujo original se va difuminando, perdiendo casi la totalidad del agarre y, en consecuencia, maximizando el riesgo de un resbalón en terrenos lisos o bastante húmedos. Cuando un sector de la suela está más desgastado que el resto, el patrón de pisada desigual afecta la alineación corporal y provoca molestias articulares. Grietas o separación de la entresuela La entresuela es una de las grandes responsables de la absorción de impactos y amortiguación. El uso constante hace que el material se degrada, perdiendo su efectividad y elasticidad. Al apreciar grietas en los laterales o separación entre la suela y entresuela, eso significa que la zapatilla carece de amortiguación. En ciertos casos, es posible que esta se sienta extremadamente rígida al correr o caminar, indicando que la espuma interna se comprimió y no da el soporte necesario para tales actividades. Deterioro en la parte superior y costuras abiertas Si el material del upper tiene agujeros, costuras sueltas o desgarros, esa es una de las señales más notorias de desgaste. Dichos daños no solo perjudican la estética de las zapatillas, sino que también comprometen la estabilidad y sujeción del pie, lo que incrementa el riesgo de sufrir lesiones varias. El calzado con tejido debilitado carece de un buen nivel de soporte, dando incomodidad al efectuar actividades deportivas y caminar. Pérdida de amortiguación y soporte La amortiguación tiene un rol determinante en términos de confort y prevención de lesiones, disminuyendo la presión articular. Si luego de un tiempo el calzado carece de la sensación de suavidad original o los impactos se sienten directos, es una clara señal de que la amortiguación ya no dispone de vida útil. La estabilidad lateral y el soporte del arco son afectados por el desgaste. Cuando el calzado pierde estructura, el pie suele moverse más en el interior de las zapatillas, alterando la pisada y generando molestias ya sea en el talón o la planta del pie. Por eso, al notar que la forma de la zapatilla mutó o no da seguridad al correr/caminar, toca pensar en su reemplazo. Dolores y molestias Cuando se usan zapatillas desgastadas por muchas horas, nacen molestias y dolores en los pies, tobillos y rodillas. Cuanta más amortiguación y estructura pierda el calzado, más sufren las articulaciones el impacto generado al correr o simplemente caminar. Entre los tantos problemas que pueden surgir, está el dolor en el talón, fascitis plantar, inflamación en la zona del tobillo y molestias en la parte baja de la espalda. En general, el cuerpo trata de compensar la carencia de soporte con una pisada incorrecta, potenciando el riesgo de una lesión severa a largo plazo. Las suelas con desgaste irregular alteran la distribución del peso a cada paso, dando molestias en distintas áreas. Si luego de un entrenamiento o caminata los pies están más cansados de lo normal, aparecen ampollas o surge un dolor en la rodilla sin razón aparente, es muy probable que las zapatillas en mal estado sean el causante. El tiempo de vida del calzado deportivo puede alcanzar los 800 kilómetros, que es el equivalente a unos 8 o 10 meses para alguien que corre con regularidad y tiene tal actividad como una parte importante en su vida. En contraste, para caminar o a modo de calzado diario, soportan más de 1 año sin tener importantes signos de desgaste. Los terrenos irregulares aumentan la degradación por el constante impacto y fricción. Los modelos para runners están hechos para absorber impactos, pero si se usan para deportes que ameritan repentinos cambios de dirección, como básquet o tenis, pierden estabilidad y soporte a una velocidad acelerada. Asimismo, las de senderismo gozan de materiales resistentes, pero los terrenos muy rocosos pueden ser un problema. Alterna entre varios pares de zapatillas Usar siempre el mismo par incrementa significativamente el desgaste, porque el material de la entresuela no tiene el tiempo necesario para volver a su forma de origen luego de cada uso. Alternar entre al menos dos o tres pares hace que recuperen la amortiguación, minimizando el impacto en el material y, por consiguiente, extendiendo su durabilidad. Limpia y almacena correctamente tus zapatillas El mantenimiento a consciencia es la clave para que el calzado no pierda estructura. Para eso, es importante no meter zapatillas en la lavadora, porque el agua y el detergente deterioran los materiales y perjudican el estado de las costuras. En lugar de eso, es suficiente con pasarles un paño húmedo y cepillo de cerdas suaves para eliminar la suciedad acumulada. Tras cada uso, hay que ubicarlas en un lugar con buena ventilación con el fin de evitar la proliferación de malos olores producto de la humedad. Al almacenarlas en un ambiente cerrado, deben estar 100% secas, ya que es la única forma de prevenir la formación de bacterias y hongos. Utilizar las zapatillas según su propósito Cada par está pensado para una actividad concreta, y el uso incorrecto puede maximizar el desgaste. Por ejemplo, no es buena idea recurrir a zapatillas de running para jugar al fútbol o usarlas en el día a día si están diseñadas únicamente para entrenar. Asimismo, en caso de necesitar un calzado para caminar, lo mejor es comprar un par hecho para esa actividad en vez de ponerte unas zapatillas deportivas genéricas. Respetar el propósito del par es una buena manera de prolongar su vida útil.

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