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» El Ciudadano
Fecha: 27/03/2025 22:09
El Día Mundial del Teatro se celebra, como este jueves, cada 27 de marzo, más allá de que en la Argentina también se conmemore el 30 de noviembre el Día Nacional del Teatro. Este año, el mensaje oficial difundido en las últimas horas a pedido del Instituto Internacional del Teatro (ITI, por su sigla en inglés), corrió por cuenta del dramaturgo griego Theodoros Terzopoulos, quien reivindica un teatro comprometido con su tiempo y sus contextos, responsable y capaz de erigirse como un instrumento que ilumine a la sociedad en épocas de gran oscuridad, donde entre más dice que es fundamental recuperar la memoria. «¿Puede el teatro escuchar la llamada de SOS que nuestros tiempos están enviando, en un mundo de ciudadanos empobrecidos, encerrados en células de realidad virtual, atrincherados en su sofocante privacidad? ¿En un mundo de existencias robotizadas dentro de un sistema totalitario de control y represión a través del espectro de la vida?», comienza diciendo el texto de forma contundente y de cara a uno de los pocos fenómenos vivos que le quedan a la humanindad como es el teatro. Y sigue con una serie de cuestionamientos e interrogantes: «¿Está preocupado el teatro por la destrucción ecológica, el calentamiento global, la pérdida masiva de biodiversidad, la contaminación de los océanos, el derretimiento de los casquetes de hielo, el aumento de los incendios forestales y los eventos? ¿Puede el teatro convertirse en una parte activa del ecosistema? El teatro ha estado observando el impacto humano en el planeta durante muchos años, pero está encontrando difícil tratar con este problema». «¿Está preocupado el teatro por la condición humana tal como se está moldeando en el siglo XXI, donde el ciudadano es manipulado por intereses políticos y económicos, redes mediáticas y empresas que forman opinión? ¿Dónde las redes sociales, por mucho que lo faciliten, son la gran coartada para la comunicación, porque proporcionan la necesaria distancia segura del otro? Un sentido dominante de miedo al otro, el diferente, el extraño, domina nuestros pensamientos y acciones», completa en otro de los párrafos. «¿Puede el teatro funcionar como taller para la convivencia de diferencias sin tener en cuenta el trauma sangrado? El trauma sangrado nos invita a reconstruir el mito. Y en palabras de Heiner Müller, ‘Myth es un agregado, una máquina a la que siempre se pueden conectar máquinas nuevas y diferentes. Transporta la energía hasta que la creciente velocidad haga explotar el campo cultural’ y yo añadiría el campo de la barbarie. ¿Pueden los focos del teatro arrojar luz sobre los traumas sociales y dejar de arrojar luz engañosamente sobre sí mismo?», escribe Terzopoulos en otro de los pasajes del texto. «Son preguntas que no permiten respuestas definitivas, porque el teatro existe y perdura gracias a preguntas sin respuesta. Preguntas provocadas por Dionisio, pasando por su lugar de nacimiento, la orquesta del antiguo teatro, y continuando su silencioso viaje de refugiados a través de paisajes de guerra, hoy, en el Día Mundial del Teatro. Miremos a los ojos de Dionisio, el dios éxtastico del teatro y el mito que une el pasado, el presente y el futuro, el hijo de dos nacimientos, por Zeus y Semele, expresador de identidades fluidas, hembra y macho, enojado y amable, divino y animal, al borde entre locura y razón, orden y caos, un acróbata en la frontera entre la vida y la muerte. Dionisio plantea una pregunta ontológica fundamental ‘¿de qué se trata todo esto?’, una pregunta que lleva al creador hacia una investigación cada vez más profunda sobre la raíz del mito y las múltiples dimensiones del enigma humano», sostiene. Y cierra: «Necesitamos nuevas formas narrativas dirigidas a cultivar la memoria y dar forma a una nueva responsabilidad moral y política que surja de la dictadura multiforme de la actual Edad Media». El texto del dramaturgo Theodoros Terzopoulos fue traducido del griego original por Yiola Klitou, referente del Centro de Chipre de la ITI.
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