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  • Fallece el profesor y jesuita José Juan Romero Rodríguez, uno de los pilares de ETEA

    » Diario Cordoba

    Fecha: 25/03/2025 16:12

    Quedamos huérfanos del profesor José Juan Romero, fallecido hoy, 25 de marzo. Perdemos a un jesuita brillante, comprometido, el mejor profesor que tuve en mis años de estudiante de licenciatura y doctorado en ETEA. Un testimonio ejemplar de en todo amar y servir. Le conocí en muchas vertientes, profesor, severo codirector de mi tesis, sacerdote (que me casó y bautizó a mi hija) y amigo. En todas las vertientes fue excepcional y por todo le estoy agradecido. Confieso que, como tantos alumnos que acceden a la universidad (antaño y hoy, en esto no hemos cambiado), no tenía muy clara mi vocación cuando ingresé en el lejano 1983 a los estudios de ciencias empresariales en el entonces Colegio Universitario adscrito a la Universidad de Córdoba. Tampoco lo tenía claro en mis primeros años de arranque de la carrera. Después, José Juan Romero fue mi profesor de Estructura Económica y de Economía Española, su pasión por las materias que enseñaba y su forma de dar clase me marcaron profundamente y despejaron ¡al fin…! Muchas dudas de mi vocación. Siempre José Juan ha sido el modelo de profesor al que imitar. Su sentido crítico, sus valores, su compromiso con la formación, con los alumnos, también con la Verdad me marcaron profundamente. Recuerdo con agrado los montones de lecturas que hacíamos para seguir sus asignaturas en una época en la que internet ni existía ni se la esperaba, era su forma de que contrastáramos información para ir formando nuestra opinión y criterio del funcionamiento de la economía española. Obligarnos a leer mucho formaba parte de su excelente método enseñanza para amueblar la cabeza de los jóvenes universitarios. También era un firme defensor de las prácticas externas en empresas (cuando apenas las universidades prestaban atención a tal actividad). Además, José Juan fue un brillante investigador, destacando en desarrollo rural, defensor de la cooperación y de la integración económica, sus escritos tienen plena vigencia y han inspirado a numerosos discípulos en España y en América. Como sacerdote jesuita sus homilías eran muy claras, muy amenas, predicaba un cristianismo que comparto, basado en la confianza y en el amor al prójimo por encima de todo. Dejó un grato recuerdo en las parroquias donde estuvo vinculado muchos años de sus 53 años de sacerdote (y 66 en la Compañía de Jesús). Asistir a sus misas en la Parroquia de San Pelagio, con un retablo de naturaleza de fondo del Parque Cruz Conde, suponía disfrutar de un mensaje luminoso y motivador que no dejaba a nadie indiferente. Como profesor-jesuita era consciente del tremendo potencial de la educación como motor de transformación social y económica. Muy ignaciano en el sentido de conocer la realidad, reflexionar desde la experiencia, compartir y actuar en el mundo que nos rodea. Su semilla y ejemplo queda en las muchas generaciones que pasaron por sus aulas. Propongo a nuestras autoridades que se dedique una calle en Córdoba al que fue nuestro maestro, un lugar en el que reconocer sus enseñanzas, donde se habite en su recuerdo y paseemos por su ejemplo imborrable. Descansa en paz amigo.

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