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Concordia » Despertar Entrerriano
Fecha: 25/03/2025 03:00
Este caso pone en evidencia un problema alarmante: las demoras burocráticas de algunas obras sociales pueden tener consecuencias irreversibles en la salud de los pacientes. Miguel, diagnosticado con cáncer desde el año 2020, debía someterse a una cirugía a fines de enero, pero la autorización tardó dos meses en llegar. En ese tiempo, su tumor creció y la complejidad de la intervención aumentó considerablemente. “Les advertí que los hacía responsables” El 20 de enero de 2025, Balmaceda se realizó un PET (Tomografía por Emisión de Positrones), que confirmó la presencia de un tumor pequeño y operable en la zona presacra. Con el diagnóstico claro, su médico solicitó la cirugía de manera urgente, pero la obra social demoró la autorización. “Pasaron dos meses. Dos meses en los que el tumor creció. Dos meses en los que mandé decenas de correos exigiendo respuestas, advirtiéndoles que si esto pasaba, los hacía responsables. Y pasó”, denuncia Balmaceda a nuestro medio Despertar Entrerriano. Finalmente, cuando la autorización llegó, el panorama había cambiado. “El cirujano decidió suspender la intervención porque el tumor es más grande de lo que parecía. Hoy me están haciendo nuevos estudios, y el médico quiere hablar con la oncóloga antes de tomar una decisión”, contó. La burocracia que enferma La historia de Miguel Balmaceda no es un caso aislado. Luego de compartir su experiencia en redes sociales, comenzaron a llegarle mensajes de otros pacientes oncológicos que pasaron por situaciones similares: cirugías postergadas, estudios que tardan semanas en aprobarse y trámites interminables que convierten la lucha contra la enfermedad en una batalla doble. Balmaceda tuvo que recurrir a un abogado y presentar una medida cautelar para forzar a la obra social a cumplir con su obligación. “Hoy los hago responsables”, afirmó. A primera hora del 6 de febrero, Miguel Balmaceda dejó asentado su reclamo una vez más: “Hoy, 6 de febrero de 2025, los hago responsables de mi evolución. Saben que soy un paciente oncológico, que mi tumor está en crecimiento y que siguen dilatando el tiempo, lo cual es crucial y altamente perjudicial para mi salud. También dejo constancia de que los he estado llamando y enviando mensajes sin obtener respuestas concretas”. Mientras espera los nuevos estudios, su mayor preocupación es que la cirugía siga postergándose. “Esto no debió demorarse en absoluto. Mi vida dependía de esa autorización y la dejaron pasar como si no importara”, concluye. El caso de Balmaceda es un reflejo de un problema sistémico que afecta a miles de pacientes en Argentina. La burocracia y las trabas administrativas de algunas obras sociales pueden marcar la diferencia entre un tratamiento oportuno y una enfermedad que avanza sin control. Fuente: Despertar Entrerriano
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