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  • El revés de la trama del caso Roliria – Entre Ríos Ahora

    Concordia » Entre Rios Ahora

    Fecha: 25/03/2025 00:46

    El empresario Germán Tuma, dueño de Farmacias Roliria, hizo pública la situación de la firma y ubicó a dos sucesivos fallos dictados durante 2024 por el juez laboral Nº 3 de Paraná, José Antonio Reviriego, que hizo lugar a sendos reclamos de extrabajadores, como la piedra de toque para dejar la empresa al borde de la quiebra. «Farmacias Roliria es parte de mi vida, es familia, es una pequeña empresa fundada por mi abuelo hace más de 70 años. Hablo con el corazón a la comunidad paranaense. Hablo con emoción pero también de frustración y desesperanza. Farmacias Roliria está a punto de desaparecer», alerta Germán Tuma, propietario de lo que alguna vez supo ser una cadena de 12 farmacias en Paraná y que hoy solo cuenta con dos bocas de venta. Tuvo más de 250 empleados; ahora, menos de 10. Dos fallos laborales sucesivos, dictados por el titular del Juzgado Laboral Nº 3 de Paraná, José Antonio Reviriego, han puesto en apuros económicos a Farmacias Roliria y al borde de su desaparición: debe hacer frente a demandas con sentencia firme por más de $140 millones, «una cifra que no podemos ni soñar con pagar sin que nuestra farmacia se derrumbe por completo». La primera sentencia, dictada en julio de 2024, fue por $30 millones, y con intereses y costas ha sumado más de $52 millones. La segunda sentencia, por $45 millones, fue dictada dos meses después. Ambas sentencias falladas por el mismo juez laboral. «A este ritmo, nuestra empresa no tiene posibilidad alguna de sobrevivir. Estamos condenados a desaparecer», aseguró. El abogado Diego Martín Metivier, representante de Paola Alicia Oliva en la demanda laboral que inició contra Germán Tuma y Farmacias Roliria, explicó por qué se acudió a la vía judicial: “Nosotros iniciamos el reclamo en función de los derechos de la trabajadora, reclamando inicialmente una recategorización que no se le otorgaba de acuerdo al convenio colectivo de trabajo. Esto derivó en un despido indirecto porque no le era reconocido su reclamo y bueno, posteriormente, luego del despido, iniciamos una instancia conciliatoria en el Ministerio de Trabajo. Pero esa instancia fracasó. Eso dejó a la trabajadora en la situación ineludible de tener que plantear la demanda judicial. Hubo fallo favorable y ahora estamos a la espera de poder arribar a que la empresa abone de alguna manera la sentencia condenada”. ¿Hay demanda de ejecución de sentencia o están esperando que el empleador abone lo que falló en noviembre el juez Reviriego? -Hubo una apelación del señor Tuma a esa sentencia. Pero esa apelación no prosperó porque la empresa no cumplió con los recaudos formales para poder llegar a la segunda instancia. Ahora, la instancia que sigue es que la empresa abone el monto de la sentencia más un 30% de intereses u ofrecer bienes. Pero no cumplió con ese recaudo, teniendo bienes para hacerlo. Sabemos que el patrimonio de la empresa y del señor Tuma es cuantioso. -¿Hubo mucha reticencia de Tuma a asumirse como responsable de Roliria y ser la patronal de esta trabajadora que fue despedida? -Hubo, sí, reticencia en todo momento. Nosotros en todo momento estuvimos abiertos al diálogo y a la negociación y a la conciliación. Primero fuimos a la instancia conciliatoria, que es voluntaria, no es obligatoria en la provincia de Entre Ríos. Hubo una segunda instancia conciliatoria, ya dentro del marco del proceso, con suspensión de audiencia para que pudieran las partes arribar a un acuerdo conciliatorio y nunca hubo un ofrecimiento serio por parte del empresario. Y hoy, con una sentencia condenatoria en contra, pretende abonar en 53 cuotas una condena que impone pagar en 10 días. -Usted dice que Tuma es un empresario que tiene respaldo patrimonial. Pero Tuma dijo que si tiene que abonar el fallo va a la quiebra. -Él tiene respaldo patrimonial. Pero además, él llegó a esta instancia por tener a su personal, y particularmente a Paola Oliva, registrada de manera deficiente. Primero, la tuvo cuatro años en negro, sin ningún tipo de registración, ni pago de aportes ni contribuciones: cuatro años en negro. Después, cuando la inscribió en el año 2011, la inscribió sin reconocer la antigüedad, y no le otorgaba la categoría que le correspondía de acuerdo a convenios de trabajo. El señor Tuma no le pagaba el aguinaldo, le pagaba el aguinaldo con mercadería. La tenía registrada, de acuerdo a las planillas horarias, 32 horas mensuales. Una locura, cuando Paola Oliva era la encargada que abría y cerraba la farmacia. Él no registró nunca a su personal. Todos los testigos que declararon en la causa dieron cuenta de la propia situación, tanto de Paola Oliva como de los trabajadores, que estaban todos en negro o infracategorizados. Es decir, la situación en la que hoy se encuentra es por el propio accionar del señor Tuma, que es condenado por el fraude laboral que perpetró. Hoy no se quiere hacer cargo, pero llegamos a esta instancia por el propio accionar del empleador. La trabajadora no fue despedida, se dio por despedida por todas estas condiciones. -El juez debió dictaminar que Tuma era responsable de Farmacias Roliria. -El juez tuvo que dictaminar que sí, que Tuma era responsable y es responsable. Primero, los testigos lo posicionaron en la situación de ser el gerente o quien llevaba adelante la farmacia. Pero además, cuando elevamos los oficios a la Dirección de Inspección de Personas Jurídicas, surgió claramente que él era el responsable, era el único responsable de la S.A. Es decir, él estaba como subgerente y después del fallecimiento de su padre quedó como gerente. De la Redacción de Entre Ríos Ahora

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