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Concordia » Diario Junio
Fecha: 24/03/2025 21:22
Por Mario Bermúdez Mercedes Naveiro Bender, era una ciudadana estadounidense que vivía en Buenos Aires en el momento del golpe militar. En medio de la noche del 5 de mayo de 1976, seis agentes de la policía vestidos de civil la capturaron en su departamento y la transportaron a lo que Naveiro Bender describió como “una casa de campo” en las afueras de Buenos Aires. Sus secuestradores le dijeron que representaban a una “organización nazi-fascista y antisemita dedicada a combatir la subversión [y] elementos izquierdistas”, entre otras amenazas. La acusaron de ser parte de una “organización internacional de subversión” y le dijeron que “no les importaba si era estadounidense, ya que había sido secuestrada y nadie sabía dónde estaba. Ellos eran los únicos que decidirían si saldría con vida o con los pies por delante”. Durante las 48 horas que se prolongó su secuestro, esposada y con los ojos vendados fue sometida a interrogatorios en medio golpizas reiteradas. Tras su liberación Naveiro Bender, se presentó en la Embajada de Estados Unidos y relató que mientras estaba en ese lugar “(…) escuchó voces de aproximadamente ocho personas diferentes, algunas aparentemente tan jóvenes como de 16 o 17 años, siendo golpeadas, pateadas y torturadas de otras maneras. Identificó las voces de sus conocidos argentinos Raúl Premat y su esposa. Podía escuchar gritos y llantos de personas que estaban siendo torturadas con picanas eléctricas. Ella escuchó a la Sra. Premat delirando después de tal tortura y al Sr. Premat rogando por [un] médico. La Sra. Bender cree que Premat puede estar muerta ahora y afirmó que el guardia le dijo que cuatro personas habían muerto en dos días que estuvo detenida”. Se debe consignar que Raúl Premat estuvo desaparecido durante 33 años antes de que sus restos fueran localizados e identificados. Sin embargo, su esposa nunca estuvo en secuestrada en un mismo lugar, junto a su marido. Naveiro Bender también describió el lugar donde estuvo retenida como “una casa antigua, grande, con columnas y piso de madera, excepto la cocina, que era moderna, dividida en 2 partes, con piso de baldosas de cerámica y un sótano”. LA CASA DE LA CALLE BACACAY Catorce meses después de la liberación de Naveiro Bender, el 17 de julio de 1977, fue secuestrado el por entonces Embajador de nuestro país en Venezuela, Héctor Manuel Hidalgo Sola. El 8 de septiembre siguiente, desde la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires, se despachó un Cable Secreto de 9 páginas, con el encabezamiento “Secuestro y asesinato del Embajador argentino en Venezuela por un grupo asociado con la Secretaría de Inteligencia del Estado Argentino (SIDE) sin conocimiento ni autorización de la SIDE”, advirtiendo a su destinatario que “Este documento no debe ser reproducido”. Se trataba de una descripción precisa de informantes que la CIA tenía acantonados en la capital argentina, en la que se revelaba que “cuando Hidalgo Sola fue secuestrado, fue llevado a una casa en Bacabay [sic] 3570 en la Capital Federal que la SIDE alquila y utiliza para operaciones oficiales del grupo de Gordon”. Se determinó que, en realidad, el nombre de la calle en la que se encontraba dicha vivienda era Bacacay y que allí actuaba Aníbal Gordon, alias “Silva”, yerno del ex Director de la SIDE, Otto Paladino. Informe Secreto de la CIA sobre el ‘Secuestro y asesinato del Embajador en Venezuela por un grupo de la SIDE’ Era la primera vez, que se conocía ubicación exacta de este Centro Clandestino de detención, inédito hasta ese momento. Sin embargo, un plano trazado años después por la sobreviviente Emma Alcira Lebozec para describir el lugar en donde había estado secuestrada, coincidió con la disposición la vivienda de Bacacay 3570, que incluía varias habitaciones y un sótano. En ese mismo lugar, un año antes que lo fuera Hidalgo Solá, fueron torturadas Lebozec y la norteamericana Naveiro Bender. Plano del CCD SIDE Bacacay descripto por la sobreviviente Lebozec. Allí también estuvo el Embajador Hidalgo Solá . Hubiera sido imposible conocer qué atrocidades estaba cometiendo la dictadura militar si no hubiese sido por el accionar de Franklyn Tex Harris. Pese a los impedimentos que le había impuesto el entonces Embajador Raúl Héctor Castro, el Agregado político de la Embajada norteamericana en Argentina se las ingenió para remitir puntualmente al Departamento de Estado en Washington, información extremadamente sensible mediante métodos que no requerían de la aprobación de ningún superior jerárquico. Harris estaba convencido que lo que estaba sucediendo en nuestro país a partir de marzo de 1976 era «una campaña de exterminación” ante lo cual, el objetivo primordial de su labor en Buenos Aires fue la documentar en el menor período de tiempo posible las persecuciones y cacerías de personas que no tenían nada que ver con terroristas y que jamás habían visto ni tenido en sus manos un arma. En septiembre de 1977 Tex Harris envió una lista de 7.500 desaparecidos que el Secretario de Estado Cyrus Vance entregó en noviembre de aquel año a Videla, quien se encontraba de visita en los Estados Unidos y casi un año mas tarde, Harris recibiría en su despacho de la Embajada al fundador de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA), Alfredo Bravo. El dirigente socialista había sido secuestrado el 8 de septiembre de 1977 y torturado durante diez días por Miguel Etchecolatz. Mas tarde y previo a la firma del decreto por el cual Videla legalizó su detención, el genocida Ramón Camps lo amenazó con aparecer suicidado si hablaba. El 10 de julio de 1978, Bravo -que en ese momento se encontraba en libertad vigilada– detalló ante Harris, a lo largo de 4 horas, once sesiones de tortura: fue golpeado, picaneado, sometido al “balde”, al submarino. También hubo técnicas de terror psicológico: fue arrojado en camionetas con cadáveres o llevado a un basural para que presencie un fusilamiento o simulacro. El testimonio de Bravo es un compendio de 18 páginas que reúne las más atroces salvajadas a las que un ser humano puede ser sometido. Cuando el Consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Zbigniew Brzezinski y el Secretario de Estado Vance leyeron el Informe Secreto enviado por Tex Harris desde Buenos Aires, se estremecieron. Un mes después, Vance, junto a la Subsecretaria de Estado de Derechos Humanos y Asuntos Humanitarios Patricia Derian y el propio Harris se reunieron con el copresidente de la APDH Emilio Mignone y Augusto Conte-Mac Donell. El Memorándum de aquella conversación cita: “La APDH está convencida que la captura del Sr. Bravo por las fuerzas de seguridad fue provocada por el Carta Abierta de la Asamblea Permanente al presidente Videla que Bravo firmó, pidiendo volver a los procedimientos legales”. En esa reunión hubo un convidado de piedra: el Embajador Castro quien, pese a ensayar varias excusas para no asistir que no dieron resultado, fue obligado por Vance a estar presente. (1) Fragmento del testimonio de Alfredo Bravo en la Embajada de EE.UU. Unos meses antes de producirse la liberación de Bravo, el 26 de abril de 1978, el Consejero Político de la Embajada de EE.UU en Argentina había enviado un informe de tres páginas sobre varios temas de Derechos Humanos para sus colegas del Departamento de Estado. Entre las varias cuestiones abordadas, Franklyn Allen Harris mencionó que, además de los prisioneros en poder de las fuerzas militares y de seguridad puestos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, «uno de los avances en la jerga que hemos logrado recientemente se refiere a las DAM (‘Personas bajo disposición autoridad militar). Esta es la jerga para los prisioneros no reconocidos desaparecidos pero vivos…«. Según el relato de Harris, la información la había obtenido “En una conversación casual la semana pasada con un contacto militar (…) pregunté cuándo se reconocerían dichos DAM y me dijo que PON (es decir, SOP), era que los nombres de los prisioneros DAM eran secretos”. Y seguidamente, el diplomático revela la existencia de un nuevo Centro de Detención “que se encuentra fuera de la ley”, para prisioneros “no reconocidos”. Harris menciona que se encontraba elaborando “(…) un informe que enumere todos los lugares posibles donde se podrían alojar DAM. La mayoría de los lugares que conocemos son pequeños, con una excepción: una prisión militar construida recientemente en las afueras de Junín Prov. B.A. Y agrega: “Nos han dicho que la nueva instalación no ha sido puesta en servicio. Los Agregados han presentado un informe de inteligencia sobre el lugar y calculan que podría albergar hasta 1.000 personas y que podría haber hacinamiento”. La Embajada de EE.UU informa de la existencia de un Centro de Detención en Junín con capacidad para 1000 personas A principios de diciembre de 1978, Tex Harris escribe una carta a un Editor de la CIA Latin America Brief cuestionando la opinión de la Agencia que había calificado al general Videla, como un «buen tipo». En la misiva se lee textualmente: «La caracterización de Videla como un ‘buen tipo’ en comparación con los nacionalistas de línea dura en el ejército es un tema común en cualquier discusión sobre los asuntos actuales de Argentina. Sin embargo, es importante mantener este tema bajo control. No hay información en el expediente que demuestre que Videla se sienta personalmente cómodo con nuestra política de derechos humanos, ni información de que haya hecho algo más que tratar de encontrar las mínimas concesiones en materia de derechos humanos para sobornar a los EE.UU. La promesa de paz hecha por Videla en los EE.UU a fines del año pasado resultó en la identificación de los detenidos ejecutivos y la remoción del estatus de PEN de 350 prisioneros. Videla, por lo que sabemos, no ha tomado una iniciativa personal en el área de los derechos humanos. De hecho, ha dicho repetidamente que era necesario procesar a los culpables de proponer ‘malas ideas’. El hecho de que dentro del ejército argentino haya tipos peores que ellos que quieren una ofensiva a gran escala contra todos los marxistas (por ejemplo, el PCA) no significa que Videla, por oponerse a esta visión, esté tratando de mejorar la situación de los derechos humanos. Videla tal vez se describa mejor como un pragmático político de perfil bajo, que a pesar de una base de poder débil y en declive dentro del gobierno militar, está tratando de llegar a compromisos aceptables entre las fuerzas en pugna». Tex Harris y su esposa, Jeanie Roeder en 1977 en Buenos Aires LA LISTA DE HARRIS Mientras tanto, Harris y la bibliotecaria suiza, continuaban recabando datos y confeccionado fichas como las que se pueden apreciar seguidamente, sobre los casos de desapariciones que denunciaban -semana tras semana- los familiares que acudían a la Embajada de la avenida Colombia. Los informes que el Ministro del Interior de la dictadura transmitía a la Embajada norteamericana en Buenos Aires mostraban que el número de desaparecidos había disminuido de 2.500 en 1976 a 800 en 1978. El número total de desaparecidos, informado por el Ministerio había sido de 4.780 para el período 1976-1978. Pero el Consejero Político que no se cansaba de recibir denuncias de familiares en su despacho, tenía otras cifras que desmentían absolutamente los embustes estadísticos de la muerte que enviaba el general Harguindeguy. Fichas de casos de desapariciones denunciadas en la Embajada de EE.UU Para ese momento, la Oficina que funcionaba en la Embajada, ya había recopilado 9500 fichas con los nombres de cada desaparecido. Sumados esos casos a los que había informado el Ministerio del Interior, el total alcanzaba a la escalofriante cifra de 14.280 personas sobre las que nada se sabía desde 1976. El 27 de diciembre de 1978, Harris, envió un Memorándum Secreto al Departamento de Estado dirigido a la Subsecretaria de Derechos Humanos Patricia Derian con copia a dos Asistentes del Secretario Cyrus Vance, identificados en el documento como ‘Mr. Bumpus and Mr. Flood’. El mensaje que redactó Harris lleva el encabezado ‘Disappearance Numbers’ (Cifras de Desaparecidos) y comienza revelando que el “El 22 de diciembre [de 1978], el Primer Secretario de la Nunciatura, Kevin Mullen declaró que, durante una reunión informal de ‘Oficiales de Derechos Humanos’ de la Embajada local, que un alto funcionario del Ejército [argentino] había informado al Nuncio que las Fuerzas Armadas se habían visto obligadas a «hacerse cargo» de 15.000 personas en su campaña antisubversiva”. El “alto funcionario del Ejercito” que transmitió la información a la Nunciatura fue el ex Teniente Coronel José Ignacio Saravia Day (alias Martín) quien, entre otros crímenes, fue responsable de la desaparición -en 1976- de tres jóvenes mientras cumplían el servicio militar obligatorio en el Regimiento de Granaderos a Caballo, que por entonces comandaba. Saravia, quien también fue acusado de aplicar torturas a detenidos en la Comisaría 5° de La Plata, era uno de los frecuentes visitantes de la Residencia de Olivos y, como tal era una de las fuentes consideradas como ‘calificadas’ por la Nunciatura. Como se puede apreciar, los registros que obraban en la Embajada norteamericana eran prácticamente coincidentes con la información que Saravia le transmitió al Nuncio Pío Laghi. Diciembre de 1978. Harris informa a Washington que, desde 1976, “Las Fuerzas Armadas se ‘hicieron cargo’ de 15.000 personas en su campaña antisubversiva” El 19 de junio de 1979, el Embajador Raúl Castro remitió al Departamento de Estado en Washington, el Aerograma 46 que incluyó como Anexo, los 9500 registros de Harris con los nombres de los casos de desaparecidos denunciados por familiares en la Embajada que habían sido catalogados y ordenados desde 1977. Un mes mas tarde, el Consejero Político fue obligado a dejar su puesto en la Embajada norteamericana en Buenos Aires. Una de las últimas fotos de Tex Harris, poco antes de su fallecimiento, en 2020 Tras un breve período de congelamiento en su país, Tex Harris participaría de las conversaciones previas a los acuerdos SALT e, incluso, de una misión “humanitaria” en El Líbano, tras los bombardeos y las masacres de Sabra y Chatila. Mientras se desempeñó en nuestro país, Harris tuvo un rol fundamental recibiendo las denuncias de les familiares de las víctimas durante la última dictadura y fue un gran aliado de los organismos de derechos humanos para hacer llegar sus denuncias al mundo. La calidad y el detalle de sus informes sobre las violaciones a los DD.HH. Cometidas durante la dictadura militar, tuvieron un impacto demostrable en las decisiones políticas de la administración Carter hacia Argentina. “Los materiales que preparó sobre el tema de las violaciones de los derechos humanos en Argentina tuvieron una influencia directa y continua en la política que Estados Unidos adopta hacia ese país”, se le reconocería tiempo después. El 20 de febrero de 2020, a los 81 años, Harris falleció. (2) NOTAS Y REFERENCIAS (1) Comisión Provincial por la Memoria. La Plata. El día que Alfredo Bravo narró en la Embajada el horror de los centros clandestinos de tortura. https://www.comisionporlamemoria.org/project/el-dia-que-alfredo-bravo-narro-en-la-embajada-el-horror-de-los-centros-clandestinos-de-tortura/ Consejo de Seguridad Nacional. Memorándum Secreto de la Conversación mantenida con A. Bravo en la Embajada de EE.UU en Argentina. Washington, 28-8-1978. Documento original y Traducción Oficial al español en el archivo del autor.. La Vanguardia. Tex Harris, el diplomático que desnudó los abusos de la dictadura argentina, por Beatriz Pascual Macías. Washington, 12-4-2019 https://www.lavanguardia.com/politica/20190412/461605478157/tex-harris-el-diplomatico-que-desnudo-los-abusos-de-la-dictadura-argentina.html Dossier secreto: El mito de la guerra sucia. Martín Andersen, pág. 293. Buenos Aires, 1993 Ed. Planeta. (2) La Nación. Tex Harris: el diplomático de EE.UU. que desnudó los crímenes de la dictadura, por Jorge Rosales. Buenos Aires, 20-2-2020 https://www.lanacion.com.ar/politica/tex-harris-el-diplomatico-de-eeuu-que-desnudo-los-crimenes-de-la-dictadura-nid2337924/ ARCHIVOS DOCUMENTALES
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