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» Diario Cordoba
Fecha: 24/03/2025 04:43
La Fundación Antonio Gala de Córdoba es un espacio creativo singular. A ratos recuerda a una residencia universitaria, llena de risas y cachondeo, a ratos a un convento unisex, poblado por seres estudiosos y silenciosos y por momentos, se convierte en la versión contemporánea de la Academia de Atenas, esa en la que los sabios griegos intercambiaban conocimientos sobre matemáticas, filosofía o astronomía. Desde 2002, transitan sus estancias grupos de artistas de distintas procedencias y disciplinas, seleccionados por sus méritos y potencial, para poner en práctica el singular método creativo ideado por su fundador, basado en dos pilares: la libertad y la fecundación cruzada. Yo te doy, tú me das, nosotros creamos. 13.30 horas. Todos los residentes acuden al salón de reuniones y toman asiento. Esta vez, hay invitados: Dimas Prychyslyy y Alba Carballal, exalumnos que andan embarcados en un proyecto editorial, pasan unos días en la casa y se unen a la sesión. Todos han recibido anteriormente 170 páginas del boceto de La parte de arriba, la primera novela de Pedro Ramos, 22 años, nacido en Valdelamusa (Huelva), autor de un ensayo filosófico anterior. Hoy vivirá su segunda fecundación cruzada. En la primera, los compañeros le lanzaron algunas críticas sobre su obra y él regresa al foro para compartir la evolución de su proceso creativo, los cambios introducidos en su criatura y exponerse al escrutinio de los demás. «Tenemos una fecundación cada trimestre», comenta, «para un escritor es un lujo que otros 14 artistas se tomen la molestia de leerte y recibir un feedback de todos ellos», explica convencido. La convivencia diaria hace que se sientan como en una gran familia y que conozcan poco a poco las inseguridades, dudas, frustraciones y fortalezas de cada cual, que inevitablemente, estará obligado a desnudar su obra ante el resto para que los demás la alaben o la odien. Pedro Ramos relata los cambios de su obra en construcción. / A. J. GONZÁLEZ Además del alumnado, asisten a la fecundación cruzada el director de la fundación, José María Gala, y el subdirector, Manuel Creus, que presiden la sesión para conocer los avances, pero sin intervenir demasiado. José María Gala toma breves notas de lo que ocurre en un cuaderno en el que reza una frase de su tío: «Ejerzamos juntos el don de la palabra y enriquezcámonos unos a otros. De corazón». Para él, estas sesiones de fecundación cruzada son «la piedra angular de la fundación porque Antonio pensaba que la creación en convivencia es más enriquecedora que en solitario, máxime si se crea junto a artistas de distintas disciplinas». La generosidad es fundamental para que este método funcione. Primero porque hay que hacer el esfuerzo de parar tu propia creación, que es el motivo que te ha llevado hasta allí, para estudiar la obra del otro, y del otro y de la otra y así hasta 15. Te gusten más o menos, te hagan sentir mejor o peor artista que el resto. Pararte a leer 170 páginas de un libro o a pensar qué falla en esa pintura para criticar con conocimiento de causa. Aunque solo sea para que los demás hagan el mismo esfuerzo por ti en tu fecundación cruzada. Y que de ahí nazca algo nuevo y mejor a ser posible, que para eso se fecunda, ¿o no? José María Gala, Manuel Creus y Alba Carballal, durante la sesión. / A. J. GONZÁLEZ El libro de Pedro Ramos habla de muchas cosas, pero sobre todo, habla de la vida de un niño de pueblo y de la relación con su padre. La última vez, los compañeros le plantearon que los capítulos podían parecer relatos y ahora presenta una novela con un prólogo histórico que le genera algunas dudas y un hilo argumental más claro que le da coherencia al texto, según los comentarios. Hay quien se nota que ha leído el texto y lo ha meditado y otros que han hecho una lectura más ligera. Pedro lanza a todos algunas preguntas y enseguida llegan las primeras sugerencias. Intervienen varios escritores, dos pintoras, un escultor y un compositor. Al escuchar sus comentarios, es posible visualizar lo que cada uno lee cuando lee. Los escritores apuntan cuestiones relacionadas con la estructura del libro, con la forma de enfocar los temas, con el peso de los silencios en los personajes... Las pintoras aluden a las construcciones mentales, a las imágenes que les sugiere el libro, el autor musical parece irse por las ramas en la búsqueda del ritmo de la obra mientras el escultor apunta con su cincel comentarios concretos, como que lo conspiranoico, en alusión a un personaje, no es necesariamente misterioso. «Mi tío es conspiranoico y no es misterioso», apunta, rompiendo la seriedad del momento y arrancando una carcajada general. La generosidad es fundamental para que este método funcione En el discurso de unos y otros, se percibe que a todos les cala algo de lo que surge en la conversación. Es como una lluvia fina que quizás les sirva para regar lo que están creando o para saltar algún obstáculo en el que se habían quedado enganchados. Todos forman parte de una misma generación y, aunque proceden de entornos sociales y culturales diversos, llama la atención que hay temas que salen a colación que les son comunes, como la preocupación por las cuestiones de género o la atracción por la cultura pop que, confiesan después, es una constante en la obra de muchos. Una joven comenta que esta versión de La parte de arriba está mejor, pero que echa en falta algunos pasajes de la anterior Y me surge la duda de si tanta revisión colectiva puede restar frescura. Al instante, contestan que no. «Es parte del proceso, una obra no se crea en un día ni en una semana, ya sea un cuadro, un libro, una escultura o una pieza musical, y siempre hay elementos que vienen y van, que sobran o faltan, la obra se transforma en las mil y una vueltas que da hasta que adopta su forma definitiva». Al acabar la fecundación, se reúnen para comer y el intercambio continúa, pero de otra forma. En eso consiste el método. Suscríbete para seguir leyendo
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