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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 24/03/2025 04:35
La empresa Enpolex fabrica principalmente potes de helado, pero está incursionando en embalajes para línea blanca y envases para medicamentos La evolución de la tecnología y la preocupación por el impacto ambiental motivaron cambios en la industria del packaging, obligando a las empresas a replantear sus procesos y materiales. En este escenario, se detectó un creciente interés por adoptar alternativas que permitan reducir la contaminación sin afectar la funcionalidad y la protección de los productos. Un ejemplo de ello se presentó en Argentina, donde una compañía cordobesa implementó un desarrollo en el ámbito del embalaje biodegradable. La firma Enpolex presentó Biopek, un material diseñado para acelerar la biodegradación de envases y embalajes, en respuesta a la necesidad de disminuir la persistencia de residuos en vertederos. A diferencia del EPS tradicional, conocido popularmente como telgopor, este nuevo material permite que los residuos se descompongan en un plazo inferior a cuatro años en vertederos activos. Esta característica atrajo el interés para sectores que requieren mantener propiedades de aislamiento térmico y resistencia mecánica, sin que represente una desventaja en el manejo y protección de los productos. Biopek se desarrolló a partir de la combinación de las propiedades del EPS convencional con procesos que aceleran su degradación. Este material fue sometido a diversas evaluaciones que confirmaron su capacidad para mantener la eficiencia térmica y la solidez estructural en condiciones de uso similares a las del telgopor. Así, la tecnología implementada ofrece una solución a la problemática de los residuos de larga duración, considerando que el EPS convencional puede tardar varios años en degradarse, lo que contribuye a la acumulación de desechos en los vertederos. La firma de Córdoba que fue fundada en 1989 desarrolló una tecnología que ofrece una solución a la problemática de los residuos de larga duración La aprobación del uso de Biopek por parte del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) resultó ser un hito importante, al validar la seguridad del material para aplicaciones en la industria alimenticia y farmacéutica. Este respaldo oficial permitió que se extendiera su uso a sectores en los que el contacto con alimentos y medicamentos requiere el cumplimiento de estrictas normativas sanitarias. Valor agregado “Esta nueva materia prima que hemos introducido al mercado es una versión mejorada, una evolución o nueva generación del telgopor anterior. No se trata de un material que elimina al anterior, sino de una ‘nueva vida a un material viejo’ –más de 70 años– en la industria del packaging, que con esta innovación pasa a ser sustentable”, comentó Mariano Comba, CEO de Enpolex. “Aclaro esto porque a veces se entiende que se elimina el telgopor, cuando en realidad con este nuevo material se mejora su desempeño ambiental”, agregó. Asimismo, el CEO explicó que salieron al mercado al mismo precio que el material común; es decir, se absorbió el costo de desarrollo. “La mayoría de las veces los materiales más sustentables resultan ser más caros”, precisó. La mayoría de las veces los materiales más sustentables resultan ser más caros (Comba) En lo que respecta al negocio, explicó que transforman la materia prima que se produce en plantas de Argentina, Chile, México y Brasil. “La firma Styropek es quien la produce; nosotros la estamos transformando en Argentina en un desarrollo conjunto. Introducimos la materia prima en heladerías (para potes térmicos) y, en el futuro, la idea es sumar embalajes para heladeras, freezers, lavarropas y toda la línea blanca.” Comentó además que “durante el transcurso de 2025 se migrará a la línea de embalaje de laboratorios. En ese caso, se piden ensayos y pruebas, lo que lleva más tiempo. ”La idea es que este año terminemos de migrar a esta nueva generación de materia prima biodegradable”, sostuvo. La empresa cordobesa cuenta con una planta en la que trabajan más de 200 personas Comba destacó que “el producto se biodegrada en cuatro años, ya que posee un compuesto químico que, en ciertas condiciones de temperatura y humedad propias de los vertederos activos, acelera su degradación.” Respecto al monto de inversión, señaló: “No dispongo de cifras porque se hizo con Styropek. Todo el desarrollo lo realizó el grupo mexicano, y llevamos siete años trabajando con esta materia prima. Ellos la producen en grumos en plantas para todos, y nosotros la transformamos. Además, se utiliza para el transporte de medicamentos que necesitan mantener la cadena de frío”. Finalizó mencionando que exportan a Uruguay y Chile, pero, fundamentalmente, venden en Argentina. “Somos más de 200 personas trabajando, contamos con una planta industrial en Córdoba y distribuimos en todo el país. Llevamos operando desde 1989 y, previo a Biopek, fabricábamos los mismos productos pero con una materia no biodegradable”, aclaró. El inicio del Biopek La introducción de Biopek se produjo en un contexto en el que el reciclaje del EPS presenta cifras muy dispares entre regiones. En Argentina, la tasa de reciclado alcanzó aproximadamente el 14%, mientras que en Europa se llegó a superar el 50% en algunos casos. Frente a esta realidad, la opción ofrecida por la empresa argentina se consideró como una alternativa viable para mitigar la acumulación de residuos no reciclados, ya que la degradación acelerada ayuda a reducir el impacto ambiental derivado de estos materiales. La posibilidad de que los residuos se descompongan en un plazo significativamente menor representa una ventaja que, en condiciones de uso industrial, podría incidir en la disminución de la contaminación ambiental a mediano y largo plazo. A diferencia del EPS tradicional, este nuevo material permite que los residuos se descompongan en un plazo inferior a cuatro años en vertederos activos La implantación de Biopek se inició en el sector de las heladerías, en el que la empresa logró migrar el 100% de su producción a este material. El hecho de adoptar este nuevo proceso permitió que se observaran resultados en términos de protección y aislamiento térmico sin que se comprometiera la resistencia mecánica del embalaje. De este modo, se constató que era posible contar con un producto que cumpliera las exigencias propias de la industria alimentaria, sin generar costos adicionales para las empresas que optaban por esta alternativa. La experiencia en la industria de heladerías fue valorada como una muestra práctica de la efectividad del material en aplicaciones reales. Las aplicaciones del material Como mencionó Combo, el uso de Biopek no se limitó a un solo sector, pues la compañía preveía su aplicación en áreas como la industria farmacéutica y en el embalaje de otros productos sensibles. La capacidad de este material para mantener sus propiedades estructurales y térmicas lo hizo apto para una variedad de aplicaciones, lo que permitió que se evaluara como una solución integral frente a los desafíos de sostenibilidad que enfrentan diversas industrias. Al considerar la transición hacia materiales biodegradables, las empresas pudieron explorar una alternativa que no solo respondía a las demandas regulatorias, sino que además se ajustaba a la necesidad de minimizar el impacto ambiental de los residuos industriales. El material ya se estaba utilizando en otros mercados internacionales, incluyendo países como Chile, México y Estados Unidos, mientras que Brasil avanza en su adopción Según las proyecciones compartidas por Enpolex, el material ya se estaba utilizando en otros mercados internacionales, incluyendo países como Chile, México y Estados Unidos, mientras que Brasil avanza en su adopción. En aquel momento, se consideró que la tecnología desarrollada tenía el potencial de incentivar nuevas investigaciones en el campo de los materiales sustentables, abriendo la posibilidad de que el packaging biodegradable se convirtiera en la norma dentro de la industria.
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