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  • El papa Francisco fue dado de alta tras cinco semanas de internación

    Concordia » Diario el Sol

    Fecha: 23/03/2025 20:03

    PAPA Primera aparición en público. Roma. El papa Francisco, hospitalizado desde el 14 de febrero por una neumonía bilateral, fue dado de alta este domingo y regresó finalmente a Santa Marta, su residencia en el Vaticano donde iniciará una convalecencia de “al menos dos meses”, según le prescribieron sus médicos. Antes de abandonar el hospital Gemelli, donde estuvo 38 días, tal como se había anunciado el Papa, de 88 años, se asomó a un balconcito del segundo piso del policlínico para bendecir a la multitud, unas mil personas, entre las cuales muchos periodistas de todo el mundo. Entonces, en lo que fue su primera reaparición pública después de más cinco semanas con el mundo en vilo, llenas de angustia, preocupación, incertidumbre, noticias falsas y especulaciones de todo tipo, comenzaron vivas y aplausos para “Francesco”. El Papa apareció sentado en su silla de ruedas, con el rostro menos hinchado que cuando ingresó, con ojeras que hablan de una internación dura, quizás más delgado y muy frágil. Aunque se sabía que no iba a hablar porque le cuesta después de semanas de oxigenación de altos flujos, en un momento de los menos de dos minutos de aparición, pidió a un colaborador que le acercara un micrófono. “Gracias a todos”, dijo, con voz difícil de comprender. Además, quiso agradecerle a alguien que le llevó flores amarillas: “veo una señora con flores amarillas, brava”, añadió, esforzándose. La señora fue identificada luego por Vatican News como Carmela Mancuso, una mujer de 72 años a quien el Papa reconocío porque suele seguirlo a todos lados. En esa breve aparición el Papa también levantó el pulgar como para decir que “todo bien”, un gesto que hace habitualmente, evidentemente contento de haber sobrevivido a esta difícil prueba, por ese reencuentro con su grey y la tan soñada alta médica. Saludó y bendijo levantando muy poco las manos de su regazo: podía notarse que tenía dificultades para respirar. Unos diez minutos más tarde, en su Fiat 500 blanco, abandonó el hospital con cánulas nasales de oxigenación de alto flujo puestas, sonriente pero con aspecto cansado y siempre saludando con la mano. Antes de llegar a Santa Marta, en un clásico de su pontificado Jorge Bergoglio pasó por la Basílica de Santa María la Mayor, donde se encuentra un ícono de la Virgen Salus Populi Romani, de la que es devoto, y templo donde ya dijo que quiere ser enterrado y al que suele ir a rezar antes y después de cada viaje internacional. Fiel reflejo de que ya está obedeciéndole a los médicos, en lugar de hacer el esfuerzo de salir del auto y desplazarse hasta allí, el Papa se quedó en el auto. Y le entregó al cardenal lituano Rolandas Makrickas, archipreste de la Basílica, unas flores para poner frente a “su” Virgen. Luego siguió hasta su hogar de Santa Marta, donde llegó minutos antes de las 13 locales. Allí, se descuenta que el personal de esta residencia para eclesiásticos del Vaticano donde Francisco prefirió quedarse a vivir, junto a guardias suizos y algunas monjas que atienden la cocina, le habrán dado una gran bienvenida. Antes, a las 11 de la mañana de un día de sol y nubes, fresco, reinaba un clima de enorme emoción en las afueras del Gemelli. Con los reflectores de todo el mundo apuntados al balconcito del segundo piso, identificable porque habían colocado una tarima blanca, centenares de personas, enfermos en silla de ruedas, familias enteras y periodistas esperaban con enorme expectativa la reaparición de Francisco. Después de 38 días de internación, en la que dos veces estuvo en peligro de muerte, esta ocurrió a las 12 locales (las 8 de la Argentina), después que el Papa pasara brevemente a saludar y agradecer a los máximos directivos del Gemelli, hospital que muchos creen que le salvó la vida. “¡Papa Francesco! ¡Papa Francesco!”, coreaba la gente, durante la espera. Algunas monjas, acompañadas por fieles, rezaban el rosario, todos sentados alrededor de la enorme estatua de san Juan Pablo II que hay en la entrada del hospital, que se volvió una especie de altar en donde dejar velas, cartas y buenos augurios al papa Francisco. Ayer, al anunciar sorpresivamente en una conferencia de prensa que le daban el alta, los médicos de Francisco dijeron que su estado “está mejorando”, pero que la prescripción que le daban era de dos meses de convalecencia y reposo. “La convalecencia es, por definición, un periodo de recuperación, por lo que es evidente que durante el periodo de convalecencia no podrá mantener sus citas diarias habituales”, advirtió Sergio Alfieri, el cirujano que lo operó dos veces de colon siempre en el Gemelli (en 2021 y 2023). En estos dos meses de convalecencia, destacaron, el Papa no sólo deberá limitar su ritmo de trabajo -que venía teniendo incluso en el hospital-, sino que deberá seguir con la terapia farmacológica con la que logró derrotar la neumonía bilateral porque aún sigue teniendo algunas infecciones pulmonares. Y, sobre todo, deberá continuar con sesiones de fisioterapia respiratoria y motora que, al parecer, lograron importantísimos avances en las últimas dos semanas. La fisioterapia respiratoria es esencial para recuperar el uso de la voz, dañada por varias semanas de asistencia respiratoria a través de cánulas nasales y una mascarilla de oxígeno. ”Cuando se sufre una neumonía bilateral, los pulmones se han dañado y los músculos respiratorios también han tenido problemas”, explicó Alfieri, que aseguró que “la voz tardará tiempo en volver a ser la misma”. Lo mismo había adevertido días atrás el cardenal cordobés Víctor Manuel “Tucho” Fernández, una de las personas más cercanas a Francisco que, en diálogo con periodistas, adelantó que tras esta hospitalización, muy ardua, para el Papa comienza “una nueva etapa”.

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