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  • Streetwear, metalizados y transparencias: los mejores looks de Lollapalooza Argentina 2025

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 23/03/2025 18:31

    Mientras el termómetro oscilaba entre los 17°C y los 22°C, los asistentes eligieron prendas ligeras dentro de una paleta cromática que reflejó el clima cálido del final del verano y la estética visual del evento (Jaime Olivos) En el Hipódromo de San Isidro, la décima edición de Lollapalooza Argentina 2025 convirtió al predio en una verdadera pasarela a cielo abierto. Entre abanicos coloridos y brillos en los rostros, miles de personas asistieron a uno de los eventos musicales más esperados del año. Mientras artistas internacionales y locales copaban los escenarios, el público respondió con lo suyo: una diversidad de atuendos que reflejó el pulso de la juventud, entre prendas intervenidas a mano, combinaciones pensadas al detalle y accesorios convertidos en íconos. Los mejores looks de Lollapalooza 2025 Los looks reflejaron creatividad y libertad estética en la edición 2025 del festival (Prensa Lollapalooza) Los colores vibrantes dominaron la escena: rosado, flúor, amarillo y verde claro fueron protagonistas en camperas, pantalones y accesorios. Esa paleta cromática, ligada a lo que algunos llaman “optimismo visual”, apareció como una respuesta al clima cálido del final del verano y al comienzo de un otoño que todavía no exige abrigo. Sin importar el día, los looks siempre se mantuvieron ligeros, con guiños a la estética pospandémica y a una idea de festejo expresada a través del color. En ese contexto, la lencería al descubierto se impuso como una de las tendencias más visibles. Más allá del calor, su presencia ya no responde a gestos de rebeldía, sino que se integró como un recurso habitual dentro de los códigos festivaleros. Los sombreros entre los accesorios más elegidos Entre los cuerpos en movimiento se repitieron tops combinados con botas, especialmente en los atuendos pensados para la noche. También se vieron “manguitas” —esas mangas que se usan solas, sin camiseta—, en tonos fuertes como rojo y negro. No faltaron los clásicos: los jeans rotos, en sintonía con la estética rockera, volvieron al ruedo con combinaciones diversas. Algunos eligieron romper con la fórmula básica de jeans y remera incorporando detalles personalizados o prendas con brillo. Los tops y las polleras cortas, en conjunto con botas, marcaron la tendencia en los atuendos más elegidos para el megafestival Otros optaron por bermudas de jeans recortadas a mano, en un ejercicio claro de intervención creativa. Como complemento, la ropa engomada —particularmente en polleras y minifaldas oscuras— sumó textura a un paisaje de telas livianas y cortes sugerentes. Mientras tanto, el glam rock se coló en los detalles. Brillos, figuras geométricas y metalizados adornaron camisas, camperas y pantalones, componiendo siluetas que remitieron tanto a los años setenta como a nuevas lecturas del género. Tops combinados con botas, jeans rotos con detalles personalizados, bermudas recortadas a mano y minifaldas engomadas también formaron parte de las elecciones (Gustavo Gavotti) La moda, a fin de cuentas, se movió al ritmo de la música, y lo hizo con soltura: cada outfit pareció responder no solo al calor, sino también al beat que sonó desde los escenarios. Entre el público, algunos grupos llegaron con looks cuidadosamente combinados entre parejas o amistades, respetando un código común que giró en torno a la frescura y la libertad. Con el regreso de las remeras estampadas y la presencia de bodies, zapatillas urbanas, pilusos y gafas de sol, el público del Lollapalooza recreó una estética nostálgica y urbana, en diálogo con estilos contemporáneos como el streetwear y el glam rock, entre muchos otros Otros se inclinaron por prendas más cotidianas —bodies y zapatillas urbanas—, sin por eso abandonar el juego estético. También se notó el regreso de las remeras estampadas, un guiño al inicio del siglo XXI que, en los festivales, encuentra terreno fértil para su despliegue nostálgico. El streetwear, en tanto, fue otro de los estilos elegidos. En la mezcla de lo urbano con lo musical —del reggae al funk, del hip hop al rap— aparecieron gorros, colores oscuros y tejidos anchos, sin que eso implicara renunciar a los tonos claros propios del clima. Además, muchos asistentes dejaron al descubierto sus tatuajes, lucidos con atuendos que permitieron exhibir diseños elaborados en brazos, espaldas y piernas. El negro es un color infaltable en los looks de esta cita Los accesorios cumplieron un rol clave. Se vieron muchas riñoneras, bolsos pequeños, pilusos, gorras, cadenitas, gafas de sol y guantes recortados. Todo eso en sintonía con el despliegue de colores que tiñó la jornada. Incluso ante el calor, hubo quienes se mantuvieron fieles al total black, ese estilo que nunca desaparece y que, en esta edición, contrastó con la variedad cromática general. Abanicos de distintas formas y colores se convirtieron en aliados para combatir el calor, aunque también funcionaron como elemento decorativo. Pese a la temperatura elevada, el público no sacrificó sus estilos: según indicaron desde la organización, se repartió agua gratuita, pero buena parte de la hidratación visual vino por cuenta de los propios asistentes. También se observó un uso lúdico de los colores en los atuendos En tanto, los brillos en el rostro y el glitter tuvieron protagonismo en las rutinas de maquillaje. Lejos de limitarse a resaltar rasgos específicos, ahora se usan como una forma de intervención estética libre. Aplicados sobre párpados, mejillas, pómulos o incluso la nariz, estos destellos dejaron de ser un adorno puntual para convertirse en un elemento central. Tonos metálicos, pigmentos vibrantes o combinaciones hechas a medida permiten a cada quien definir su propio estilo. Este uso del maquillaje como recurso expresivo se volvió particularmente visible entre adolescentes y jóvenes, que adoptan los brillos como si se tratara de trazos en un lienzo. El público se expresó con prendas intervenidas a mano, accesorios convertidos en íconos y una búsqueda compartida por hacer de cada atuendo un manifiesto visual, en un Lollapalooza donde cada detalle sumó a la narrativa estética del encuentro En paralelo, se extendió otra técnica llamada “efecto aura”, basada en la superposición de colores degradados. Inspirada en la idea de la energía individual, esta estética propone aplicar un tono en el centro de una superficie —como los ojos, las mejillas o incluso las uñas— y difuminarlo hacia los extremos. Más allá de la moda, la décima edición de Lollapalooza Argentina desplegó una estructura pensada para un público masivo y diverso. Entre las propuestas destacadas, hubo una tarima accesible para personas con discapacidad motriz, baños accesibles distribuidos por el predio, y puntos de información para orientación general y primeros auxilios. Los abanicos se consolidan como accesorios predilectos en este festival Además, hubo un momento especial para Kidzapalooza, dirigida a niños menores de 10 años. También se ofrecieron estaciones de hidratación gratuitas, sectores de meditación y descanso, y patios gastronómicos con más de 50 puestos y 100 opciones culinarias. En paralelo, el espacio Kidzapalooza ofreció entretenimiento para niños, con su propio lineup de artistas y actividades. Así, Lollapalooza Argentina mantuvo su apuesta por convertirse en una experiencia integral, donde la música, la comida, el entretenimiento y el diseño conviven. Los pañuelos en la cabeza, otro de los giros de la moda para el Lollapalooza El line up acompañó la intensidad del evento. El viernes 21 de marzo, subieron al escenario Justin Timberlake, Alanis Morissette, Foster the People, Los Ángeles Azules, Mon Laferte, Charlotte de Witte, Ca7riel y Paco Amoroso, entre otros. El sábado 22 fue el turno de Shawn Mendes, TOOL, WOS, Tate McRae, Zedd, Sepultura, The Marías y Teddy Swims. Para el cierre del domingo 23 de marzo, se esperan presentaciones de Olivia Rodrigo, Rüfüs Du Sol, Tan Biónica, Nathy Peluso, Benson Boone, Girl in Red, Fontaines D.C., Michael Kiwanuka, Caribou y más. Los detalles en rosado predominaron en muchos looks La edición 2025 de Lollapalooza se perfila como una de las más multitudinarias. Pero más allá de las cifras o de los nombres en la grilla, los rincones del predio contaron otra historia. Una que se escribió en telas, colores, brillos, decisiones estéticas y expresiones personales. En definitiva, un lenguaje visual que habla por sí mismo: el de un público que celebra, crea y se viste para mostrarse. *Fotos: Jaime Olivos, Gustavo Gavotti y Prensa Lollapalooza

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