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» Diario Cordoba
Fecha: 23/03/2025 08:54
El mes dedicado al dios de la guerra, Marte, ha llegado a Córdoba encadenando tormentas (Jana, Konrad, Laurence y Martinho...) como el que inserta las cuentas de un collar. El agua, bendita casi siempre, ha devuelto la vida a los embalses y ha hecho resurgir el alma adormecida del Guadalquivir, que ha bajado con furia por el cauce que los narcos han convertido, allá por la desembocadura, en la nueva autopista de la droga. La tragedia de la dana parece haberle puesto las pilas a las administraciones, que han reaccionado estos días de manera proactiva, coordinada y sin críticas ante la situación de emergencia. Lealtad institucional la llaman. El alcalde, José María Bellido, suspendió su viaje a Texas con la OCPM y se puso al frente del dispositivo en la capital, con la implicación directa de la subdelegada del Gobierno, Ana López; el delegado del Gobierno andaluz, Adolfo Molina, y el presidente de la Diputación, Salvador Fuentes, que acompañó al primer edil la madrugada del martes cuando tuvo que ordenarse el desalojo de una decena de viviendas en la parcelación de Guadalvalle, junto al aeropuerto. También han estado a la altura Policía Local y Nacional, Guardia Civil, Bomberos y voluntarios de Protección Civil, que cuando finalicen las lluvias van a redactar una nueva evaluación de zonas de riesgo en el término municipal, aplicando las lecciones que nos ha dejado la última subida del río. Pero, claro, no todo ha sido llover y cantar. El agua ha vuelto a sacar a flote unas cuantas miserias locales, que ahora se mecen en el lodo que inunda las riberas: la construcción de viviendas ilegales en zonas inundables, la fragilidad de los campamentos de chabolas, los peligros de no limpiar los cauces de los ríos, el mal estado del pavimento de muchas calzadas y de la autovía, árboles de mírame y no me toques, y hasta los miedos atávicos a que se vuelva a repetir la riada de 2010. Aquellas inundaciones conllevaron el desalojo de 800 familias y la constatación de que había que tomar una determinación con las parcelaciones construidas literalmente a pie de río (los nombres de algunas calles así lo atestiguan: calle del río, calle de la barca...). Pero entonces no se hizo y ni siquiera se demolieron las 12 viviendas que se precintaron por orden judicial y quedaron a la espera de la piqueta. Hasta hoy. El alcalde ha vuelto esta semana a hablar de demoliciones y se ha mostrado dispuesto a sentarse con la Fiscalía de Medio Ambiente para acordar una solución que vaya de la mano de los Servicios Sociales para que ofrezcan una alternativa habitacional si fuese necesario. No es fácil, pero no queda otra. Además, deberán reactivarse los planes con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir para la limpieza del río y el encauzamiento de los arroyos de la Sierra. Habrá que esperar a que dejemos de tenerle que poner nombre a las borrascas para saber si todos estos deberes quedan o no en papel mojado. En el poco tiempo que nos ha dejado libre la Aemet, el equipo de gobierno ha propuesto nombrar o renombrar 18 calles con personajes ilustres de la ciudad como Andrés Ocaña, Rafael Campanero, Rafi Valenzuela, Jaime Loring o Amparo Pernichi. Parece que hay cierta afición a parcelar 15 veces el mismo espacio, entendemos que para contentar a más colectivos, pero dando pie a que, por ejemplo, el callejón de Orive se vaya a subdividir en tres fases, y que a Colón se le quite un cachito de plaza para llamarla de otro modo, lo que ha suscitado las críticas del consejo de distrito Centro y de la asociación La Malmuerta. Entre chubasco y chubasco se descartó la consulta de la Feria que se iba a hacer para ver si se permitían que las casetas se quedaran de forma permanente en El Arenal para abaratar costes del montaje. La comisión de Feria decidió no hacer el referéndum, a cambio de que el Ayuntamiento amplíe las ayudas a la instalación y avance en la cota cero (suministros y preinstalación del suelo). Lo que ya no llega a tiempo es la prometida plantación de árboles en el recinto ferial que tendrá que esperar al otoño, y también acumulará retraso el soterramiento del cableado. Hablando de demoras, apunten también la del Templo Romano, que a este paso va a durar más que la que lo levantó primigeniamente (cuatro décadas en el siglo I). Con tanta lluvia, los grupos de la oposición han quedado algo diluidos: el PSOE ha vuelto a pedir que se extienda a toda la ciudad la suspensión de viviendas turísticas; Hacemos ha criticado que para entrar en la bolsa de Sadeco haya que aprobar los dos exámenes, y Vox prefirió seguir en el fango al volver a equiparar inmigración y delincuencia aprovechando en esta ocasión la detención de un presunto yihadista. Suscríbete para seguir leyendo
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