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» El litoral Corrientes
Fecha: 23/03/2025 08:05
Por Eduardo Ledesma Versión gráfica: Belén Da Costa Marcelo Meza es integrante de la comparsa Ará Berá y ganador del premio al mejor traje masculino del Carnaval de Corrientes 2025. Su creatividad y pasión por el carnaval lo han convertido en un referente, destacándose por fusionar tradición y arte en cada detalle de su vestimenta. En este primer episodio de la séptima temporada de Eduardo Ledesma Pregunta, nos cuenta sobre el proceso de diseño de su atuendo, los desafíos que enfrentó y cómo fue interpretar al santón correntino Antonio Gil, además de las experiencias más sorprendentes que vivió con sus devotos. Mirá el episodio completo Si vos te tuvieras que presentar… ¿Quién sos? Yo soy Marcelo Meza, una persona común y corriente. Soy un laburante, trabajo de lunes a sábados y si voy un poco a esta época, trabajo de lunes a sábado durante la mañana y por las noches me calzo, pero con muchísimo amor y con muchísimo gusto, un traje de carnaval para ser la persona más feliz del mundo. Y ese de lunes a sábado, ¿de qué se trata? De lunes a sábado trabajo en la fábrica textil Tipoiti. Estoy encargado del último eslabón del hilo que es la salida del mismo hacia los distintos clientes a través de mis camioneros y tengo un equipo a cargo acompañándome y es a lo que me dedico hace 17 años. ¿Hace más tiempo sos comparsero que trabajador de la fábrica? Sí, exactamente. Yendo a lo que vinimos, tu participación en el carnaval, yo no recuerdo ningún personaje o traje individual que haya generado en los últimos 20 años lo que generó tu traje. ¿Qué pasó? La verdad que es algo totalmente impensado. Yo personalmente no esperaba en absoluto esta repercusión. No sé la comparsa. El otro día hablaba con la presidenta de la comparsa, con Andrea Iriondo, y ella me preguntaba si yo era consciente de lo que generé y le dije que no. Ella de hecho me hizo una referencia y señalaba que algo anterior a lo mío que haya generado eso fue la riña de gallos de Ará Berá (referencia a 1975). Algo muy parecido siento que pasó con vos, me dijo ella, y eso me impactó bastante. Yo creo que todavía un poco no dimensiono lo que sucedió. Me llama mucho la atención ver mi foto en los portales de diarios prácticamente de todas las provincias. ¿Quiénes hicieron ese traje? ¿Quién lo diseñó? Mi traje del Gauchito Gil es un diseño de uno de los cuatro diseñadores de Ara Berá, que se llama Gonzalo Gabriel. La realización y la coordinación estuvo a cargo de Guille Lezcano Bres. Todo lo que tenga que ver con la realización del vestuario, el taller, el espaldar y el emplumado, a cargo de su sobrino, Carlos Martínez. También tengo que agradecer a mi modista, Dolores Rivera. Mauro Rubín, el arquitecto, fue el encargado de hacer todos los detalles de mi espaldar, la cruz, las flores, las velas. Es mucha gente. Yo cuento que el penúltimo día, antes del inicio del carnaval, fui al lugar -porque todo mi traje salió de la casa de Guille Lezcano Bres- y ver esa cantidad de personas dedicándose a mis cuatro espaldares, fue muy fuerte. Nunca vi tanta gente detrás de un traje mío. Ahí me encontré con la dimensión del traje también. Fue muy difícil llevarlo hasta el corsódromo. ¿Cuánto pesa? Y aproximadamente, todo puesto, pesa aproximadamente 40 kilos. Es pesado. Pesa como cuatro garrafas de gas... Sí, más o menos. Mi papá, que me ayuda y me lleva al corso, me dice, yo no sé cómo haces para aguantar esto. ¿Y cómo hacés? Me voy a prender de las palabras de una persona que sabe mucho de carnaval, que es el señor Goyo Prieto: los comparseros no somos personas normales. Yo, hoy en día que tengo el traje en mi casa y lo levanto para moverlo de un lado al otro, yo mismo me pregunto, ¿cómo hice para aguantar esto? Supongo que es la adrenalina, la ansiedad de salir al corsódromo, las ganas de pasarla bien, que en ese momento no sentí. Pero vos entrenás, ¿no? No. Yo no hago nada. Todo el año voy de mi trabajo a mi casa. Mi único entrenamiento son los días de ensayo. Los 45 días de ensayo, que voy a todos y a mí me encanta ir. Eso siento que me prepara bastante para lo que me espera después en el corso, pero no tengo ningún entrenamiento especial. Ese traje no se va a desarmar, ¿no? ¿Te lo pidieron como pieza de museo o algo así? Hasta ahora no, hasta el momento no. Mi traje está ahí a disposición de la comparsa, si lo tengo que exponer en algún lado yo no tengo ningún problema. Para mí sería un honor que mi traje esté expuesto en algún lado, me gustaría mucho eso. Pero sí, por ahí me preocupa en este momento un poquito el tema del espaldar, porque las plumas, que son caras, ya tendría que empezar a guardarlas, porque ya el paso del tiempo le juegan mucho en contra. Pero en cuanto a la ropa del Gaucho, no hay problema. Hay una cosa que a mí me impresionó. Vos dijiste que no sos creyente del Gauchito Gil. No, no soy creyente. ¿Y ahora? Tal vez es un poco infantil lo que voy a decir, pero la realidad es que siento que desde el mes de noviembre, que es el momento en el que me entregaron el diseño y me enteré que iba a ser el Gauchito, siento que inicié un proceso de amistad con este Gaucho. Siento que soy su amigo. No puedo decir que creo, veo la cantidad de fieles que tiene, todo lo que genera, respeto mucho eso, pero yo no estoy en condiciones de decir que soy un creyente más o que sí le debo favores al Gauchito. Siento que me ha acompañado desde el mes de noviembre hasta ahora y me ha ocasionado todo esto. Cuando vos pasabas por Mercedes, ¿qué hacías? Yo fui dos veces al Santuario del Gaucho en mi adolescencia, porque fui bailarín de Mataco Lemos y en dos oportunidades nos tocó pasar por Mercedes. Él nos hacía bajar a toda la academia y bailábamos un chamamé en la cruz. Eso también para mí fue como un poquito fuerte, porque yo vengo de una formación católica y de repente estar rindiendo culto a -entre comillas- “un santo pagano”, me hizo algo de ruido. Pero siempre lo hice con mucho respeto. Después de eso nunca más crucé por el santuario. Y eso también es algo muy raro que me estaba sucediendo, que es como que estoy teniendo como esa sensación, esa necesidad, de que tengo que ir a darle gracias por todo esto que me está ocurriendo. ¿Te ocurrió algo así alguna vez? La verdad que no. Esto que me ocurrió con el Gauchito Gil es fuertísimo. Yo se lo decía al director artístico de la Comparsa, Ulises Camargo. Lo que ellos me han hecho sentir, sobre todo en el show de comparsas, fue muy fuerte. Yo entraba en el show muy emocionado. Para mí es muy fuerte la escena que me tocó representar. Ya me puso nervioso en el momento en que me enteré que iba a ser el Gaucho, porque pensé en los fieles del Gaucho, de qué pensarían de ver un comparsero con tanto brillo, con tantas plumas, y empecé a digerir un poco esa idea. ¿Qué es lo más loco que te pasó? Lo más conmovedor me ocurrió este sábado. Fui por pedido de la comparsa al Carnaval de Intiyaco en Santa Fe. Estaba yo todo vestido de gauchito. Me fui con el traje completo y una locura la gente, sacándose fotos. En un momento se acercó una señora con una bolsita y me dijo así: “Mi mamá me dijo que le entregue esto a usted porque usted es el Gaucho Gil”. Yo le decía, yo no soy el Gaucho Gil, me llamo Marcelo Meza. “No, no, no, mi mamá me dijo que usted es el Gaucho Gil y que le dé en su mano esta bolsa que, por favor, usted como vive en Mercedes, lo lleve al santuario”. Digo, pero yo no vivo en Mercedes, vivo... “No, no, no, mi mamá me dijo que le entregue a usted. Por favor, agarre”. Y agarré la bolsa sin saber qué decirle. Después, cuando volví, llegué a mi casa con la bolsa, la abrí, tenía una blusa, supongo que de la señora, con una carta escrita por la señora al Gauchito. Sinceramente no sé qué hacer con eso. Yo creo que es el pasaje para que vayas a Mercedes. Sí, para por lo menos cumplir con esa señora. Y quien sabe a cumplir con vos también… Sí, puede ser.
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