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  • Y un día el trabajo de años tuvo recompensa

    » Elterritorio

    Fecha: 23/03/2025 06:13

    domingo 23 de marzo de 2025 | 6:05hs. El domingo 16 de marzo de 2025 será una fecha recordada por todos aquellos que lucharon por la vuelta de la competencia río adentro en Posadas. Pasadas las 7.15 de la mañana el sol naciente fue testigo del inicio de los 10 kilómetros del Aguas Abiertas en la playa Costa Sur. La jornada dejó postales únicas de los 21 nadadores que se animaron al reto. Las brazadas debajo del puente internacional o en cercanías de la Costanera llamaron la atención de los curiosos, mientras que los entendidos en la materia se acercaron a la arena de la playa El Brete para compartir el arribo histórico. Fueron dos horas y 22 minutos de ansiedad absoluta hasta que Jorge Rafael Noguera (45), surgido de la escuelita de atletismo ‘Tierra Colorada’ con una amplia experiencia en el triatlón nacional, cruzó la meta en primer lugar. Así fue ocurriendo con cada una/o de las/os valientes, entre ellas Constanza Guimaraez, la primera dama en hacerlo. Pero más allá de la competencia y el cuadro de honor, había que prestar atención a dos almas motivadas por sentimientos de todo tipo: la profe Marcela Báez (39) y su ex alumno Hernán Paredes (46). Ambos sobrevivientes de aquella fatídica tragedia del Paraná. Marcela es profesora de educación física y entrenadora del club Capri. Siempre conectada al agua desde los 10 años de edad, le había anticipado a El Territorio que sería “un cruce de sensaciones y de emociones inexplicables”. Marce tuvo como guía a Mario Silvera, el que la insistió para encarar este desafío por tratarse de una oportunidad única. Y es que la decisión no fue fácil según detalló en sentidas palabras: “Los primeros años después de la tragedia fueron muy duros porque estaba en el agua y tenía que enseñar. Recuerdo que no quería saber nada. Situarse en el puerto viejo o en el Pirá Pytá esperando a que vuelvan esos amigos que se fueron fue triste”. “Me hice una autoenseñanza en el Capri, volví a aprender con mis propios alumnos a respirar y meter la cabeza en la pile. Estuve enemistada con el río por ochos años y recién volví en el 2018, cuando Tri Misiones organizó el primer circuito boyado…completé a duras penas esos tres kilómetros y otra vez Mario me incentivó. Hoy llevo a los chicos a nadar conmigo, ya hay un respeto al río, hay algo de amistad”. “Al deporte no lo voy a abandonar. Estamos rodeados de ríos, arroyos y lagunas. En el 2018 Mario me obligó a volver al agua y me di cuenta que es una pasión que no se deja a pesar de los momentos del pasado. Si no lo hago eso se pierde y siempre tuve el apoyo detrás”. “Por más tragedia que sea uno tiene que seguir. Entonces esto es una forma de hacerlo más allá de los altos y bajos”, se sinceró. Finalmente Marcela cruzó la meta y levantó las manos al cielo entre lágrimas. Unos pasos más en la arena le esperaron abrazos sentidos y el apoyo de mamá Mirta, papá Gustavo y su fiel compañera Lola. “Esto es por cada una de esos ocho ángeles que miran desde el cielo. No tengo que bajar los brazos, hay que seguir avanzando”, dijo más tarde. Para Hernán Paredes la historia fue similar. El bonaerense -pero misionero por adopción- es ingeniero en telecomunicaciones y se preparó para el momento. “Practico natación desde los siete años. Nadé mucho tiempo para equipos de Buenos Aires y lo continué en Misiones”, contó. Hernán fue alumno de Marcela y hoy son grandes compañeros de vida. Con casi 50 años en su espalda, nadó dentro del viejo circuito misionero y lo hizo en la vecina Corrientes. De hecho en el 2023 formó parte de los 35 kilómetros de aguas abiertas que unieron Paso de la Patria y Corrientes Capital. Con mucho conocimiento en el tema, sabe de qué se trata: “El día de la tragedia no se olvidará nunca. Se nos pone la piel de gallina cuando hablamos de aquel día, pero siempre tratamos de seguir adelante y esto es una dedicatoria a todos ellos, los que no están entre nosotros”. La alegría se hizo notar rápidamente en su rostro una vez afuera del agua. Y es que además de la satisfacción personal, detrás de la línea lo esperaban sus hijas Emilia y Camila, además de su mamá Alicia que llegó especialmente desde Buenos Aires para fundirse en un abrazo especial. “Hace rato que no se hacía corriente a favor y había un poquito de oleaje. Lo disfruté porque sabía que esto iba a ser único”, cerró. Llegaron las premiaciones y los agradecimientos. Pero esta prueba organizada por Tri Misiones y el club León Seró abrió un abanico de posibilidades. El ‘sí se puede’ ya no luce imposible. Compartí esta nota:

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