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  • Ernesto Sábato y el "Nunca Más": el escritor que puso en palabras el horror de la dictadura

    Gualeguaychu » El Dia

    Fecha: 23/03/2025 05:06

    En un acto cargado de simbolismo y trascendencia histórica, el escritor Ernesto Sábato entregó en mano al presidente Raúl Alfonsín el informe final de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), titulado “Nunca Más”. Fue el 20 de septiembre de 1984. Aquel documento, que recopilaba las violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos cometidas durante la dictadura militar argentina (1976-1983), fue un testimonio demoledor de los horrores perpetrados por el terrorismo de Estado. Pero también fue mucho más: fue la cristalización de un compromiso ético y literario que Sábato, a lo largo de su vida, había asumido con la condición humana, el sufrimiento y la lucha por la dignidad. Sábato no era un político ni un abogado de Derechos Humanos, sino un escritor, un científico que había abandonado la física para sumergirse en los abismos del alma. Autor de novelas emblemáticas como “El túnel”, “Sobre héroes y tumbas” y “Abaddón el exterminador”, su literatura estaba marcada por una profunda reflexión sobre el mal, la soledad y las contradicciones. Su visión pesimista del mundo, no exenta de una búsqueda desesperada de redención, lo convertía en una figura especialmente indicada para abordar los oscuros acontecimientos del gobierno de facto. Cuando Alfonsín lo convocó para presidir la Conadep, Sábato no dudó en aceptar. Sabía que su nombre y su trayectoria le otorgaban una legitimidad moral incuestionable. Pero también sabía que la tarea que le esperaba sería desgarradora. Recorrer los testimonios de sobrevivientes, leer los relatos de torturas y desapariciones, reconstruir la siniestra arquitectura del horror, significaba adentrarse en el lado más oscuro de la condición humana. La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas fue creada por decreto presidencial el 15 de diciembre de 1983, pocos días después de la asunción de Alfonsín. Su objetivo era documentar los crímenes cometidos por el régimen militar y elaborar un informe que sirviera de base para la Justicia. Durante nueve meses, el equipo de la Conadep, conformado por juristas, periodistas, religiosos y defensores de los Derechos Humanos, trabajó incansablemente para recopilar denuncias y evidencias. Se recibieron más de 8.900 testimonios y se identificaron alrededor de 340 centros clandestinos de detención. Como presidente de la Comisión, se convirtió en el rostro visible de esa lucha. Su participación no fue meramente simbólica; leyó informes, escuchó testimonios, se involucró en la redacción del documento final. Y, sobre todo, le dio una dimensión literaria y moral que trascendió lo meramente jurídico. En el prólogo del Nunca Más, escribió un texto estremecedor que sintetizaba el espíritu del informe: “Las grandes calamidades son siempre aleccionadoras, y sin duda el más terrible drama que en toda su historia sufrió la Nación durante el periodo que duró la dictadura iniciada en marzo de 1976 servirá para hacernos comprender que únicamente la democracia es capaz de preservar a un pueblo de semejante horror, que sólo ella puede mantener y salvar los sagrados y esenciales derechos de la criatura humana. Únicamente así podremos estar seguros de que nunca más en nuestra patria se repetirán hechos que nos han hecho trágicamente famosos en el mundo civilizado”. La entrega del informe fue un acto histórico. Con el documento en sus manos, el Presidente anunció la apertura del Juicio a las Juntas, que llevaría a la cárcel a los principales responsables de la dictadura. Así se convirtió en un libro clave en la construcción de la memoria histórica argentina y su impacto no solamente fue judicial o político, sino también social y cultural. La frase "Nunca Más" pasó a ser un lema insoslayable en la lucha por los Derechos Humanos. Por su parte, Sábato quedó marcado para siempre por esa experiencia. Aunque ya era un intelectual reconocido a nivel mundial, su papel en la comisión lo proyectó como una figura ética de la democracia recuperada. Su relación con el informe no estuvo exenta de polémicas: algunos sectores de la izquierda lo criticaron por equiparar la violencia de las organizaciones armadas con la represión estatal, mientras que la derecha lo atacó por revelar los crímenes del gobierno de facto. Sin embargo, su compromiso con la verdad y la justicia quedó fuera de toda duda. Falleció el 30 de abril de 2011, a los 99 años. Su legado literario es incuestionable, pero su participación en la Conadep es, sin dudas, uno de sus aportes más significativos a la historia argentina. Fue un escritor que no se refugió en la torre de marfil de la literatura, sino que puso su voz y su prestigio al servicio de una causa fundamental: la lucha contra el olvido y la impunidad. El “Nunca Más” no sólo sirvió para juzgar a los responsables de la dictadura, sino también para consolidar una conciencia colectiva sobre la necesidad de defender los Derechos Humanos. Y en ese proceso, la figura de Sábato se erige como un testimonio de que la literatura no sólo puede narrar la historia, sino que puede converger en un mismo camino con el de la memoria, la verdad y la justicia.

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