Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • El malestar de Calu Rivero y los trabajos del futuro

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 23/03/2025 04:38

    Días atrás fue viral una noticia de la actriz argentina Calu Rivero y sus reflexiones sobre la búsqueda de niñera/o para sus hijos. En un mensaje de alta carga simbólica, Calu decía en Instagram: “Estoy buscando niñera, pero no CUALQUIER niñera. No alguien que le guste estar con los niños nomás. Busco a una persona que entienda el arte de cuidar, de acompañar, de sostener”. Suena hermoso, ¿O no? Pero el requerimiento sigue, con muchos atributos adicionales por parte de Calu: “Nuestra familia es nómade. Nos movemos, viajamos, cambiamos de aire. Y busco a alguien que vibre con eso, que sea parte del ritmo, que tenga esa chispa de organizar sobre la marcha y hacer que todo fluya”. Toda una “Job description” calificada, acorde a las necesidades de una familia moderna con alto poder adquisitivo, cosmopolita y acceso a círculos de influencia relevantes (recordemos que el padre de los niños a cuidar es el hijo menor del ex-Presidente Fernando De La Rúa). Todo ello converge en un original cuestionario que las o los interesados en la oferta de Calu estaban invitados a responder. Por ejemplo: ¿Quién sos?, ¿Estado civil?, ¿Cuál es tu magia que te hace única/o?, ¿Cuál es tu superpoder o gran fortaleza?, ¿Te gusta el campo?, ¿Tenés el don de saber cocinar?, ¿Manejas, especialmente en caminos de tierra?, ¿Te llevas bien con el orden y la limpieza? Luego del cuestionario, el remate que hace la protagonista es creativo e inspirador: “Si sentís que este viaje es para vos, te leo con ganas. Vamos a ver si el destino nos cruza”. Las interpretaciones fueron múltiples, como suele suceder en este mundo de redes instantáneas, voces empoderadas y haters desaforados. Si bien se respira cierta frivolidad con connotación aristócrata en los posteos de Calu, hagamos foco en la mirada humanista que podemos tener de los mismos: ¿No es elogiable que una persona pública se esté ocupando personalmente de buscar y seleccionar a la niñera/o que ayudará a cuidar a sus hijos? ¿No es dignificador para el trabajo de cuidado de niños que el contratante invite a fluir con la familia empleadora? ¿No es positivo que salgamos de frías y estandarizadas ofertas de trabajos domésticos y de cuidados para abrirse a un inagotable mundo de destrezas, posibilidades y diferenciales personales de los postulantes? Y, sobre todo, ¿no es un enorme logro de la civilización y de las nuevas economías de triple impacto que una persona de alto estrato social haga foco en las habilidades requeridas para los trabajos esenciales, esos que son claves para vivir con tranquilidad y bienestar? Como el lenguaje crea mundos y la hermenéutica domina nuestras relaciones y conversaciones, la mayoría coincidirá que, formuladas de esta manera, las preguntas sobre la oferta de Calu son aire fresco para la Humanidad. ¿O acaso no puede leerse la historia humana como una larga y sinuosa marcha para hacer más dignas y justas las relaciones entre las personas, especialmente las de índole laboral donde hay alguien que contrata y paga y alguien que es contratado y entrega su tiempo? Estamos ante una hermosa muestra de alguien con muchos recursos económicos mostrando públicamente que necesita “los servicios” de alto valor agregado de otra persona que a su vez necesita trabajar. Pero como en todo, hay una dimensión subyacente a aquello más visible. Más allá del abuso en ciertos términos pintorescos (por llamarlos de alguna manera) en que las comunicaciones de Calu puedan haber incurrido, lo que subyace en las mismas es una profunda y, quizás involuntaria, desconexión con la realidad de las dinámicas vinculadas al trabajo de las personas en un mundo bajo cambios tan fuertes y acelerados. La muestra más cabal de ello es cuando a Calu se le acaba el encanto seductor y, ante la falta de postulantes en su taquillero perfil de Instagram, lanza una reflexión con tono de queja: “¿Dónde están?, ¿Dónde se han ido? ¿Siguen existiendo o es que perdí de algo? ¿Es un oficio en extinción?” No faltarán los expertos en simplificar realidades complejas para ofrecer respuestas etiquetadas ante el malestar de Calu: “ya nadie quiere trabajar”, “seguro que prefieren un plan social que un trabajo que implique esfuerzos”, “somos hijos del rigor que nos quejamos por la falta de trabajo y cuando aparecen buenas propuestas no las tomamos”, “todos quieren trabajos livianos, con computadoras y en ojotas”. Y tantas otras frases que se hacen populares bajo el influjo de sesgos y emociones extendidas. Si desconfiamos de ellas y sentimos que siempre tendrán sabor a poco, debemos buscar preguntas y respuestas más profundas, que sean capaces de indagar en realidades más complejas, que suelen tener historias, aristas, personas diversas y tendencias que las moldean. Realidades sistémicas, en definitiva. Esas que suelen predominar en los asuntos humanos y que hacen que nuestras vidas sean tan impredecibles, riesgosas y llenas de posibilidades. Esas mismas realidades con las que nuestra querida Calu peca de desconexión al quejarse por la escasez de potenciales niñeras/os que acuden ansiosos ante su encantadora oferta. Hay por lo menos tres elementos que nos permitirían entender mejor el trasfondo del malestar de Calu, y que tienen que ver directamente con las transformaciones del trabajo humano en esta tercera década del Siglo 21 y, sobre todo, hacia donde parece encaminarse el mismo en el futuro. Oferta de mano de obra y remuneraciones, propuesta de valor empleadora (demanda) y habilidades múltiples, serían los tres tópicos que merecen un análisis mayor. La oferta de mano de obra en cada sector de la industria y los servicios, y las respectivas remuneraciones promedio que se manejan en las mismas tienen que ver con la dinámica de los mercados de trabajo y especialmente con la enorme migración de trabajadores que se registra y que se espera en el futuro. Millones de personas buscan nuevas oportunidades y están dispuestas a cambiar de oficios o profesiones, pero ello requiere de tiempo, formación y otras palancas aceleradoras. En el centro, brillan las remuneraciones, a la luz de la creciente dispersión de precios a los que cada vez más las personas están dispuestas a trabajar en distintas actividades. Los marcos generales, como convenios colectivos, mínimos legales u otros, pierden presencia frente a la variabilidad de perfiles y aspiraciones en el mercado de trabajo. La economía de los cuidados, donde operan los servicios de niñeras/os, se encuentra en el cuadrante de fuerte demanda y grandes brechas de ingresos ofrecidos / pretendido. Parece inverosímil, entonces, que Calu pretenda gran afluencia de postulantes, salvo que esté dispuesta a un esfuerzo económico fuera de lo ordinario (lo cual no se refleja en sus distintos posteos). La propuesta de valor empleadora es una tendencia arrolladora. Contrapone con fuerza al miedo creciente de reemplazo de mano de obra humana por máquinas. El descenso de las tasas de natalidad, la proliferación de trabajo independiente y otros factores transversales hacen casi imposible hoy (y mucho más en el futuro) que cualquier empleador no esté agudizando el ingenio para enriquecer sus propuestas de valor hacia potenciales colaboradores. Fichar y sostener una persona para un trabajo determinado es cada vez más difícil. Más aún en sectores muy demandados (como la economía de los cuidados). ¿Cuál será la propuesta de valor de Calu para que alguien acepte entregar buena parte de su vida al cuidado de sus niños y ayudar a esa familia a fluir en su vida nómade por el mundo? La evidencia será implacable con ella: plata, techo, viajes y comida probablemente no alcancen. Descubrir que más es una gran incógnita a develar. Finalmente, el mundo de las habilidades múltiples. La gran esperanza para la relevancia futura del trabajo humano en un mundo lleno de robots y tecnologías inteligentes. Lo que llamamos habitualmente “habilidades blandas o duraderas” son muy resilientes frente al avance arrollador de la inteligencia artificial en ámbitos cognitivos. Más aún, en las sociedades actuales llenas de vínculos, estímulos y emocionalidades, ese tipo de habilidades se multiplican y revalorizan. Calu parece reconocerlo, cuando pide mucho más que “cualquier niñero/a”. Solicita alguien capaz de “cuidar, acompañar y sostener”. Guau! Tres habilidades complementarias de altísimo impacto que una persona debe desarrollar, lo cual siempre representa un desafío vital para cada una de ellas (sobre todo las que están en la base de la pirámide social), en el que deben reunir varios insumos: actitud, recursos, formadores, tutores, etc. También pide Calu: “hacer que las cosas fluyan”, cocinar, manejar, mantener el orden, “chispa para organizar sobre la marcha”, etc. Cada una de ellas es una competencia en un tablero de posibilidades personales. Acelerar esos trayectos en millones de personas es la gran misión de la industria de la educación en estos tiempos. Calu: no se trata de un oficio en extinción, sino más bien una profesión en transformación y con excelentes perspectivas de desarrollo, siempre y cuando reconozcamos, avalemos y apalanquemos esas habilidades múltiples que este trabajo, cada vez más, requiere. Sólo si como civilización logramos afrontar las anomalías de nuestro tiempo, como históricamente hemos hecho, y hacer de la omnipresencia tecnológica la gran plataforma para elevar y enriquecer el trabajo humano en distintas industrias y formatos, habrá futuro floreciente para las personas. Aun debiendo afrontar dolorosas transiciones hacia nuevas maneras de trabajar que se perfilan en las economías del futuro. Y aceptando que habrá trabajos que caigan, otros que suban y otros que nazcan. Quizás Calu nos esté, sin saber, mostrando el camino y lo que realmente necesite sea una especie de “cuidador y acompañante de familia nómade con niños”. O algo por el estilo. Con habilidades múltiples y distintivas, otras expectativas de remuneración y receptivos a propuestas de valor creativas de parte de las familias que quieran contratarlos. Es decir, habrá muchas categorías de niñeros/as, cuidadores, coachs y afines. Justamente, los trabajos enriquecidos que, en distintos rubros, será muy difícil que sean reemplazos por robots o dispositivos de IA. En el escenario más optimista, muchos trabajos del futuro seguirán este modelo. Ojalá así sea.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por