Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • De una tragedia a una solución global: la app que ayuda a los inundados en Bahía Blanca

    » Elterritorio

    Fecha: 23/03/2025 04:22

    Dos estudiantes y un ingeniero recién graduado de la Universidad Nacional del Sur desarrollaron, contra reloj, un eficaz sistema que vincula las demandas de los damnificados con los voluntarios y los donantes para hacer más efectiva la asistencia. Historias de emociones y reencuentros. sábado 22 de marzo de 2025 | 9:00hs. Bahía Blanca seguía siendo una ciudad sumergida. Al día siguiente de la lluvia histórica, urgencia sobre urgencia, se necesitaba de todo: comida, colchones, agua potable, ropa seca, artículos de limpieza, reunirse con una mascota perdida, encontrar hasta dónde la fuerza de la corriente había arrastrado el auto. No faltaban ganas de ser solidario; lo que se precisaba era gestión. Los voluntarios se chocaban entre sí, sobraban en algunos lugares, faltaban en otros. Lo mismo pasaba con los víveres y los insumos. Caos. Conmovidos, dos estudiantes de la Universidad Nacional del Sur (que lanzó su propia campaña de reconstrucción porque perdió laboratorios y más de 70.000 libros) se habían arremangado para enfrentar lo que fuera y asistir en distintos barrios. Allí, metidos en el barro, se dieron cuenta de que se estaba desperdiciando parte de esa fuerza comunitaria. Entonces, contra reloj, mientras todo era confusión y angustia, los tres, sin saber que trabajarían luego en conjunto, pusieron todo su talento en acción para que los esfuerzos por ayudar rindieran más. Pasar a la acción Julian Piñeiro tiene 28 años, nació en Bahía Blanca y se graduó de Ingeniero en Sistemas en 2024. Tiempo atrás había desarrollado una app que sirvió para que, en épocas de escasez de nafta, los usuarios pudieran saber en tiempo real las estaciones de servicio cercanas donde había combustible. A las 19 del mismo viernes de la inundación fatal, se dio cuenta de las dimensiones del desastre. Sin luz, en uno de los escasos momentos en que tuvo señal, se enteró de que había puentes arrasados, gente con más de un metro de agua en sus casas. Y empezó a ver videos con vehículos que eran arrastrados hasta caber, abollados, donde nadie nunca se imaginó que podía entrar un auto. “El agua los llevaba lejos, cuadras y cuadras, hasta dejarlos en lugares de lo más bizarros. Y pensé que si hacía una app para reportar la pérdida de los coches podría ser útil. La lancé cruda, sin pulir, el sábado al mediodía. Y vi que servía”, recuerda Julian. Al rato alguien le dijo que había otro problema: los autos que no fueron arrastrados habían perdido sus patentes. “Entonces puse foco en ambos temas. Y ahí la app, Autofinder, explotó de visitas”. En la tarde del sábado, una chica le acercó otra idea: “¿No podrías hacer lo mismo de los autos perdidos pero para encontrar mascotas?”. Julian dudó. “Era una responsabilidad grande, si alguien terminaba vendiendo un animal podía tener problemas porque desde la app yo había intermediado… Pero era tanta la gente desesperada que confié y le di para adelante. Me apoyé en componentes que tenía, usé la base de datos de mi negocio… La emergencia lo ameritaba”. El domingo estaba online la app para mascotas perdidas: Mascotapp. Muy cerca, dos alumnos de la Universidad, a quienes conocía solo de vista, libraban su propia batalla para dar una mano. Hernán Pérez Olivera, de 27 años, y Marco Valla Zanardi, de 26, oriundos de Trelew y Viedma, respectivamente, son amigos desde el primer año de la carrera que comparten con Julian. Marco se recibe el mes que viene; Hernán, a fin de año. “Mi casa estuvo a un escalón de quedar bajo el agua… Vivo a tres cuadras del canal que desbordó”, dice Marco. Los dos se pasaron las primeras horas tras la tragedia ayudando a los que habían tenido menos suerte que ellos. “Veíamos -remarcan- a los voluntarios boyando, perdiendo tiempo en tratar de llegar de un lado a otro en lugar de usarlo para actuar”. Es crucial tener el ojo afilado para detectar esas ineficiencias. Y así, ese mismo domingo, de madrugada y sin dormir, pusieron al público Bahía Ayuda, un desarrollo que funciona tanto para celulares como en computadoras. La app tiene dos botones grandes, Solicitar Ayuda y Ofrecer Ayuda, un mapa donde se ven claramente los lugares adonde llevar productos y en qué sitios se necesitan voluntarios, y un buscador con filtros por barrios y por tipo de donación. Tienen contabilizadas más de 30.000 visitas, casi 380 pedidos de ayuda, más de 330 personas ofreciendo su colaboración (para limpiar, hacer arreglos, cuidar a ancianos, dar atención psicológica y mucho más), y 85 personas que pusieron su vehículo a disposición para mover cosas. “Más de un 50% de los pedidos están resueltos. Sabemos que el número de casos cerrados es mayor, pero los voluntarios están chequeando uno por uno antes de marcarlos”, explican. La utilidad de la app se expandió desde que Hernán y Marco incorporaron a Bahía Ayuda los links para acceder a las de Julian. De ese modo, necesidades, voluntarios, donantes, mascotas, y autos y patentes perdidos están hace días integrados en la misma solución. “Eran las 4 a. m. del día posterior al lanzamiento de la app, y veíamos cómo algunas personas la usaban para subir mensajes en los que por ejemplo decían ‘no tengo colchón donde dormir’. ¡No sabés la motivación que nos daba eso para seguir trabajando en mejorar nuestro sistema!”, cuenta Marco, todavía emocionado.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por