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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 23/03/2025 02:43
Javier Milei en Expoagro “Finge hasta que lo logres.” Aleksandr Dugin, el filósofo que más sintoniza con el ideario de Vladimir Putin, le envió ese consejo a través de X a Donald Trump, hace unos días. El intelectual ruso recomendó, en esas líneas, un ejercicio de simulacro de éxito de su proyecto MAGA hasta tanto lo consiga en los hechos. Dugin se ha enfocado en el liderazgo del presidente de Estados Unidos y de Elon Musk, a quienes les atribuye puntos en común con el Kremlin y una clara diferencia con Europa. El “Rasputin de Putin”, como es conocido, no oculta su fascinación por lo que considera una nueva era bajo otro sistema de valores. La sensación de victoria y dominio permanente son también parte de la táctica de simulación de la administración de La Libertad Avanza. Javier Milei es el presidente más débil en términos de estructura política desde 1983, con apenas 8% de representación en el Senado y 15% en Diputados, y sin gobernadores propios. Sin embargo, se mueve con la fortaleza de un emperador. Finge ser César Augusto, y que “todo marcha acorde al plan” (TMAP), como si aún sus desaciertos y el circo de los libertarios fueran parte de un designio planificado. Lo llamativo no es cómo se autoperciba o cómo pretenda que lo perciban, sino que los demás actores, aún contradiciendo posiciones anteriores, se terminen rindiendo a sus pies. El debate político llegó al extremo de poner en el centro el riesgo de la cuestión democrática. Para el mileísmo hay “golpistas”; para los kirchneristas y la izquierda; no hay Estado de derecho. El Gobierno transita con cierta comodidad, por ahora, esa realidad hecha caricatura. Pasó en una semana de denunciar intentos de “desestabilización” a, desde una minoría absoluta, obtener el aval del Congreso al DNU que habilita un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional del que no se conocen detalles. El oficialismo logró 129 votos para ratificar el DNU del acuerdo con el FMI La Casa Rosada enfrentó un desafío doble el miércoles pasado: conseguir el respaldo de la oposición en la negociación con el FMI y convalidar el control de la calle, con un operativo policial sin desbordes. Logró ambos objetivos. El triunfo se agiganta si se pone sobre la mesa que hay un rechazo de gran parte de la sociedad al Fondo y a la noción de endeudamiento, coinciden diversos consultores. Y teniendo en cuenta que la raíz original de la protesta frente al Congreso fue por las jubilaciones, un asunto que el Gobierno no debería relativizar y que empieza a hacerse sentir en los sondeos. El gran activo de Milei se basó en su potencia comunicacional y en el alto nivel de aprobación de la opinión pública. La baja de la inflación fue determinante para mantener el sostén, pero a más de 15 meses de gestión, el desgaste empezó a notarse desde febrero. El escándalo de $LIBRA fue un punto de inicio, pero no explica el descenso “por goteo” de la imagen presidencial, que supo estar encima de los 50 puntos. ¿Hay otras demandas que empiezan a picar en punta y no son respondidas? La figura del “triángulo de hierro”, compuesto por los hermanos Milei y Santiago Caputo, le sirvió al Presidente para escenificar por dónde pasa el poder y amortiguar la erosión directa. Los resultados beneficiosos son capitalizados por él; todo lo malo, esencialmente se refleja en los otros dos vértices, es decir, en su entorno más cercano. Javier Milei, Santiago Caputo y Karina Milei Karina Milei tiene una imagen positiva de 26,3% y negativa de 65,5%, según un reciente informe de Shila Vilker, de la consultora Trespuntocero. A pesar de no haber hablado nunca y de aparecer poco, sorprende el alto conocimiento de Santiago Caputo, aunque también está entre los peor conceptuados: registra 28,9% de valoración positiva; 62,7% de negativa; 3% no lo conoce y 5,4% no sabe. Al Gobierno le pesa cada día más el calendario. El 26 de octubre, fecha de las elecciones legislativas, queda lejos. En un momento, a lo largo de 2024, se barajó la posibilidad de adelantar los comicios a abril, pero influyó en la decisión la proyección de que la economía mostraría mejores índices en la segunda mitad del año. Milei anticipó en su discurso del 1 de marzo un escenario de “volatilidad”, algo que se replicó en los mercados. El Banco Central no deja de perder dólares y en una semana se desprendió de USD 1.200 millones. Se descuenta un cambio en el régimen cambiario implícito en el acuerdo con el FMI, pero la incertidumbre de los términos operan en detrimento del Gobierno por anticipado. Cristina Kirchner fue la primera que olfateó esa zozobra, cuando le dedicó uno de sus “Che Milei”, a principios de este mes, en el que vaticinó una devaluación. La ex presidenta se puso en la primera línea de confrontación contra el Gobierno, a medida que se aproximan las definiciones electorales. Cristina Kirchner El viernes tuvo malas noticias. La sanción de Trump en su contra, por la que se le prohíbe ingresar en los Estados Unidos, es de alto impacto, pero la que más le preocupa es la novedad local. La Cámara de Casación rechazó en duros términos un recurso extraordinario por el caso Vialidad. A CFK le queda el camino de ir en queja a la Corte para revertir el fallo, pero reduce sus posibilidades de éxito. De quedar firme la condena, no podrá ejercer cargos públicos. En el Gobierno no creen que la Corte defina la situación de Cristina antes de octubre porque sería “participar” del proceso electoral. Hasta ahora, ella no confirmó a nadie su candidatura en la provincia de Buenos Aires. Algunos sostienen que no la ven en la Cámara de Diputados, conviviendo con Lilia Lemoine o su propio hijo, sentado cerca suyo en una banca. Otros, en cambio, intentan convencerla. Sí, aclaran, ya habría descartado otra hipótesis, que era ir por la senaduría en la Capital. Milei y Cristina se disparan munición gruesa, pero se necesitan en el juego de simulación para barrer del camino a cualquier cosa que no sea esa polarización. (Fuente) Los dos tienen pendiente qué hacer con el Poder Judicial. El 3 de abril está convocada en el Senado una sesión para tratar los pliegos de los candidatos a completar la Corte. Sería un golpe durísimo para el oficialismo si la oposición lograra el número para tirar abajo ambas postulaciones. A ese traspié, se agrega la anomalía institucional que se generaría con Manuel García Mansilla, quien, a diferencia de Ariel Lijo, ya asumió por decreto. El miércoles pasado un grupo de senadores intentó buscar una salida superadora al conflicto. Hubo una conversación entre el formoseño José Mayans, que no se mueve sin luz verde de Cristina; Juan Carlos Romero (Cambio Federal) y Carlos “Camau” Espínola (Unidad Federal), para impulsar la ampliación de la Corte Suprema de Justicia, una idea que va y viene. Es la única solución que le ven al empantanamiento de la negociación. En esa mesa se habló de dejar en pie a García Mansilla y Lijo; y de sumar otros dos postulantes “puestos por la política”. Uno es para Cristina, y entre los nombres aparecen María de los Ángeles Sacnun y Anabel Fernández Sagasti, en ese orden. Y el cuarto, para el resto de la oposición, lo que daría pie a una verdadera lucha en el barro para elegir un candidato. Desde el Senado, se hizo una consulta con la Cámara de Diputados para sondear la posibilidad de retomar un proyecto que ya tiene media sanción. Se trata de una iniciativa que propone una Corte de 15 miembros, auspiciada por CFK, cuando se debatió en septiembre de 2022. La idea, a priori, sería corregir ese texto, para pasar a 7 integrantes, aprobarlo en Diputados y que regrese a la Cámara alta, pero en un proceso ya acordado para que su discusión no tenga complicaciones. Los senadores José Mayans y Anabel Fernández Sagasti Uno de los consultados por el trámite fue el diputado Miguel Pichetto, quien advirtió que sería viable si se acuerdan los criterios. Pichetto siempre promovió volver a la anterior composición de la Corte, de la época menemista, y tuvo un rol importante cuando Mauricio Macri se topó con el repudio del peronismo a las designaciones por decreto de Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz. Cristina es Cristina y no va a ceder en nada de lo que ya estableció como condición, que es designar un miembro y aumentar el cupo femenino. Está por verse cómo afecta al pacto que empieza a tejerse el último fallo, que complicó su derrotero judicial. En la Casa Rosada, a esta altura, no ven con malos ojos una Corte más grande. “De 7 o de 9”, sostienen. Tampoco hay vetos a los nombres que propone CFK, si todo es parte de una negociación política que deja a sus dos postulantes en pie. “Entendemos que para ella es indigerible García Mansilla”, argumentan, al no poner reparos sobre quien elija la ex presidenta. El Gobierno necesita darle un cierre a un plan que arrancó torcido –reconocen incluso en despachos oficiales- y que puede meterle mucho ruido a la gestión. Como dice en privado un dirigente del PJ: “Milei es hoy prisionero de una Corte chica”.
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