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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 23/03/2025 02:39
Nicolás Stulberg Eduardo Costantini busca las palabras que mejor definan cómo se siente. Piensa unos segundos y no duda. “Estoy embobado”, dice. Así define su presente el creador de Nordelta y el Malba, y uno de los empresarios más reconocidos, exitosos e influyentes del país, a pocos días del nacimiento de Kahlo Milagro, su octava hija. Y usa un concepto, repetidamente, en el mismo sentido: agradecimiento. Costantini asegura que Kahlo Milagro es ahora el gran proyecto de vida, junto a su esposa Elina. Y disfruta de comenzar a criarla con más tiempo, aunque en base a premisas similares a las que les dedicó, en su momento, a los hijos que tuvo a lo largo de su vida. No desconoce que por momentos piensa en lo que significa ser un padre a su edad, 78 años, pero que no cambia por nada la felicidad que siente. “Estoy embobado, emocionado y agradecido. Kahlo Milagro es eso, un milagro. Me tiene loco. No puedo creer tenerla ahí, es divina. Un sueño”, se sincera el empresario en una charla con Infobae. Se le nota la emoción en la voz mientras está atento a los “ruiditos” que hace Kahlo en la habitación contigua. Eduardo Francisco Costantini es el quinto de 16 hermanos y creció en San Isidro. Es economista de la UCA, tiene un máster en Arts in Quantitative Economics de la Universidad de East Anglia, de Inglaterra, y realizó un Capital Markets Course en la London School of Economics. Comenzó como broker en los 80, fundó Consultatio Bursátil y fue accionista del Banco Francés del Río de la Plata. Y no paró. Según Forbes, tiene la décimoprimera fortuna del país, un patrimonio de unos USD 1.500 millones. “Estoy embobado, emocionado y agradecido. Kahlo Milagro es eso, un milagro. Me tiene loco. No puedo creer tenerla ahí, es divina. Un sueño” En un extenso diálogo con Infobae compartió su visión sobre el rumbo económico de la Argentina bajo la presidencia Javier Milei, la situación del sector privado, el escenario político y los desafíos estructurales del país. Desde su rol como inversor y empresario, hizo foco en la necesidad de confianza, reservas y reglas claras. También abordó el estado actual del sistema financiero, la apertura comercial y la relación con EEUU. Es crítico de las estructuras tradicionales del país, aunque valoró los logros iniciales de la gestión libertaria. Subrayó la importancia de sostener un sendero de reformas con visión de largo plazo, y resaltó los riesgos latentes que aún enfrenta la macroeconomía. El empresario junto a Kahlo Milagro, su hija que nació en enero (Instagram) Desde su experiencia en el mercado inmobiliario, el sistema financiero y el arte, trazó un análisis que combina datos económicos con impresiones personales. Habló también del futuro del proyecto ONE618, su rol como coleccionista y una nueva etapa en su vida. — ¿Cómo evalúa los primeros 15 meses de Javier Milei en el poder? — Argentina no iba a ningún lado... O, mejor dicho, nos conducían a un populismo que nos iba a llevar directo a incrustarnos contra una pared. Y hubo un cambio. Un cambio en la población a través de canales indirectos que tienden a desintermediar a las instituciones tradicionales, políticas, sindicales y demás. La gente no veía resultados, para nada. No estaba satisfecha, y apareció alguien diferente, que nada tenía que ver con lo tradicional; distinto a lo que estaban acostumbrados, radicalizado, contrario al populismo. Hizo una propuesta y ganó. Eso es Javier Milei, una especie de Ave Fénix que tiene una representación popular genuina. Pero las instituciones no siempre van en paralelo al cambio de la opinión pública. Argentina pide a gritos una moneda fuerte, que se combata a la inflación y haya disciplina fiscal, más allá de las ideologías. — ¿Cómo lo ve a Milei? — El Presidente es un solitario, alguien radicalizado, que exacerba su discurso. No es dialoguista, confronta, rompe y por eso genera fricciones políticas. Creo que hubo muy buenos logros en términos de la desactivación de una gran crisis. Salimos del peligro de la híper, del default y de la emergencia de un endeudamiento público muy abultado. Se avanzó mucho, pero quedan debilidades. Por ejemplo, la falta de reservas. Milei llegó a un país con un nivel de confianza muy bajo, un riesgo país muy elevado, fuera del mercado voluntario de deuda y con muchos vencimientos por pagar. Se hicieron cosas para enfrentar la tormenta y hubo cambio de expectativas. Se logró recomponer parcialmente la situación, blanqueo mediante e incentivos en bienes personales. Hay cosas muy buenas, pero empezó con un nivel de reservas negativas y no se revirtió. “Argentina pide a gritos una moneda fuerte, que se combata a la inflación y haya disciplina fiscal, más allá de las ideologías” — ¿La falta de reservas es uno de los mayores riesgos económicos que enfrenta hoy el país? — Sí. El Estado tiene un problema financiero. La deuda es relativamente elevada, pero hay otros países que la tienen más alta. Ni hablar del déficit. EEUU, por ejemplo. Pero ellos emiten la moneda y hay demanda internacional de dólares, a pesar de que todas las economías globales aumentan el endeudamiento, algo que a mediano plazo va a ser un riesgo. La Argentina tiene una deuda relativamente elevada y falta de credibilidad y de crédito. Por eso es importante un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Estamos todos esperando a ver cuántos fondos frescos pueden entrar. — ¿Cuál sería el mejor escenario posible para un nuevo acuerdo con el FMI? — Que nos preste la mayor cantidad de dinero posible, con cierto grado de libertad en cuanto a la política cambiaria. Ahí también hay otra situación: esa política cambiaria es un ancla, una estrategia de reducción de la tasa de inflación. El crawling está por debajo del rendimiento de los bonos en pesos, pero cuando tenés que dar un premio muy grande por esos títulos, corrés el riesgo de que esos saldos en pesos vayan al dólar por una percepción de riesgo. En parte, es lo que parece pasar ahora. La política está haciendo un equilibrio entre el nivel de expectativas, el intento de reducir más la inflación para que converja más al crawling y la esperanza de que, con el respaldo del Fondo, mejoren las expectativas y aumente la demanda de dinero. Este mes, en Madrid, Costantini recibió el X Premio Iberoamericano de Mecenazgo, en la categoría de Mecenazgo Latinoamericano 2025, de la reina emérita Sofía de España en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Foto: Casa de S.M. El Rey) — ¿Cómo evalúa el rol del ministro de Economía, Luis Caputo, en este contexto? — Lo veo muy bien, pero él no maneja las variables políticas ni mucho menos las expectativas. Solo lo técnico. Se manejó muy bien hasta ahora, dado el contexto. En un momento, la brecha tendió a subir y fue disciplinado e insistente en que había una equivocación en la lectura del mercado. En ese momento muchos operadores pensaron que estaba errado, porque acá siempre el que se equivoca es el ministro de Economía. Tuvo razón. Ahora hay que ver: estamos en un año electoral y con los políticos, sindicatos y ahora también hasta barras bravas están tratando de hacer ruido para obtener un mayor espacio y para que al Gobierno le vaya peor y suba el dólar. No hay consensos políticos de responsabilidad que estén más allá de los intereses egocéntricos y personalistas. No logramos tener eso. — ¿Se puede desarmar el cepo este año? — Hay que ser prácticos y flexibles. No hay una única fórmula técnica. Depende siempre de las expectativas, de la demanda de pesos y dólares, de los saldos acumulados de deuda. En la medida que Economía, a la luz de un acuerdo con el Fondo, pueda jugar con el stock de dólares, el cronograma de vencimientos y de flujos de exportación e importaciones, y sabiendo las magnitudes de cada casillero, seguramente se va a flexibilizar el cepo. No veo que se pueda levantar en el corto plazo, de golpe. Debería ser muy optimista para pensar así, salvo que les den 40.000 o 50.000 millones de dólares. Ahí se podría levantar de golpe, pero no parece un escenario realista. Imagino que se hará en capas sucesivas. “No hay consensos políticos de responsabilidad que estén más allá de los intereses egocéntricos y personalistas. No logramos tener eso” — ¿Cómo evalúa el proceso de desregulación que impulsa el Gobierno? — En general, está muy bien lo que se está haciendo, pero no estoy hablando de algunos casos en áreas de cultura y el Conicet, por ejemplo. El achique del Estado, sin dudas, es la dirección correcta. Después hay que ver bien dónde se lo aplica, ver institución por institución, porque se gasta de más y hay corrupción. Sin duda, tenemos un Estado muy grande, con gasto público elevado. Desregular es terminar con la atrofia de la Argentina, en lo público y también en lo privado. Es terminar con muchos curros. — ¿Cómo ve el clima de negocios local? — Hay sectores y sectores. Estamos en una etapa de recuperación, con algo de decrecimiento. Hay sectores más productivos que otros. Están la minería, la energía, la economía del conocimiento y la agroindustria, que son motores. En general, el ambiente me parece bueno. Me preocupa, por ejemplo, que haya energéticas internacionales vendiendo y yéndose de Vaca Muerta. A muchos inversores de largo plazo serios les cuesta entender al país, y ahora ven una oportunidad de salida, y salen. No terminan de tener confianza. Eso preocupa. Quiero una Argentina consolidada, con mayor madurez política, con un sector externo más fuerte, donde la gente sienta que si gana dinero va a poder remitir utilidades al exterior, que hay estabilidad y sin cambios de las reglas del juego, saltos al vacío, movimientos políticos de la noche a la mañana y regulaciones raras. Ese deseo más estratégico, de mediano y largo plazo, no es fácil de lograr, por los antecedentes que tenemos. Lo mismo en el mercado financiero, en cuanto a expectativas de inversiones. Están todos esperando que el cambio se consolide. Costantini junto a Guillermo Kuitca, el reconocido artista argentino que inauguró una muestras por estos en el Malba (Instagram) — ¿Cómo ve la discusión sobre competitividad y el enojo de cierto sector empresario en medio de la apertura comercial? — Ser competitivos es el gran desafío. Es un cambio que solo se puede dar en el mediano y largo plazo. Las cargas impositivas distorsionan los costos y te borran del mapa. La apertura de la economía, el achique del sector público, el equilibrio fiscal y tener una moneda fuerte deberían ser políticas de Estado. Pero estamos hablando de planes a dos o tres décadas: esto no se resuelve en uno año o dos años. — ¿Cuál es su análisis de la relación bilateral con EEUU y del vínculo entre Milei y Donald Trump? — Trump tiene una personalidad impulsiva —muchas veces, peligrosamente rupturista— y creo que no está midiendo bien las consecuencias de algunas declaraciones y las medidas que toma. Sin discutir la orientación, son temas que deberían tomarse con más tino político y gradualismo porque producen impacto económico. Eventualmente, una caída del mercado bursátil en EEUU le va a costar caro políticamente a Trump, y ni hablar a la economía global. Tienen un fuerte impacto en la situación geopolítica, también. Se puede buscar cambiar las cosas, pero no tan de la noche a la mañana. Con Milei tiene una relación personal que es evidente. Tienen feeling. Finanzas y real estate Hace casi un año, el empresario anunció una fusión de dos de sus empresas Consultatio Asset Management (gestora de fondos comunes de inversión) y de Consultatio Investments con la inglesa TPCG Group y, desde diciembre, funcionan bajo la marca ONE618. “Queremos crecer y crecer, fortalecer ambas empresas fusionadas e invirtiendo en tecnología, en recursos humanos y en capacitación. Con una expectativa favorable de mediano plazo y apostando a que Argentina encontrará un rumbo mejor que el de las últimas décadas, sobre todo la última. El mercado se puede monetizar más con nuevos instrumentos, menos volatilidad, menos márgenes y más volumen. Somos argentinos y vamos a usar nuestra experiencia para ajustar diagnósticos y ser flexibles. Vamos a acompañar la dinámica del país”, aseguró Costantini. — ¿Y sus negocios inmobiliarios, cómo marchan? — El Real Estate en la Argentina está concentrado en el segmento con capacidad de ahorro y stock de dólares. Ahí transitamos naturalmente porque está la demanda. La expectativa con este Gobierno es que el equilibrio económico lleve a una baja de tasas y fondeo de largo plazo que le permita al sistema financiero aumentar la cantidad de créditos hipotecarios. Con ese marco habrá una verdadera transformación estructural del mercado inmobiliario, con un acceso multiplicado de la base poblacional como en otros países de la región donde la gente tiene mucho más acceso a la vivienda. Acá no existe. “Desregular es terminar con la atrofia de la Argentina, en lo público y también en lo privado. Es terminar con muchos curros” — ¿La reciente reactivación del crédito en los últimos meses puede empujar ese cambio? — Sin duda, pero el crédito hipotecario es el que menos crece. Aumentó la demanda, el crédito privado y hay mayor otorgamiento por parte de los bancos. Pero a esos bancos les falta fondeo de largo plazo. Falta el efecto multiplicador. Puntualmente, estamos desarrollando Nordelta Centro y también Puertos. Estoy muy orgulloso de que Malba Puerto tuvo 140.000 personas desde septiembre. Vamos por proyecto, siempre de alta calidad. Todavía no se ve el cambio, pero recién va un año. — ¿Qué recomienda para invertir en un contexto tan inestable? — Si pensamos en el largo plazo y en inversión inmobiliaria, son centrales los buenos atributos en términos de ubicación y calidad, sectores de la ciudad que son dinámicos en crecimiento y precios. En el sector financiero todavía hay que colocarse a una duración relativa de corto plazo, tener un coeficiente de liquidez bastante grande y acompañar los niveles de expectativas del mercado. Por ejemplo, el año pasado hubo muy buen nivel de expectativas en el segundo semestre. Leyendo eso, lo que había que hacer es aumentar la exposición o suscribir fondos de empresas serias con buen manejo de cartera y cierta flexibilidad. Ahora hay que ver bien los próximos dos o tres meses, tener en cuenta lo que pasa y cómo se dibuja en un año electoral determinado por ese resultado. Será un año de transición, en ese sentido. “A muchos inversores de largo plazo serios les cuesta entender al país, y ahora ven una oportunidad de salida, y salen. No terminan de tener confianza. Eso preocupa” — ¿Qué obra de arte le gustaría comprar este año? — Es notoria la cantidad de obras de altísima calidad de arte latinoamericano que tiene la Colección Costantini. Hay 140 obras de la colección consolidada que viajan a Qatar, hay préstamos al MoMA, al Museo de Filadelfia, a España. Nos piden obras de todas partes del mundo. La colección es reconocida a nivel mundial como la mejor de arte latinoamericano exhibido. El año pasado invertí USD 50 millones en arte. El año que viene, Malba cumple 25 años y está ingresando el brasileño Rodrigo Moura como nuevo director. Estamos muy enfocados. Ahora inauguramos la muestra de Guillermo Kuitca, con sus 50 años de carrera. En el país exhibió dos veces, en 2013 y ahora, ambas en el museo. Me acaban de distinguir en España por el mecenazgo y es por el Malba. El museo está a full. — ¿Hay alguna obra específica que tenga en la mira? — Siempre hay. Hay presupuesto limitado, pero también limitación de obras. Las últimas dos obras de Leonora Carrington que compramos aparecieron porque un coleccionista histórico decidió venderlas. Este tipo de obras aparecen inesperadamente. Son los milagros inesperados que te rompen la cabeza y también la billetera (risas).
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