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» Misionesopina
Fecha: 22/03/2025 17:20
Por Martín Lozina* La relación entre consumo y crecimiento económico es fundamental de la economía. Impulsar el consumo genera empleo, fortalece la estabilidad económica, reduce la desigualdad y fomenta la movilidad social. Considerar que esto se puede lograr sin la intervención del estado es un error conceptual. El oficialismo defiende que los individuos deben tener la libertad de elegir qué bienes y servicios consumir, sin restricciones ni regulaciones excesivas del Estado. Pero, para tener esa posibilidad, los ciudadanos deberían tener capital para adquirir productos. La economía no puede prosperar sin un consumo robusto. El aumento en el gasto del consumidor estimula la demanda, impulsando a las pymes/empresas a incrementar la producción y generar empleo. El consumo desencadena un efecto multiplicador, el dinero gastado se convierte en ingreso para otro, quien a su vez gasta una parte, creando un efecto en cadena. Incluso las teorías mas liberales consideran que la producción debe ser consumida para impulsar el crecimiento. El consumo tiende a ser procíclico, aumentando en expansiones y disminuyendo en recesiones. Estimular el consumo es vital para superar las recesiones y incentivar el crecimiento. Si bien el consumo es crucial, el crecimiento sostenible requiere inversión y equilibrio. El consumo excesivo, financiado por deuda insostenible, puede generar desequilibrios. Pero dejar, sin poder adquisitivo a los ciudadanos no es la solución. Las medidas de “austeridad”, como la reducción del gasto público y el aumento de impuestos. La devaluación del peso, encarece los productos importados y también genera aumentos de precios en los productos nacionales. La derogación de leyes de alquileres, y la desregulación de precios de productos de consumo masivo. La quita de subsidios a servicios básicos como luz, gas y transporte, provoca que los ciudadanos deban limitar su consumo. La inflación, problema que las medidas de “austeridad” del gobierno no solucionó, erosionó el poder adquisitivo de los salarios. Sumado a la carencia de inversiones y su derrame en la economía. Los ingresos del Estado no son suficientes para cubrir todos sus gastos, lo que obliga a buscar “deuda que no es deuda” (pero eso para otro articulo). Creer que el crecimiento económico se va dar mágicamente, sin incentivo al campo, creación de industrias, intervención en las inversiones extranjeras y control sobre los grandes capitales. Consideran que un mercado libre y competitivo, se va desarrollar reduciendo los consumos domésticos y facilitando la entrada de productos extranjeros es un error que se viene reforzando en este bucle económico político de Argentina. En un estado endeudado, sin consumo debido a los bajos salarios, con políticas de gobierno con beneficios para los mismos ricos de siempre. Donde invertir en una pymes es como ir al casino. Sin seguridad Jurídica para las inversiones. Los mismos políticos de siempre y los “nuevos” con las mismas mañas. Los beneficios a los mismos de siempre, una casta económica “enconpinchada” con los políticos y con favores judiciales. Las mismas formulas de siempre, trae las mismas resoluciones. Argentina es un país con vastos recursos, pero las políticas centralistas desmembraron los mercados regionales. El único mecanismo es descentralizar la economía. El crecimiento de las economías regionales es fundamental para reducir la vulnerabilidad a las fluctuaciones del mercado. Generar un desarrollo territorial equilibrado, fortalecer el empleo local que reduce la migración desorganizada. El crecimiento doméstico y regional, junto con la diversificación y la descentralización, son claves para un desarrollo sostenible y equitativo. Donde el reparto de los recursos los vean todos y no los mismos de siempre. Municipios y provincias fuertes. Estado ordenado y organizado. De lo micro hacia lo macro, es lo que devolverá Argentina a la senda del progreso y evitara los dictámenes extranjeros. *Productor Periodístico
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