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Concordia » Diario Junio
Fecha: 21/03/2025 23:01
Octubre de 1976. Henry Kissinger y el Almirante Guzzetti en Nueva York Este es un pasaje textual de lo que Kissinger y Guzzetti hablaron aquel día en el Waldorf Astoria de Nueva York: – Guzzetti: Usted recordará nuestra última reunión en Santiago. Quiero contarle sobre lo sucedido en Argentina durante los últimos cuatro meses. Nuestros esfuerzos han tenido muy buenos resultados. Las organizaciones terroristas han sido desmanteladas. Si continuamos en esta dirección, para fin de año el peligro habrá sido dejado atrás. – Kissinger: ¿Cuándo piensa que estarán acabados? ¿Para la próxima primavera? – Guzzetti: No, para fin de este año. Y en es sentido… Según la transcripción textual del MEMCON (Memorandum de Conversación), Kissinger interrumpió a Guzzetti y dijo: – «Mire, nuestra actitud básica es que nos gustaría que usted tuviera éxito. Tengo una visión anticuada de que hay que apoyar a los amigos. Lo que no se entiende en los Estados Unidos es que ustedes tienen una guerra civil. Leemos sobre los problemas de derechos humanos pero no el contexto. Cuanto más rápido tengan éxito, mejor (…) El problema de los derechos humanos es creciente. Su Embajador puede informarle. Queremos una situación estable. No le causaremos dificultades innecesarias. Si puede terminar antes de que vuelva el Congreso, mejor. Cualquier libertad que pueda restaurar sería de ayuda”. El respaldo norteamericano al Terrorismo de Estado imperante en nuestro país era más que elocuente. Ese mismo día, el Canciller almirante informó a Jorge Rafael Videla de lo ocurrido: Kissinger había comprendido el problema y le había pedido a los militares aniquilar a la “subversión comunista y apátrida” lo antes posible. Kissinger a Guzzetti: “Lo que no se entiende en los EE.UU. es que ustedes tienen una guerra civil” Sin embargo, un día antes de su segunda reunión con Kissinger -el 6 de octubre de 1976-, el Secretario de Estado Interino Charles W. Robinson le había hecho una seria advertencia al almirante Guzzetti en el sentido de que si bien «es posible comprender la exigencia de ser duros”, se refirió a la «cuestión del momento de la relajación de las medidas extremas de contra subversión» antes de que el Congreso de los EE.UU votara sanciones contra Argentina. El MEMCON con Robinson señala que «[el] secretario interino dijo (…) El problema es que Estados Unidos es un país idealista y moral y sus ciudadanos tienen gran dificultad para comprender el tipo de problemas que enfrenta Argentina hoy. Hay una tendencia a aplicar nuestros estándares morales en el extranjero y Argentina debe comprender la reacción del Congreso con respecto a los préstamos y la asistencia militar. El pueblo estadounidense, con razón o sin ella, tiene la percepción de que hoy existe en Argentina un patrón de graves violaciones de los derechos humanos”. Memorandum Secreto de la reunión entre los Subsecretarios Robinson y Schlaudeman con Guzzetti en Washington Después que Guzzetti regresara de Washington, el Embajador Hill escribió, desde Buenos Aires, «una nota amarga» en la que se quejaba de que difícilmente podría presentar gestiones en materia de derechos humanos si el ministro de Asuntos Exteriores argentino no recibía el mismo mensaje del secretario de Estado. Guzzetti le había dicho a Hill que «el secretario… había instado a Argentina a ‘tener cuidado’ y había dicho que si el problema terrorista se resolvía en diciembre o enero, él (el secretario) creía que podrían evitarse problemas graves en los Estados Unidos (…) las declaraciones de Guzzetti, tanto a mí como a la prensa argentina, desde su regreso no son las de un hombre que se haya sentido impresionado por la gravedad del problema de los derechos humanos desde el punto de vista de los Estados Unidos. Tanto en lo personal como en los relatos de prensa sobre su viaje, la reacción de Guzzetti indica que hay pocos motivos para preocuparse por la cuestión de los derechos humanos”. Hill telegrafió a Washington que «Guzzetti fue a los Estados Unidos con la plena expectativa de escuchar algunas advertencias fuertes, firmes y directas sobre las prácticas de su gobierno en materia de derechos humanos, pero en lugar de eso, regresó en un estado de júbilo, convencido de que no hay ningún problema real con el gobierno de los Estados Unidos sobre esa cuestión» . Y para finalizar, agregó el Embajador: “Basándose en lo que Guzzetti sin duda está informando al Gobierno de Argentina, éste debe creer ahora que si tiene algún problema con los Estados Unidos en materia de derechos humanos, se limita a ciertos elementos del Congreso y a lo que considera segmentos menores de la opinión pública sesgados y/o desinformados. Mientras esa convicción perdure, será poco realista e increíble que esta embajada presione al Gobierno de Argentina para que haga representaciones sobre violaciones de los derechos humanos». El Secretario Adjunto para Asuntos Interamericanos, Harry W. Shlaudeman, que había asistido a las reuniones de Kissinger y Robinson con Guzzetti, respondió a Hill en nombre del Secretario de Estado con un cable que directamente tergiversaba las conversaciones reales registradas en los Memorandos: «Como en otras circunstancias que sin duda ha encontrado en su carrera diplomática, Guzzetti [sic] sólo escuchó lo que quería oír. Se le dijo en detalle cuán enérgicamente la opinión pública de este país ha reaccionado contra los informes de abusos por parte de las fuerzas de seguridad en Argentina y la naturaleza de la amenaza que esto representa para los intereses argentinos (…) [El] gobierno de los Estados Unidos considera muy seriamente los compromisos internacionales de Argentina de proteger y promover los derechos humanos fundamentales. No debería haber ningún error en ese sentido (…)». (1) En junio de 1977, cuando Franklyn Allen “Tex” Harris llegó a Buenos Aires como nuevo Consejero Político de la Embajada norteamericana, enviado por el entonces presidente James Earl Carter para monitorear a la dictadura militar, tenía 39 años y ya habían pasado 12 desde que se había incorporado al Servicio Exterior de su país. Californiano de nacimiento, pasó su infancia en Dallas y en 1965 se había graduado como abogado en la Universidad de Texas. Al año siguiente, se casó con Jeanie L. Roeder. Antes de llegar a nuestro país, Harris se había desempeñado en las Embajadas estadounidenses en Venezuela, Sudáfrica -durante la transición del apartheid- y Australia. Pero aun faltaban cinco meses para que el sucesor del Robert Hill al frente de la Embajada de los Estados Unidos en la Argentina, entrara en funciones. Raúl Héctor Castro, nacido en el seno de una familia mexicana que cruzó el Río Bravo en 1927, pasó parte de su juventud como vagabundo, boxeando por dinero en los carnavales o recogiendo remolacha azucarera. Pero a pesar de esas penurias, Castro logró graduarse como abogado, ejerciendo su profesión en Tucson. En 1954 fue elegido Fiscal del Condado de Pima y más tarde Juez del Tribunal Superior del Estado de Arizona. El entonces presidente Lyndon Baines Johnson lo designó al frente de la Embajada de su país en El Salvador, donde pernoctó entre 1964 y 1967. Un año después, llegó a Bolivia, donde en apenas un año, la sede de la Embajada fue atacada con explosivos en dos ocasiones. Tras ser destituido por Richard Nixon, tuvo un fallido intento de ser electo, en 1970, como Gobernador de Arizona, Sin embargo, Castro lo lograría cuatro años después, convirtiéndose así en el primer latino en ocupar dicho cargo. Su mandato no duraría los cuatro años previstos. Los constantes conflictos que generaba su gestión y las duras críticas provenientes de la legislatura estatal, hicieron que el presidente Carter tomara la tajante decisión de sacar del medio a Castro. Para ello, lo propuso como nuevo Embajador en Argentina, responsabilidad que asumió a partir del 17 de noviembre de 1977. (2) FORREST GUMP EN LA EMBAJADA Para entonces la Junta Militar estaba en plena “batalla inicial de la Tercera Guerra Mundial contra la amenaza comunista, que pretende cambiar la bandera argentina por un trapo rojo”. Sin embargo, como señalara Robert W. Scherrer, el Agente Especial del FBI disfrazado como Agregado Legal de la Embajada en esos años, “(…) El terrorismo fue un vehículo conveniente para que elementos irresponsables de los militares y sus homólogos civiles buscaran represalias contra injusticias reales o imaginarias (…) En ningún momento el terrorismo representó una amenaza para la estabilidad del gobierno”. Dos meses después de llegar a Buenos Aires, en agosto de 1977, Tex Harris, decidió emprender una profunda investigación para informar al Departamento de Estado sobre la magnitud de las violaciones de los derechos humanos en Argentina. Durante los dos años siguientes, desde la oficina de Harris en la Embajada norteamericana, se informaría sobre miles de víctimas, así como sobre la estructura del aparato represivo y los perpetradores. Harris pronto supo que el Terrorismo de Estado y los abusos de los DD.HH. perpetrados por los militares que aparentaban ser una “lucha contra extremistas violentos”, en realidad apuntaban a la exterminación de civiles disidentes, fueran reales o presuntos. En uno de sus primeros Memorandos, enviado a varios funcionarios de la propia Embajada norteamericana, el 3 de octubre de aquel año, Harris, pidió información sobre varios oficiales del Ejército y un Capellán Militar a cargo de los centros secretos de detención. Los destinatarios del mensaje fueron el denominado Grupo Militar (MILGP) de la legación diplomática, el Agregado de Defensa (DAO), el ya citado “Agregado Legal” y espía del FBI Scherrer (LEGATT), el Oficial Político a cargo de la Inteligencia (POL/R) y el Oficial de Seguridad (SY) Harris estaba seguro que todos eran conocedores de los pliegues secretos de la inteligencia militar y policial argentina y por eso se dirigió a ellos en estos términos: «Entre los oficiales del Primer Cuerpo del Ejército ubicado en Palermo con responsabilidades sobre detenidos y personas desaparecidas del PEN se encuentran los siguientes: el Teniente Coronel Roarte [sic], el Teniente Coronel Gatica y el Padre Monson [sic], Capellán del Primer Cuerpo del Ejército. ¿Alguien sabe o tiene alguna información sobre estas personas?» . Harris pide datos sobre represores del I Cuerpo de Ejército: ¿Alguien sabe o tiene alguna información sobre estas personas?» Harris, a poco de su arribo al país, se enteró que todas aquellas personas que intentaban efectuar denuncias sobre la desaparición de su familiares o allegados, tenían prohibido su ingreso a la Embajada. Entre muchos, éste era uno de los motivos por los cuales cual solo se habían recopilado unos pocos registros sobre lo que sucedía. Fue entonces que decidió implementar una estrategia sin precedente alguno, para obtener información. Comenzó a asistir a las marchas que todos los jueves realizaban los familiares que reclamaban sobre el paradero de sus seres queridos en la Plaza de Mayo y allí repartía tarjetas con sus datos de contacto. Al principio, y como es lógico, las Madres de Plaza de Mayo desconfiaron de aquel fornido hombretón de casi dos metros, grueso y rubio. Pero un día, una de ellas acudió a la Embajada, y fue testigo del asombro. Para comenzar, aquella desesperada mujer, fue recibida muy amablemente por Blanca Vollenweider, una bibliotecaria argentina, nacida en Suiza, sobreviviente del Holocausto y que se desempeñaba como Secretaria de Harris. Con especial dedicación, Vollenweider volcó la información con los datos básicos de las personas por las cuales reclamaba aquella Madre de Plaza de Mayo. Pocos minutos después, la bibliotecaria suiza hizo entrar a la atribulada visitante al propio despacho de Harris, quien no solo escuchó sus dolorosas súplicas y la consultó con más detalle sobre como habían sucedido los hechos que denunciaba. A continuación, el diplomático le explicó que su caso iba a ser el primero que iba a constar en un Registro de Documentación de Desapariciones que estaba implementado, el cual reuniría fichas individuales, las que se enviarían periódicamente a la Secretaria de Estado Adjunta para Derechos Humanos y Asuntos Humanitarios en Washington, Patricia Murphy Derian. Nunca antes visto. Esto originó que muchos otros familiares de desaparecidos comenzaran a concurrir a la sede de la Embajada, para dejar constancia de sus denuncias. Cada semana llegaban hasta el edificio de la avenida Colombia hasta treinta o cuarenta personas, por lo que fue necesario poner ciertos límites: los testimonios se recibían tres veces por semana durante dos horas, en el horario de 12 a 14. Sin embargo, y como era de esperar, cuando el nuevo Embajador Raúl Castro fue informado de la movida que estaba llevando a cabo Harris y sufrió un ataque de ira. Atizado cuidadosamente por el Grupo Militar, el Agregado de Defensa y por el responsable de la Sección Económica/Comercial de la Embajada -todos ellos molestos a causa de los Memorandos que recibían de Harris- el Embajador increpó severamente al Consejero Político por no respetar la cadena de mando. Era evidente que el Embajador y varios diplomáticos acreditados en Buenos Aires, estaban en desacuerdo con la política de Derechos Humanos del presidente Carter y en lugar de cumplir las instrucciones presidenciales impartidas desde Washington, buscaban promover relaciones más estrechas con los genocidas argentinos. Castro dio instrucciones para amordazar a Harris, lo cual llegaría a conocimiento de la citada Patricia Derian, titular de Derechos Humanos y Asuntos Humanitarios. Las tensiones se habían vuelto tan agudas que tuvo que intervenir el Subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, David Dunlop Newsom, que simpatizaba con la difícil situación que sufría Harris. Fue así que se negoció un acuerdo inédito entre el Castro y Derian. El pacto tenía por objeto garantizar que la información y el análisis críticos que Harris enviara a Washington se incluyeran como “comunicaciones oficiales informales», incluso si el resto de los diplomáticos norteamericanos acreditados en Argentina estuvieran en desacuerdo. Asimismo, Castro no tuvo mas remedio que aceptar el cese de las restricciones que había impuesto a los pedidos de información que solicitaba Harris a otros funcionarios de la Embajada, cuyas respuestas no podrían estar censuradas o con tachaduras. Sin embargo, el Pacto Castro-Derian fue roto con frecuencia. En una ocasión, el Agregado de Defensa le daría un sermón a Harris sobre la importancia de “trabajar para quienes tenían más experiencia y sabiduría”. Más adelante, una Evaluación de Desempeño con datos falsos introducidos por sus enemigos internos, estuvo a punto de cancelar su continuidad en Buenos Aires. En ese documento se sostenía que Harris no estaba produciendo suficientes informes sobre Derechos Humanos. Poco después se comprobaría que quien firmaba aquella “evaluación” se había encargado personalmente que esos partes nunca llegaran a Washington. Para mediados de 1978, el bloqueo del Embajador Castro a Harris estaba en su apogeo. LOS VUELOS DE LA MUERTE El 31 de mayo de 1978, Tex Harris grabó un mensaje para Washington, donde revelaba su frustración por el hecho de que sus superiores estaban impidiendo que sus informes detallados sobre violaciones a los DD.HH. que ocurrían por entonces en nuestro país llegaran al Departamento de Estado. «He llegado a un punto en el que creo que la Embajada (…) ha cruzado los límites de la responsabilidad profesional y ahora está limitando y demorando la información a Washington para afectar las decisiones políticas». Las palabras de Harris reflejan la renuencia de sus propios colegas a elevar los DD.HH. a una prioridad diplomática en la política exterior estadounidense. En aquel mensaje grabado de Harris a los Subsecretarios Newsom y Derian, se ofrece información detallada sobre atrocidades horribles que “es necesario Ustedes allí comprendan en su cabal dimensión (…) He hecho una serie de cables que vinculaban los acontecimientos denunciados con el ataque de las fuerzas de seguridad argentinas a individuos por subversión intelectual. Esto ha sido eliminado de todos los mensajes que se envían. Justo esta semana, la oficina principal rechazó uno de los informes de uno de nuestros agregados militares en el que uno de sus contactos militares en la Fuerza Aérea Argentina describía los esfuerzos del gobierno para eliminar a los marxistas y subversivos (…)». Mas adelante, Harris se refiere a detalles espeluznantes sobre algunos episodios que, por esos tiempos eran aun desconocidos. «La historia del cementerio de Chakareita [Chacarita] que escuchaste de [ininteligible] también ha surgido en la Embajada de Francia. Los franceses están convencidos de que entre ese grupo había monjas. Un sargento de policía que evidentemente se topó con el camión que llevaba los cadáveres a (…) [un] campo en las afueras de la zona metropolitana de Buenos Aires. La gente local no sabía que existían hasta que un helicóptero armado bajó y les tomó las huellas digitales”. A continuación y por primera vez, Harris pone en conocimiento del Departamento de Estado de la existencia de los Vuelos de la Muerte, y menciona el hallazgo de cadáveres en el Partido de la Costa, que según la particular onomatopeya transcripta se refieran a la localidad de Mar de Ajó. En la página 24 de la Transcripción clasificada Secreta-Solo para sus Ojos, de la cinta de audio que Harris remitió a Newsom y Derian, consta lo siguiente: “Otra historia es que entre 36 y 40 mujeres fueron arrastradas a la orilla de Amandayaho [sic], que está cerca de una zona turística de playa a 200 millas de Buenos Aires río abajo. Esta última aparición con información que nosotros desarrollamos, pero de la que no pudimos informar, del oficial de policía argentino que se jactó ante uno de los oficiales de nuestra Embajada sobre el método argentino para deshacerse de los cuerpos. Esto ahora, según la fuente, se ha centralizado en una operación para todas las acciones que ocurren dentro del primer cuerpo. A las personas, después de haber sido interrogadas o de que se las considere inservibles y de que se haya tomado una decisión a nivel superior, se las debe ejecutar. Luego se les dice a las personas que se las está trasladando a la provincia de Corrientes y que deben recibir una inyección antes de irse por razones de salud. Las personas se someten con gracia a la inyección que contiene curai [sic] (curare), que es un derivado del veneno que usan los nativos del Amazonas en sus cerbatanas. Evidentemente tiene el efecto de contraer los músculos. Al recibir la dosis, las personas mueren muy poco después y uno de los efectos del veneno es contraer sus pulmones. Luego son colocados en aviones que despegan en el aeródromo de Campo de Mayo y son arrojados a la desembocadura del río donde se hunden y son rápidamente devorados por los peces (…)». Página 24 del mensaje de Harris a Derian: “… arrojan prisioneros desde aviones al mar, para que sean devorados por los peces…” Tiempo después, Patricia Derian en su carácter del Bureau de Derechos Humanos del Departamento de Estado, viajó a Buenos Aires y se entrevistó con los miembros de la Junta Militar. La sureña Subsecretaria -al igual que el presidente Carter- con su voz suave, hacía gala de sus buenas maneras. Y así, elegantemente, aquella mujer de pie, en el despacho presidencial de la Casa Rosada, con un susurro fulminó a Videla, Massera y Agosti: “Ustedes son personas terribles”. En ese momento Tex Harris, con el maletín de Derian entre las manos, se encontraba en la antesala del despacho presidencial. De pronto se abrió la puerta y emergió un hombre alto, que le dijo: “Señor Harris, si nosotros tuviéramos otra oportunidad podríamos mostrarle a la señora Derian la necesidad de lo que tenemos que hacer”. Traducido para que se entienda: hablaba de limpiar la casa, como cuando llega la suegra de visita. Durante aquella visita de Derian a nuestro país, Tex Harris aprovechó para poner al día a la por entonces Subsecretaria de Derechos Humanos estadounidense. Mas alla que el Embajador Raúl Castro sentía que los informes de Harris le impedían controlar la política entre Estados Unidos y Argentina, había detalles que no pasarían inadvertidos por los oídos de Derian: “El Señor Embajador es muy amigo de (Roberto) Viola y trata de jugar en la interna cuando llegue el momento de la sucesión de Videla, para favorecerlo. Mi papel, en realidad, es el de un mediocampista en el soccer (fútbol) (…) decirle a su gobierno qué y cómo está sucediendo y qué se espera que pase en el futuro en el país al que ha sido destinado”. Otra de las revelaciones con las que Harris anotició a Derian fueron las negociaciones bajo cuerda, que Emilio Eduardo Massera Padula, estaba llevando a cabo con varias empresas norteamericanas para la venta de turbinas de la represa de Yacyretá a cambio de que la Armada recibiera sin cargo alguno y llave en mano las instalaciones, maquinaria y todos los elementos que se utilizaran para el montaje e instalación dichas turbinas una vez llegadas al país. Cuando las maniobras del Almirante Cero de Paraná descubiertas por Harris, llegaron al conocimiento de la Casa Blanca, se dispuso que aquel el contrato no se firmar. Un año más tarde de dicha cancelación, Videla se entrevistó con el entonces Vicepresidente Walter Mondale y acordó comparecer de manera light ante la OEA, a cambio del contrato. Tras la asistencia del dictador ante dicho organismo, Washington se mantuvo firme y el acuerdo por las turbinas fracasó por segunda vez. (3) La salida de Harris del país -prácticamente expulsado de regreso a Washington-, tendría lugar recién en agosto de 1979-, en medio de una alucinante celebración con brindis incluido a la que asistió la élite militar de entonces en la Casa Rosada, y que fue convocada por uno de los más sanguinarios líderes de la dictadura, el general Guillermo Suárez Mason. Pero antes que eso sucediera, pasarían cosas. (4) NOTAS Y REFERENCIAS (1) Archivo de Seguridad Nacional. Libro informativo electrónico Nro. 104. Kissinger a los argentinos sobre la Guerra Sucia: ‘Cuanto más rápido tengan éxito, mejor’. Washington, 4-12-2003. https://nsarchive2.gwu.edu/NSAEBB/NSAEBB104/index.htm (2) The New York Times. El día que un migrante mexicano se convirtió en gobernador de Arizona, por Simón Romero. New York, 18-3-2020. https://www.nytimes.com/es/2020/03/18/espanol/mundo/arizona-migracion-nativistas.html (3) Página 12. ‘Ya me dijeron que yo era el Forrest Gump del servicio diplomático’, por Susana Viau. Buenos Aires, 11-3-2007 https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-81592-2007-03-11.html En Redacción. Un cable desclasificado demuestra la doble cara de la Embajada de EE.UU durante la dictadura, por Adolfo Ruiz. Córdoba, 28-4-2017 https://enredaccion.com.ar/un-cable-desclasificado-demuestra-la-doble-cara-de-la-embajada-de-ee-uu-durante-la-dictadura/ (4) Just Security. El legado del difunto defensor de los derechos humanos del Departamento de Estado, Tex Harris, resuena hoy, por Martin Edwin Andersen. Nueva York, 3-3-2020 https://www.justsecurity.org/68980/legacy-of-late-state-department-human-rights-champion-tex-harris-reverberates-today/ Buenos Aires Times. Buenos Aires, 25-2-2020. https://www.batimes.com.ar/news/world/us-activist-for-disappeared-tex-harris-dead-at-79.phtml ANEXOS DOCUMENTALES A. Departamento de Estado EE.UU. Memorándum Secreto (METCOM). Transcripción de la Conversación entre el Secretario de Estado interino Charles W. Robinson y el Secretario Adjunto para Asuntos Latinoamericanos Harry Shlaudeman con el Canciller de la Argentina. Washington, 6 -10-1976. B. Departamento de Estado EE.UU. Memorándum Secreto (METCOM). Transcripción de la Conversación entre el Secretario Henry Kissinger y el Canciller de la Argentina Almte. César Augusto Guzzetti. Nueva York,, 8-10-1976. C. Embajada de EE.UU. Telegrama Secreto del Embajador R. Hill al Secretario H. Kissinger. Asunto: ‘El Ministro de Asuntos Exteriores Guzetti, eufórico por su visita a Estados Unidos’. Buenos Aires, 19-10-1976. D. Archivo de Seguridad Nacional. Transcripción Documento Secreto ‘Solo para sus Ojos” de la transcripción del Mensaje de Audio enviado por el Consejero en Buenos Aires Franklyn Harris al Departamento de Estado. Cinta de trabajo 3, Lado A-Lado B. Washington, 31-5-1978. Copia completa (29 páginas), en el archivo del autor.
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