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» Diario Cordoba
Fecha: 21/03/2025 20:17
Sentimos gran impotencia en Córdoba cuando supimos que uno de nuestros conciudadanos había cometido el crimen más abominable jamás imaginado, ese que no debería tener ni nombre: ‘filicidio’. Ahora, casi catorce años después, observamos, además, un lamentable aguacero de notas de prensa que anticipan la inminente publicación de un libro que dará voz y protagonismo al mismísimo autor del delito que acaba de confesar. Habrá quien piense que este artículo le otorgará también esa relevancia que aquí denunciamos. Valgan estas letras como protesta social y como intento de evitar que muchas personas caigan en el inútil ejercicio de procurar comprender lo incomprensible, contribuyendo con ello a aumentar aún más el dolor lacerante de quienes tuvieron la desgracia de cruzarse en sus caminos con aquel. Los que deseen ensalzar la pluma del escritor alegarán que se ha conseguido una confesión hasta la fecha inexistente. Sin embargo, la justicia, en un espeluznante juicio, ya certificó en su día que los niños habían sido asesinados y quemados. Los investigadores de la ‘psique’ sostendrán que es interesante y necesario examinar la mente de un presunto psicópata. Analicen, pues, a las ratas -con perdón de los roedores-, pero no den protagonismo al condenado en firme por homicidio. Desgraciadamente, la maldad existe desde que hay humanidad. Cualquier hecho repugnante imaginable puede ser superado por la penosa realidad, como demostró sin saberlo el que prácticamente hizo sombra a la mismísima Medea. Este personaje de la mitología griega pasó a la historia. Evitemos que la persona más infecta que ha pisado nuestra tierra siga el mismo camino, pues lo que le corresponde es acabar en el más que merecido ostracismo.
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