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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 21/03/2025 12:34
Los jóvenes de entre 14 y 29 años registran una tasa de desempleo del 13,1%, mientras que entre los adultos de 30 a 64 años esa cifra se reduce al 4,5% (Imagen Ilustrativa Infobae) El mercado laboral cerró el 2024 con una tasa de desocupación del 6,4%, según informó este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Aunque esta cifra se mantiene por debajo del promedio de la última década, esconde desequilibrios estructurales significativos. Entre ellos, el más preocupante es la profunda desigualdad que existe entre grupos etarios a la hora de conseguir empleo. Un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), elaborado a partir de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del último trimestre de 2024, destaca que los jóvenes de entre 14 y 29 años registran una tasa de desempleo del 13,1%, mientras que entre los adultos de 30 a 64 años esa cifra se reduce al 4,5%. Esto implica que el desempleo juvenil en la Argentina es prácticamente tres veces mayor que el de los adultos, una diferencia que se mantiene constante en el tiempo. Además de la dificultad para acceder a un empleo, los jóvenes que logran insertarse en el mercado laboral enfrentan altos niveles de informalidad. El informe indica que el 45,1% de los jóvenes ocupados son asalariados informales, frente a un 22,2% en el caso de los adultos. Si se suman los cuentapropistas no profesionales, el porcentaje de jóvenes que trabaja en condiciones informales asciende al 62,4%, mientras que entre los adultos la cifra baja al 40,4 por ciento. Estos datos reflejan no solo una exclusión del empleo formal para los jóvenes, sino también una precariedad persistente en su inserción laboral, lo que agrava sus posibilidades de crecimiento y estabilidad a largo plazo. Comparación internacional Para establecer comparaciones internacionales, IDESA adoptó el rango etario de 15 a 24 años, definido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como “juventud”. Según esta metodología, la tasa de desempleo juvenil en Argentina fue del 19,4% en el tercer trimestre de 2024. Este valor contrasta fuertemente con la tasa global de desempleo juvenil estimada en 13% para 2023, y también con el promedio regional de América Latina y el Caribe, que fue de 13,6%, según el informe de “Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil 2024” de la OIT. La OIT reconoce que, a nivel global, la tasa de desempleo juvenil suele ser más alta que la de los adultos, y que la brecha ha tendido a ampliarse en los últimos años. Entre los factores que explican esta diferencia se encuentran la falta de experiencia laboral —que pone a los jóvenes en desventaja frente a los adultos al momento de ser contratados—, su mayor vulnerabilidad en contextos de crisis y su propensión a tomarse más tiempo en buscar un trabajo que se ajuste a sus expectativas. También influyen la inexperiencia en la búsqueda laboral y la concentración en sectores económicos de baja productividad. Sin embargo, según IDESA, estos factores no alcanzan a explicar por qué en Argentina la tasa de desempleo juvenil es tan superior al promedio global y regional. Para comprender esta particularidad, es necesario analizar las condiciones internas del país, especialmente el funcionamiento de su sistema educativo y del mercado laboral. El sistema educativo y la transición al trabajo El mercado laboral argentino presenta características que limitan la creación de empleo formal. Apenas uno de cada cuatro argentinos en edad de trabajar tiene un empleo formal en el sector privado. El resto se reparte entre quienes están desempleados, trabajan en la informalidad o en el sector público. IDESA identificó como uno de los principales factores de esta situación el diseño inadecuado de las reglas laborales, que desalienta la inversión y la generación de empleo. Sin embargo, en el caso específico de los jóvenes, hay que sumar otro obstáculo: el deficiente sistema de transición desde la escuela al mundo del trabajo. A diferencia de países como Alemania, Austria o Dinamarca, donde existen sistemas duales que combinan educación secundaria con formación técnica y prácticas laborales en empresas, en Argentina la educación media está centrada exclusivamente en la preparación para estudios universitarios. Esto deja sin herramientas a una gran parte de los jóvenes que necesita ingresar rápidamente al mercado laboral. De hecho, según IDESA, apenas el 40% de los jóvenes argentinos termina la secundaria en el tiempo previsto. Además, no existe en el país una oferta estructurada de educación vocacional a nivel medio. Esta modalidad, presente en muchos países desarrollados, permite a los estudiantes adquirir habilidades técnicas específicas y facilita su inserción en empleos de calidad. En Argentina, en cambio, la secundaria no incluye una formación orientada al trabajo, lo que acentúa las barreras de acceso laboral para quienes no siguen una trayectoria académica superior. Propuestas para mejorar la empleabilidad juvenil Frente a este panorama, el informe propone dos grandes líneas de acción. Por un lado, se plantea la necesidad de modernizar la legislación laboral para incentivar la contratación formal. Entre las medidas sugeridas, se encuentra: La flexibilización de los convenios colectivos de trabajo, permitiendo que las PyMEs puedan negociar a nivel de empresa en lugar de estar atadas a convenios sectoriales. Esto facilitaría la adaptación de las condiciones laborales a la productividad de cada empresa, habilitando la creación de nuevos empleos, precisa el documento. Implementar un mínimo no imponible sobre la masa salarial para las contribuciones patronales. Esta política permitiría a las pequeñas y medianas empresas competir en mejores condiciones, integrarse en cadenas de valor más amplias y formalizar a sus trabajadores. Es imprescindible transformar el sistema educativo. IDESA recomienda adoptar modelos similares a los de países desarrollados, donde la educación secundaria ofrece distintas modalidades: una orientada a la continuidad universitaria y otra con formación profesional para el trabajo. Esta reforma debería estar acompañada por una modernización de los contratos de pasantías, promoviendo un vínculo más ágil entre escuelas y empresas. El alto desempleo juvenil en Argentina no es un fenómeno nuevo, pero su persistencia y magnitud, en comparación con los estándares internacionales, reflejan fallas estructurales tanto del sistema productivo como del sistema educativo. Si bien los jóvenes enfrentan barreras comunes a nivel global, en Argentina éstas se agravan por un mercado laboral disfuncional y una educación media que no ofrece salidas laborales efectivas.
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