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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 21/03/2025 04:41
El director de orquesta italiano Riccardo Muti durante un concierto de gala en el Arena de Verona para celebrar el reconocimiento por la UNESCO del arte italiano de cantar ópera. Una imagen del 7 de junio de 2024 (Paola Garbuio/LaPresse vía AP) Riccardo Muti es considerado uno de los mejores directores de orquesta de la historia. En el año 2010 le dieron el premio al “músico del año”. En el breve discurso que dio al recibir el premio, la primera parte se dedicó a burlarse de los directores musicales, a burlarse de sí mismo. Básicamente dice que la tarea del director no tiene ningún valor, que se limita a mover la batuta, pero que la orquesta funciona sola. Y que cuando el director escucha los aplausos es que la obra se terminó, así que simplemente tiene que saludar, agradecer e irse. Pero después deja el humor, se pone serio, y en dos minutos se enfoca en lo importante. Cuenta que cuando tenía veintisiete años aprendía con un célebre director llamado Vittorio Gui. Un día, el gran maestro que por entonces tenía noventa años, le dijo: -Mutti, que lástima que justo ahora que estoy tan cerca de la muerte, estoy aprendiendo a dirigir… El arte de dirigir no es solo marcar el ritmo. Lo realmente importante es captar el alma de los músicos. La clave es ser capaz de percibir los sentimientos de los músicos. Si uno percibe los sentimientos, las notas salen solas, porque las notas son solo la consecuencia inevitable de los sentimientos… Pensaba en cuánto mejor sería nuestra vida si fuéramos capaces de prestar atención y percibir las emociones y los sentimientos de las personas con las que vivimos, trabajamos, interactuamos. Tantas veces nos quedamos solo con las palabras que escuchamos, lo que nos dicen literalmente incapaces de conectar con la emoción, el sentimiento que subyace a esas palabras. Y si no podemos darnos cuenta de qué es lo que siente, cuál es la emoción que lo está dominando, nuestra interacción será muy pobre. Nos quedaremos en la superficie, discutiendo racionalidades, por no decir banalidades. Vittorio Gui nació en Roma el 14 de septiembre de 1885 y falleció el 17 de octubre de 1975 en Fiesole. Fue uno de los grandes compositores y directores de orquesta italianos Cuantas discusiones evitaríamos si pudiéramos poner sobre la mesa las emociones que sentimos en lo profundo. ¿Qué sentido tiene discutir razones si no estamos pudiendo decir que nos sentimos desvalorizados? ¿O que tenemos miedo de que nos abandonen? ¿O que aún nos duele mucho lo que pasó? Vivimos protegiéndonos de esas vulnerabilidades pero el precio que pagamos por ello es muy alto. Una gran desconexión de nosotros mismos y con el otro. ¿No sería mucho mejor poder expresar lo que nos pasa, lo que sentimos? ¿Y sobre todo, ser capaces de escuchar lo que la otra persona no puede o no se anima a expresar, pero siente? ¿Cómo serían nuestros vínculos si nuestros diálogos detectaran y plantearan las emociones que nos atraviesan? ¿Tendríamos menos desencuentros? ¿Más conversaciones profundas, sanadoras? Alguien dijo que la seguridad no es la ausencia de peligros, sino la capacidad de sentirnos conectados. ¿Con quién? Con nosotros y con los demás. Saber que no estamos tan solos. Dejar de sentirnos aislados. La experiencia de sentirnos conectados lo cambia todo. Nuestra vida, y la de las personas que tenemos cerca y con las cuales podemos construir puentes reales. ¿Y vos? ¿Qué cosas pensás que te impiden conectar con las emociones que sentís? ¿Por qué te cuesta tanto percibir lo que realmente le pasa al otro, y te quedás discutiendo en la superficie? ¿Cuáles son esas vulnerabilidades de las que estás escapando al desconectarte de vos mismo y de los demás? * Juan Tonelli es speaker y escritor. El texto es parte del libro “Un elefante en el living, historias sobre lo que sentimos y no nos animamos a hablar”. www.youtube.com/juantonelli
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