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  • ¿Qué haríamos sin Vialidad Nacional?

    Usuhahia » Diario Prensa

    Fecha: 20/03/2025 19:31

    A los pocos años del comienzo institucional de Ushuaia, la escasa población de entonces, comenzó a sentir la imperiosa necesidad de conectarse en forma terrestre, con determinados sectores. Hacia el Oeste el aserradero que comenzó a operar en Lapataia a partir de 1891. Hacia el mismo sector se debía llegar al presidio militar en Bahía Golondrina en el año 1902. Hacia el Este la estancia Harberton que se fundara en el año 1886. No olvidemos que sobre la costa comenzaron a florecer varios aserraderos, Almanza, Pto. Brown, Remolino y Túnel, por recordar algunos. Hacia el Norte se requería un acceso de Ushuaia con esas estancias y posteriormente con Río Grande. Entre las primeras iniciativas, en este sentido, hallamos un Decreto firmado por el Presidente Julio Roca, de fecha 27 de diciembre de 1900, que expresa lo siguiente: (Sic) “Siendo de notoria necesidad el proceder á la apertura de picadas en los bosques que rodean á Ushuaia y cubren una considerable superficie de su ejido, á fin de trazar sus calles, y establecer vías de comunicación con Lapataia, Puerto Brown y Río Grande, (…) Autorizase á la gobernación de la Tierra del Fuego para proceder á la apertura de calles y caminos dentro del ejido de la capital del Territorio, previa delineación de los mismos sobre el terreno, a cuyo efecto, podrá celebrar contratos de cortes de madera, dentro de la traza de dichas vías de comunicación, mediante el cobro del diez por ciento del valor del material extraído, puesto en el puerto de Ushuaia (…) En Decreto del 4 de marzo de 1912, el vicepresidente de la nación Victorino de la Plaza, “autoriza a la Gobernación de la Tierra del Fuego para retener en su poder, hasta la terminación de los trabajos respectivos, la cantidad de doce mil pesos ($ 12.000) moneda nacional que le fueron entregados por la Habilitación del Ministerio de Interior, para la construcción de un camino de Río Grande a Ushuaia e instalación de una línea telefónica en la Sección Ushuaia – Harberton” Dos años después refuerza dicha partida con diez mil pesos ($ 10.000) más y otros quince mil pesos ($ 15.000) al año siguiente. En el año 1913, en un encuentro de gobernadores llevado a cabo en Buenos Aires, con autoridades nacionales, el gobernador de Tierra del Fuego, Manuel Fernández Valdés, consigue una partida de cinco mil pesos ($ 5.000) para ampliación y reparación del camino de Ushuaia a Lapataia. Con presidiarios de la Cárcel de Reincidentes se había comenzado un precario camino desde Ushuaia al Olivia. Para 1920 una precaria huella avanzaba desde el norte de la isla hasta la cabecera del Lago Fagnano por iniciativas de varios pobladores que además intentaban conectar algunas estancias con Río Grande. Una Resolución del Ministerio de Agricultura de la Nación, de fecha 14 de octubre de 1929, firmada por Juan B. Fleitas, autoriza a la Gobernación del Territorio de TDF a la extracción libre de derechos, de “maderas necesarias para reparar el camino denominado Herradura, que conduce de Ushuaia a Río Grande, debiendo obtenerse estos productos de árboles caídos naturalmente o muertos en pie y en caso de no existir (…) de árboles vivos que hayan alcanzado su completo desarrollo” Pero es para 1933 que Vialidad Nacional comienza a tener presencia y define una traza de caminos como prólogo de las actuales rutas. Toda esta sufrida tarea era realizada por cuadrillas viales que tenían su cabecera en Comandante Piedrabuena (Santa Cruz). Esta institución había nacido en el año 1932 y comienza a explorar todo un abanico de necesidades, proponiendo un proyecto de caminos troncales nacionales. Con la llegada de este nuevo organismo desaparece la vieja Dirección General de Puentes y Caminos dependiente del Ministerio de Obras Públicas de la Nación. Una comisión da continuidad a la traza que se había comenzado a construir por iniciativa del Gobierno local con mano de obra del presidio. Esta llegaba al Monte Olivia. Se la extiende en una primera etapa hasta Las Cotorras y a partir de 1935 se propone dar forma de camino a una huella que, por entonces, solo era posible hacerla a caballo. El objetivo era unir Las Cotorras con el Lago Khami o Fagnano. Esto obligó al estudio de un paso por el lugar más accesible de la cordillera. Aquí adquiere importancia un baqueano de sangre Haus (Manekenk) Don Luis Garibaldi Honte que, con una dotación de hombres, exploran el sector más conveniente para cruzar la cordillera. Recordaba las referencias que escuchara de su abuela que mencionaba un paso utilizado por los Manekenk y Selk´nam. Gran parte de los obreros se trasladaban desde Río Grande hasta el Fagnano y desde allí caminando y a caballo por el Paso Bridges hasta Harberton, sitio en el que fueron trasladados vía marítima hasta Ushuaia. Se debe mencionar a la Policía Territorial cuyos agentes unían Ushuaia con Río Grande a caballo, caminando e incluso esquiando, dando vida al correo postal. Algún día deberemos contar la historia del recordado Ernesto Krund. Experiencia que se transformó indispensable en todo este futuro proyecto. El Jefe de Policía Horacio Villaurreta aseguraba que debía construirse la ruta por la traza que hoy conocemos, ya que la otra propuesta pasaba por Harberton. Un experimentado grupo, bajo la responsabilidad del Subcomisario Medina, participó activamente en esa etapa. En el año 1947/8, junto con muchas otras obras llevadas a cabo en Ushuaia y bajo la administración de la Gobernación Marítima de entonces y partidas presupuestarias del Gobierno nacional, se construyen los primeros edificios en el sector que conocemos como “Barrio 5 de octubre” de la Administración General de Vialidad Nacional, en la calle 12 de Octubre. Llamativamente, un decreto con fecha 9 de enero de 1947, reserva el solar Nro. 4 de la manzana 00 de Ushuaia, para la construcción de oficinas y alojamiento del personal de la Administración General de Vialidad Nacional. Hoy esquina Maipú y Onas. Solar actualmente ocupado por la Legislatura Provincial, anteriormente vivienda oficial de los gobernadores. No debemos dejar de mencionar la primera sede del distrito que comienza a funcionar en esa bella casita que aún podemos disfrutar en la esquina de Gobernador Paz y Roca y, con ella, al recordado Vicente Canga, profesional de profunda trayectoria en la misma institución. Un Decreto con fuerza de ley, firmado por Aramburu, de fecha 22 de abril de 1958 crea un impuesto interno por litro de nafta y gasoil que se expenda en el Territorio Nacional de Tierra del Fuego y en la Capital Federal, del 15% de su precio de venta al público. Los fondos recaudados son destinados a la Dirección Nacional de Vialidad y utilizados para la ejecución de caminos en ambas zonas. Para entonces el hoy conocido como Paso Garibaldi, ya se hallaba habilitado. Resulta difícil imaginar el desarrollo de nuestras ciudades sin la existencia de Vialidad Nacional. Una obra titánica que hoy es coronada con el permanente mantenimiento de nuestras rutas nacionales e incluso la asistencia a nuestra Vialidad Provincial. Hasta aquí este casi desordenado, incompleto y apretado resumen de la historia de nuestra Vialidad Nacional. Precisamente hoy que se encuentra amenazada por la determinación del cese de todas sus obras en ejecución y el potencial despido de gran parte de su personal en sus diferentes distritos. No se encuentran respuestas a la pregunta ¿qué haríamos sin Vialidad Nacional? ¿Cuántas actividades se pueden ver seriamente afectadas? Ojalá prevalezca la cordura.

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