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  • La educación debe ser una cuestión de Estado, no de un gobierno

    Chajari » Chajari al dia

    Fecha: 20/03/2025 08:30

    La problemática entre docentes y gobernantes se repite. O tal vez sea necesario decir que desde hace demasiado tiempo está presente. Año a año el comienzo de clases se presenta con problemas. El hecho ya no asombra a nadie. Más aún, aunque es lamentable, se espera que suceda. La oferta del gobierno provincial no satisface a los docentes, éstos deciden ir al paro y los chicos pierden días de clases. Todos tienen derechos. Nadie puede poner en tela de juicio el derecho de los docentes de hacer una huelga. Es un derecho constitucional. La Constitución Nacional establece los derechos colectivos del trabajo, garantizando a los gremios el de la negociación colectiva y el derecho de huelga. En la Constituyente de 1949 no se incorporó el derecho de huelga, pero sí en la de 1957, que sumó el artículo 14 bis y volvió a consagrarse este derecho como legítimo. Claro está que a la luz de los hechos, y aunque los gremios digan que los paros son la única herramienta, es indudable que la resultante no es satisfactoria. Dicho en otras palabras, lo sucedido a través de los años demuestra que el paro no resulta afectivo para lograr cambios de fondo. Pero también tienen derechos los alumnos, y ese derecho también es constitucional. El derecho a la Educación se encuentra garantizado en nuestra Constitución Nacional en el art. 14 desde el mismo momento en que fue sancionada en el año 1853. Este derecho jamás fue puesto en duda ni fue separado de los preceptos fundamentales que dieron origen a nuestro país como Nación en ninguna de las reformas posteriores. La otra parte es el gobierno provincial de turno. El que hoy dirige los destinos provinciales, fue muy claro desde el comienzo de gestión, cuando se explicó claramente la situación económica y financiera provincial en extremo difícil. Y destacamos al gobierno provincial porque es quien paga los salarios y debe ocuparse de que la educación llegue a todos de la mejor manera posible. O sea, la patronal docente es la Provincia. Se presenta así una sensación de impotencia, ya que al repetirse año a año, la resultante será la misma. Hace muchos años, Albert Einstein indicó que era absurdo esperar un resultado diferente si se repiten los hechos. Más que claro es esto. De manera que a esta altura de las cosas, una vez más los funcionarios afirman hacer esfuerzos para cambiar la situación, los docentes manifiestan su desagrado porque se sienten desatendidos y exigen mejoras salariales, y los chicos quedan en sus casas ante las medidas de fuerza. Mejor dicho: los chicos cuyas familias no son ricas, porque éstas últimas pueden pagar cuotas altas para que sus hijos no pierdan un día de clase y tengan instrucción de nivel, y no nos referimos aquí a las escuelas de gestión privada, ya que la mayoría de ellas sufren los mismos problemas que las públicas. Es por esto que insistimos en algo que mucha veces hemos planteado en esta columna: no se lograrán cambios pensando solamente en la coyuntura, no se lograrán cambios si no se puede tener un diálogo serio y profundo en la que las partes estén dispuestas a ceder algo, no se lograrán cambios si no se está a la altura de algo que no puede seguir esperando y es determinar entre todos un proyecto de país a, por lo menos, 30 años y que se incluya no solamente la educación, sino una serie de temas de importancia superior. Con esto, cambiarán los gobernantes, pero no los fines y el camino para alcanzar la meta. Este año 2025 las clases no comenzaron el día previsto. Hubo paro docente. Finalmente y luego de reuniones docentes y gobierno llegaron a un acuerdo El gobernador dijo entonces que era hora de mejorar el nivel educativo. Este no es un tema menor. Es necesario pensar de otra manera la situación repetida de debate salarial, que es importante por supuesto, pero hay que hallar otra manera de hacerlo, porque de lo contrario volvemos a sentir que no hay modo de resolverlo. Y hay que entrar en este debate con la seriedad que el tema requiere y hallar un sistema que se prolongue en el tiempo, porque de no ser así no se podrá ingresar en otras discusiones importantes, las que tienen que ver con los modos de enseñar mejor, de contener a los chicos, de darles el mejor futuro posible, de elevar el nivel de educación, de lograr enseñar uniendo los saberes a las necesidades de la provincia y el país. Todos los estudios muestran que no estamos bien, que más allá de los esfuerzos de muchos docentes los chicos no están aprendiendo lo que debieran. En muchos temas, y la educación es uno de ellos, hay que entender que la solución no generará un rédito político inmediato. Se trata de una inversión a mediano y largo plazo, pero que dará a los chicos los elementos que necesitan para desarrollarse de manera conveniente en la vida. La educación sigue apareciendo como un valor que se repite en las campañas, pero con eso no alcanza. Se necesita una propuesta consensuada. La educación debe ser una cuestión de Estado, no de gobierno. Por supuesto que los frutos no se verán en una gestión, pero hay que hacerlo para cambiar esta realidad que duele y empeora el nivel educativo. Hay que hallar, entre todos, una propuesta seria, responsable, innovadora, que se sitúe en un proyecto educativo que de sus frutos dentro de un par de décadas, cuando los alumnos que ahora están en los niveles inicial y primario se enfrenten con un cada vez más exigente mercado laboral. Es lamentable que muchos docentes trabajen sin los elementos correspondientes o en edificios cuyo estado deja mucho que desear, y muchos de ellos con una capacitación inadecuada, infraestructura obsoleta, además de jornada laboral excesiva, deterioro salarial y tolerando la desjerarquizacion social del rol del educador. Se debe lograr una propuesta educativa consensuada que no tendría que poder modificarse en un plazo de al menos 10 años. Estimamos que la educación, como otros temas (salud, viviendas, y varios etcéteras) deben ser abordados por fuera de las disputas políticas, más allá de las banderías partidarias y de los beneficios para grupos. Como sociedad se debe exigir un proyecto educativo consensuado por todos. Como indicábamos antes: debe ser una cuestión de Estado, no de gobierno, algo que se viene esperando desde hace demasiados años.

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