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  • Último año de secundaria: entre la emoción y la incertidumbre del futuro

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 20/03/2025 04:49

    Un estudiante que hoy inicia una carrera de 5 años podría recibir conocimientos que serán obsoletos cuando se gradúe (Imagen ilustrativa Infobae) El último año de la secundaria es un momento de transición en el que se mezclan emociones, expectativas y dudas. Para muchos estudiantes, es la cuenta regresiva hacia la adultez. Para otros, es un período de ansiedad en el que sienten que deben tomar decisiones que definirán su vida para siempre. ¿Qué estudiar? ¿Dónde? ¿Trabajar o no? ¿Ambas cosas? ¿Y si elijo mal? La realidad es que nunca ha sido tan difícil responder estas preguntas. Durante décadas, el sistema educativo preparó a los estudiantes bajo una premisa simple: terminás la escuela, elegís una carrera universitaria, te recibís y conseguís un buen trabajo. Pero, en un mundo donde las profesiones emergen y desaparecen a una velocidad vertiginosa, donde la inteligencia artificial reemplaza tareas humanas y el concepto de “trabajo estable” está en crisis, ¿tiene sentido seguir eligiendo como si estuviéramos en el siglo XX? Además, esta premisa no contempla una realidad fundamental: no todos los jóvenes tienen la posibilidad de elegir libremente entre estudiar o trabajar. Para muchos, la necesidad económica impone una única opción: conseguir un empleo lo antes posible para sostenerse a sí mismos o aportar a su familia. En estos casos, pensar en una carrera universitaria de cuatro a seis años puede ser inviable. Sin embargo, esto no significa que deban quedar excluidos del acceso a una educación que les permita crecer profesionalmente. La formación en oficios, las tecnicaturas cortas, los cursos online y los programas de educación flexible pueden ser alternativas clave para quienes necesitan trabajar y estudiar al mismo tiempo. ¿Qué estudiar si no sabemos qué carreras van a existir? Hace 20 años, nadie hablaba de ser especialista en blockchain, creador de contenido digital o analista de datos en redes sociales. Hace 10 años, el marketing digital y la ciberseguridad eran áreas incipientes. Hoy, la inteligencia artificial y la automatización están redefiniendo lo que significa trabajar. Muchos de los niños que hoy están en la primaria trabajarán en empleos que todavía no existen. ¿Cómo elegir, entonces, una carrera con futuro? Muchas de las carreras tradicionales siguen siendo necesarias, pero el gran desafío es que las universidades tardan en actualizarse. Un estudiante que hoy inicia una carrera de cinco años podría recibir conocimientos que serán obsoletos cuando se gradúe. Por eso, más que centrarse solo en un título, los jóvenes de hoy necesitan desarrollar habilidades transferibles: Pensamiento crítico y resolución de problemas. Adaptabilidad y aprendizaje continuo. Habilidades digitales. Inteligencia emocional y capacidad de trabajo en equipo. Las empresas ya no buscan solo títulos; buscan personas que sepan aprender rápido, resolver problemas y adaptarse al cambio. ¿Carreras de 4 a 6 años? ¿Siguen teniendo sentido? Otro gran interrogante es si los modelos educativos tradicionales siguen siendo válidos. Con un mundo que cambia tan rápido, ¿tiene sentido pasar seis años en una universidad para obtener un título que tal vez no sea relevante en el futuro? Hoy existen opciones más flexibles: Carreras cortas y tecnicaturas, que permiten insertarse más rápido en el mercado laboral. Certificaciones y cursos online, que enseñan habilidades específicas en pocos meses. Bootcamps intensivos, especialmente en tecnología, que preparan a profesionales en áreas como programación, diseño UX o ciencia de datos en menos de un año. Mientras que antes la universidad era la única vía legítima de formación, hoy hay múltiples caminos posibles. Algunas empresas de tecnología, como Google o Tesla, entre muchas otras, ya no exigen título universitario para contratar empleados; priorizan habilidades prácticas. Esto no significa que la universidad haya perdido su valor, sino que ya no es la única opción válida. Cada estudiante debe preguntarse qué tipo de formación se adapta mejor a sus intereses y objetivos. El mundo laboral moderno: trabajar ya no es lo que era Mientras los estudiantes intentan elegir qué estudiar, el mundo laboral también está cambiando a una velocidad inédita. Antes, la mayoría de las personas buscaba un empleo estable, con un horario fijo y un contrato a largo plazo. Hoy, muchas industrias se están alejando de ese modelo. En su lugar, emergen nuevas formas de trabajar: Trabajo remoto y digital: la pandemia aceleró el cambio hacia el teletrabajo, permitiendo que muchas profesiones se ejerzan desde cualquier lugar del mundo. Trabajo freelance y por proyectos: cada vez más personas eligen trabajar por cuenta propia, ofreciendo servicios en plataformas como Upwork, Fiverr o Malt. Economía gig: aplicaciones como Uber, Rappi y otras permiten generar ingresos sin un contrato formal. Nomadismo digital: jóvenes que trabajan viajando por el mundo, combinando ingresos online con una vida sin ataduras a un solo lugar. Para los estudiantes que están por terminar la secundaria, esto significa que el modelo tradicional de conseguir un empleo fijo en una oficina ya no es la única opción. Existen infinitas formas de trabajar y generar ingresos, pero también nuevos desafíos: la inestabilidad laboral, la falta de beneficios sociales y la necesidad de aprender a gestionar los propios ingresos. La importancia de explorar intereses y habilidades antes de elegir En medio de tantas opciones, es fundamental que los jóvenes se tomen el tiempo para explorar sus intereses y habilidades antes de tomar una decisión sobre su futuro. No se trata solo de elegir una carrera porque “tiene salida laboral” o porque “parece interesante”, sino de conocerse a sí mismos y entender qué los motiva realmente. Una forma clave de hacerlo es hablar con personas que ya trabajan en el campo que les interesa. No hay mejor manera de entender una profesión que escuchando la experiencia de alguien que la ejerce día a día. Preguntar sobre las tareas diarias, los desafíos y las oportunidades del sector puede ayudar a tomar una decisión más informada. El rol de la escuela en la orientación vocacional La escuela cumple un papel fundamental en este proceso. No puede limitarse a dar un test vocacional y presentar una lista de carreras, sino que debe acompañar a los estudiantes en la exploración de sus intereses y habilidades a través de: Evaluaciones y actividades prácticas, para que los jóvenes descubran en qué áreas se sienten más cómodos y motivados. Charlas con profesionales de diferentes sectores, para conocer de primera mano las realidades del mundo laboral. Visitas a universidades y ferias de carreras, para que los estudiantes comprendan las distintas opciones formativas. Acceso a guías y recursos detallados que expliquen las posibilidades educativas y profesionales disponibles. Asesoramiento individualizado, para ayudar a cada estudiante a explorar opciones y crear un plan de carrera personalizado. Cuanta más información y acompañamiento reciban los jóvenes, mejores decisiones podrán tomar. No se trata de elegir rápido, sino de elegir bien. La clave no está en encontrar una “respuesta correcta” que garantice éxito de por vida, sino en desarrollar una mentalidad flexible. Lo que elijan hoy, no tiene que definir su futuro para siempre. Lo importante es aprender a: Probar y ajustar: elegir una carrera o un trabajo no significa que estén atados a eso para siempre. Si no funciona, pueden cambiar. Aprender de manera continua: no basta con recibirse; el aprendizaje debe ser constante. Desarrollar habilidades prácticas: saber hacer cosas concretas siempre será más valioso que solo tener conocimientos teóricos. Pensar en grande, pero empezar en pequeño: no hace falta tener todo resuelto de entrada. El camino se hace al andar. La pregunta clave es: ¿están eligiendo basado en el mundo que existió o en el mundo que viene? No se trata de encontrar una carrera perfecta ni un trabajo ideal, sino de desarrollar la capacidad de reinventarse una y otra vez. La clave no está en lo que elijan, sino en lo que aprendan a hacer con esa elección.

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