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  • Álex Rovira: “El dolor puede hundirte o transformarte, la clave es cómo decides mirarlo”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 20/03/2025 04:41

    "Nunca he escapado al dolor, porque he sabido que tarde o temprano vendría a mi alcance y multiplicado", afirmó Rovira En un nuevo episodio de La Fórmula Podcast , Álex Rovira compartió su visión sobre la importancia de la mentalidad, los hábitos y la acción en la construcción del destino personal. Escritor, economista y conferenciante internacional, Rovira ha vendido más de nueve millones de libros en todo el mundo, con títulos como La buena suerte, traducido a más de 50 idiomas. Su trabajo combina filosofía, psicología y liderazgo, ya que aborda temas como la transformación personal y el desarrollo del potencial humano. “El azar reparte las cartas, pero tú las juegas”, afirmó al destacar que la suerte no es solo una cuestión de circunstancias, sino de cómo cada persona decide actuar frente a ellas. Podés escuchar el episodio completo en Spotify y YouTube. Rovira también manifestó sus reflexiones sobre la relación entre el sufrimiento y el aprendizaje, al señalar que las dificultades pueden ser una oportunidad para el crecimiento. “Las heridas pueden convertirse en una fuente de ácido o en una fuente de compasión”, expresó y subrayó que la manera en que se afronta el dolor define el impacto que tendrá en la vida de cada persona. Además, enfatizó el poder de los pequeños cambios diarios y el desarrollo de hábitos que, con el tiempo, generan transformaciones profundas: “Si tú no haces, no te quejes”. Álex Rovira, escritor y conferencista, reflexionó en La Fórmula Podcast sobre la importancia de la mentalidad y la acción para transformar la vida y crear buena suerte — Hace 20 años escribiste un libro muy exitoso que se llama La buena suerte, ¿por qué pensas que resonó tanto en la gente? — Creo que el éxito es que te habla de dos maneras de entender la vida. La podemos entender desde la inercia, sentirnos víctimas de las circunstancias, es ese relato de la persona que suspende un examen y va a ver al profesor y le dice “usted me ha suspendido el examen”. O de otra manera, la podemos entender como que somos creadores de circunstancias para crear buena suerte. Y por lo tanto, cuando voy a ver al profesor, no digo “me has suspendido”, sino que digo, “he suspendido, qué puedo hacer para mejorar eso”. Esa dialéctica, está en todas las culturas, ¿es el diálogo entre una víctima o es ser un constructor de posibilidades? Y el mismo relato parte de una historia de dos amigos que se encuentran. Uno ha leído muy mal y se queja constantemente y otro leído razonablemente bien, pero ha trabajado mucho para eso. El que se queja obtiene por parte de éste que le ha ido bien un cuento y es el cuento de la buena suerte. Es un cuento dentro de un relato y en ese cuento también hay dos personajes que reciben las mismas informaciones, pero que actúan de manera muy diferente. Por lo tanto, en la vida, en realidad podemos situarnos en dos posiciones: la posición de “soy un agente pasivo de lo que pasa”, o la posición de “soy una persona que tiene un pequeño margen de posibilidad, pero que conoce ese pequeño margen”. Puedo hacer más de lo que conseguiría si no hago nada. Por eso creo que la frase que resume muy bien el libro es esa de Shakespeare que dice que el azar reparte las cartas, pero tú las juegas. Porque es verdad que en la vida hay un diálogo entre el azar y la responsabilidad. Hay elementos que no podremos controlar, para bien y para mal, y que pueden llegar inesperadamente a un accidente. Una persona querida que te engaña o te estafa, una enfermedad que no estaba en el guión de tu vida... Pero frente a eso, tenemos la opción de trabajar activa y conscientemente en nosotros para convertir los valores en virtudes. Porque la buena suerte es cuando una persona integra hábitos pequeños, hábitos que sumados hacen que tenga coraje, responsabilidad, propósito, humildad, confianza, entrega, civismo, cooperación y que, por lo tanto, enriquecen su manera de percibir, de pensar, de sentir y sobre todo, de actuar, porque el lenguaje de la realidad es la acción y no puede haber buena suerte si tú no trabajas para crear las circunstancias que la facilitan. "Respeta los modos de vida de los demás, porque de esas diferencias puedes aprender mucho. Ahorra al máximo el juicio sobre los demás, porque quien critica se confiesa. Y observa aquello que te altera de los demás y analiza en qué medida lo estás llevando y no lo quieres reconocer", aseguró — Mencionaste hábitos. ¿Tenés algunos en los que nos podamos meter, que crees que son hábitos generadores de buena suerte si uno los logra mantener con constancia? — Hay muchísimos hábitos, pero para llegar a los hábitos hay algo muy importante y es la mentalidad. La mentalidad de esa persona que te dice “me ha ido mal, era mi destino”, y la mentalidad de esa persona que dice “he tenido muchos desafíos, pero gracias a entenderlos como oportunidades de aprendizaje, incluso como heridas por las cuales he podido expresar dimensiones de mi ser que yo no sabía que tenía, si yo no hubiera pasado por ese cáncer y por esa experiencia, no hubiera aprendido determinadas lecciones que no me llevarían a ser el que soy ahora, si no hubiera pasado por ese dolor crónico, no hubiera aprendido lo que me he llevado ahora”. Por lo tanto, los hábitos tienen que tocar fundamentalmente cinco dimensiones. El conocimiento es la mente, la habilidad es la acción, el compromiso es el abrazo y la ética es la integridad que lo integra todo. Entonces, yo en ese sentido me manifiesto muy amante del estoicismo. Y, por lo tanto, para novedad, los clásicos, el hábito de la reflexión, el pensamiento realmente crítico. Muchas personas que tienen experiencias cercanas a la muerte cuando fallecen, dicen, “he revisado mi vida y me he dado cuenta de lo que hice bien y del daño que hice, porque en esa experiencia yo sentí lo que sentían otros cuando lo hacía”. Es fascinante esto porque son miles de personas que cuentan esto. Y uno piensa, ¿y tú tienes que esperar a morirte para reflexionar un poco cada día? El hábito de la amabilidad, el hábito de la ternura, el hábito de la paciencia, el hábito de la compasión, el hábito de la escucha activa, actitud, conocimiento, el hábito de la lectura cotidiana, el hábito de la planificación escrita. Porque cuando escribes, puedes ver mucho más claro, la cartografía el mapa de quién eres, qué puedes mejorar, qué puedes aprender, cómo puedes avanzar. "Ante cada dificultad, podemos elegir cómo interpretarla: como un obstáculo o una oportunidad. 'El azar reparte las cartas, pero tú las juegas'", dice Álex Rovira (Imagen Ilustrativa Infobae) Los hábitos los podemos estructurar en muchísimas dimensiones. Y a veces no se trata de que sean grandes procesos, sino pequeñas habilidades. La habilidad, por ejemplo, de cada noche, dedicar cinco minutos, apuntar tres cosas que agradecerías de tu día, y tres cosas que crees que podías haber mejorado. El hábito de la meditación. Si yo tuviera que decirte hábitos fundamentales, personalmente, el hábito del aprendizaje, ya sea que lees un poco cada día, pero al final, 10 páginas al día son al año 36.000 quinientas; en 10 años son casi 140.000. Entonces te cambia radicalmente el conocimiento. Si no te gusta leer, audiolibros; si te da pereza escuchar audiolibros, mírate un buen canal de youtube en el que cada día dediques piezas de información que te ayuden a mejorar como persona. Porque las mejoras no son solo incrementales, cuando tú mejoras un 1% cada día va acumulándose 1% sobre la base anterior, con lo cual en el día 70 ya estás en el 100%. Pero es que en el día 100 ya estás en un 100 por, por tanto, tener esta visión de que cuando tú incorporas una pequeña habilidad cada día del tipo que sea, eso va a generar un incremento exponencial que va a generar una transformación vital porque en realidad. Nuestro yo no es salgo estático. Es algo dinámico que se construye constantemente. ¿Tienes que esperar a que la vida te golpee para aprender, es decir, aprendizaje por compulsión, o puedes aprender porque realmente quieres crecer y poner ese conocimiento al servicio del mundo para mejorarlo? Por eso el lenguaje de la realidad es la acción. Si tú no haces, no te quejes, hay que hacer. La intención está muy bien, es muy poderosa, pero tiene que traducirse en un resultado, en un hábito. Pero sólo cuando hay esa incorporación, cuando los valores se convierten en virtudes integradas que pasan en acción, la vida te ofrece un potencial enorme de transformación, porque ya lo decía Marcel Proust, y este es mi aforismo favorito, milagroso, aunque nada cambie, si yo cambió, todo cambia. Estoy súper de acuerdo. "La sabiduría es el arte de distinguir lo que puedes cambiar, de lo que no puedes. Esta frase tienes que dejarla reposar y hacerte la pregunta: ¿qué puedo hacer, qué puedo cambiar o mejorar?", aseguró — ¿Por qué a veces nos cuesta ser consecuentes con lo que sabemos y con cómo actuamos? — No siempre es fácil alinear lo que uno piensa y lo que uno proyecta con la acción diaria, hasta que la vida te pone contra la espada y la pared. El ser humano está programado para funcionar fundamentalmente sobre el circuito del placer y, por lo tanto, tenemos tendencia a buscar lo fácil y lo gratificante a corto plazo, porque en realidad, lo desafiante requiere un esfuerzo, pero fíjate la expresión: Esto ha valido la pena o vale la pena. Cuando tú le encuentras un sentido a una circunstancia difícil o desafiante que has superado y has integrado los aprendizajes de esa circunstancia del tipo que sea, resulta que tu vida tiene un mayor sentido. O expresiones como, “ahora lo veo claro”, o “veo la luz al final del túnel” o “cómo todo encaja”. Todas esas expresiones nacen después de un proceso de sufrimiento. Y aquí está la clave. El sufrimiento puede ser estéril o puede ser completamente fértil y en la vida vamos a sufrir mucho. No estoy diciendo que tengamos que sufrir para aprender, pero ya que vamos a sufrir, por lo menos, aprendamos de lo sufrido. Y esa es la clave cuando ves que hay una inconsistencia entre lo que sabes que te conviene y lo que acabas haciendo. Tendrás que adaptarte y hacer consistente la inconsistencia cuando sepas que no tienes más opción que dejar de perder el tiempo y ponerte manos a la obra. La vida no está para hacernos felices, la vida está para desafiamos. Pero si en esos desafíos, aprendemos, crecemos, mejoramos y ponemos, sobre todo, los frutos obtenidos al servicio de los demás... Como decía Antoine de Saint-Exupéry, el autor de El Principito, si ponemos la inteligencia al servicio del amor, entonces todo vale la pena. Hay solución a la inconsistencia a la vez que incorporas hábitos, virtudes, actitudes y mentalidades y liberación de creencias limitantes que te permiten manejarte con mucha mayor habilidad en los desafíos vitales. "Cuando ayudas a los demás, te sientes útil, cuando pones tu aprendizaje, ya sea desde la experiencia vivida o desde algo que has incorporado como un conocimiento y lo compartes" (Imagen Ilustrativa Infobae) — Creo que también algo importante son los objetivos, lo que recien mencionabas de incrementar, aunque sea un 1%, que a veces en en el corto plazo uno siente que eso no va a tener nada de efecto, que no te va a cambiar la vida, y sin embargo, si uno espera y tiene paciencia, esos resultados se terminan viendo. En cambio, cuando, a veces, uno se pone una meta muy difícil, es tanto el terror que a uno le provoca, que te paraliza. — Ese dicho italiana tan bonito, “piano piano, si va lontano”, es decir, para hacer bien las cosas, hay que hacerlas con calma. Por lo tanto, los objetivos es bueno que, cuando nos los planteamos, sean accesibles, porque si son imposibles, estamos jugando a boicoteamos inconscientemente. Entonces no nos pongamos objetivos titánicos. Comencemos con objetivos pequeños que sean fácilmente conseguibles que nos den gratificación, que nos faciliten el refuerzo de la autoestima. ¿Cuánto me valoro? Porque cuando somos pequeños, la autoestima está dada por el reconocimiento de nuestro entorno, sobre todo de mamá y papá. Pero cuando somos adultos ya mamá y papá, o no están o ya son ancianos, entonces, la mejor manera de mejorar la autoestima es el autoconcepto. Autoestima: cuánto me quiero; auto imágenes: cuánto me gusto; y auto concepto, es cuánto me valoro. ¿Cómo podemos mejorar la valoración de una persona cuando es adulta? Básicamente, cuando ayudas a los demás, te sientes útil, cuando pones tu aprendizaje, ya sea desde la experiencia vivida o desde algo que has incorporado como un conocimiento y lo compartes. Te sientes útil cuando tú haces una tarea donde aportas valor al mundo y a los demás, todos los demás te reconocen, te agradecen, te quieren y al quererte aumenta tu autoestima. Oscar Wilde decía que el que el egoísmo verdaderamente inteligente consiste en procurar que los demás estén mucho mejor para poder estar tú algo mejor. El esfuerzo diario y los pequeños hábitos construyen el camino hacia la transformación personal, como destaca Álex Rovira en su visión sobre el crecimiento y la resiliencia (Imagen Ilustrativa Infobae) — Recién mencionaste estoicismo, ¿cuál dirías que es de estos principios el que más te funcionó, el que más te gusta? — El saber que la vida terminará, pero sobre todo el saber que hay cosas que tú no puedes cambiar. Hay cosas que sí puedes controlar, lo decía Marco Aurelio en sus Meditaciones: la sabiduría es el arte de dirimir o de distinguir lo que puedes cambiar de lo que no puedes cambiar. Ayer comentaba con un amigo que esta frase, una vez que la lees, tienes que dejarla reposar y hacerte la pregunta. Y siempre preguntarte: ¿qué de mi vida no está funcionando? ¿Qué tengo que dejar de hacer porque me hace mal? ¿Qué puedo comenzar a hacer que no estoy haciendo y me haría bien? ¿Qué tengo que seguir haciendo porque me va bien y es imperativo que lo continúe? ¿Qué puedo cambiar o mejorar? ¿Qué no puedo cambiar? Líbrate de eso porque eso te va a generar una cantidad de pensamientos gusanos de pensamientos en círculo, de unidades de atención permanente que te van a consumir una energía mental, emocional y de acción tremenda. Pero incluso en las cosas que no puedes cambiar y que aceptas que están fuera de tu control, hay algo que siempre puedes cambiar, que es la actitud con la que las vives. Por lo tanto, para mí, la máxima estoica más potente, aunque todas son poderosas, es el ámbito de control que está en mis manos y por lo tanto lo mejoro o lo cambio. Tu vida es tu jardín tú lo puedes tener lleno de hierbajos, de insectos y de basura, o puedes tener un jardín precioso. Tu vida es eso. ¿Cómo quieres que sea el jardín de tu vida? "La reflexión diaria y la escritura pueden ser herramientas poderosas para el autoconocimiento y la construcción de una mentalidad resiliente, según Álex Rovira" (Imagen Ilustrativa Infobae) E insisto, ante incluso aquello que parece que no está de tu mano, hay algo que está en tu mano que es cómo gestionar la aceptación de que esta persona amada se va a morir y yo no puedo hacer nada sobre eso. Puedo acompañarla, consolarla, abrazarla, solucionarle los problemas, darle los tratamientos. Y sobre todo, estar consciente en cada momento de que nos queda hasta que ella se vaya. ¿Podemos hacer mucho más? Pero para encontrar ese ese mucho más, tienes que pararte a pensar. Y ahí está la clave del estoicismo. No puede haber sabiduría sin reflexión y no puede haber reflexión sin detenimiento. El silencio atento es una de las mayores fuentes de sabiduría porque en el silencio te encuentras de verdad a ti porque tú no eres lo que piensas. Tú no eres el flujo de los pensamientos. Tú eres la presencia que observa todo lo que pasa tanto en la realidad objetiva como en la realidad subjetiva. — Si tuvieras que decir, por ejemplo, tu definición de lo que es una persona que sabe vivir — En primer lugar, saber vivir es vivir y dejar vivir. Es decir, no interfieres en la vida de los demás, si no te lo piden. Evidentemente, defiéndete si te atacan. Y busca la justicia, el orden y el equilibrio en tu vida. Pero primero respeta los modos de vida de los demás, porque de esas diferencias puedes aprender mucho. En segundo lugar ahorra al máximo el juicio sobre los demás, porque en realidad quien critica se confiesa y observa aquello que te altera de los demás, en qué medida lo estás llevando tú y no lo quieres reconocer. Estás poniendo en marcha un mecanismo de proyección hacia el otro por lo cual te irritas por algo que el otro te está mostrando, que tú no tienes superado. En tercer lugar, yo creo que para saber vivir, una variable fundamental es la humildad. La humildad es muy importante. Vive y deja vivir. Se humilde, integra los valores y sobre todo, tiene una mirada, por un lado apreciativa hacia todo lo que hay y a la vez crítica contigo mismo, pero sin machacarte, porque siempre el veneno está en la dosis. — ¿Podrias contar un momento en tu vida que intentaste escapar al dolor y cuál fue la consecuencia y un momento en tu vida donde miraste de frente al dolor y cuál fue la consecuencia? — Puede sonar arrogante, pero nunca he escapado al dolor porque he sabido que tarde o temprano vendría a mi alcance y multiplicado, con lo cual creo que es más inteligente mirar al todos a los ojos, tomar el capote y hacer lo posible para ligarlo de la mejor manera. Han habido muchas circunstancias. Mi hija menor nació con una enfermedad del corazón muy grave, estuvo entre la vida y la muerte, y eso supuso una inflexión muy importante en mi vida. Los cánceres que pasó mi padre y, en consecuencia, la depresión de mi madre y de mi hermana, e intentar apoyar ahí con la muerte de mi padre. La decepción profunda con un hermano mío por temas de herencia, todas ellas que, acumuladas a otras, me llevaron a un cáncer de piel que superé hace un tiempo y que me llevó a aprender muchas cosas. Me llevó también a unos problemas de espalda, con dolores crónicos que todavía me acompañan y que son mi gran maestro. Por eso me fascina el mito de Quirón, el sanador herido, la herida como lugar en el que puedes conectar con los demás, uno no sería el que es, tú no serías quien eres, ustedes no serían quienes son si no hubieran pasado por las heridas que han pasado. "Superar los desafíos requiere esfuerzo, pero cada paso es una oportunidad para transformar el dolor en aprendizaje, como afirma Álex Rovira" (Imagen Ilustrativa Infobae) Pero las heridas pueden convertirse en una fuente de ácido o en una fuente de amor y compasión. Porque hay un lenguaje que va mucho más allá de las palabras que es el lenguaje de la experiencia, del dolor, de la resiliencia, de la superación, que es lo que hace que las almas se conectan con mucha fuerza. Por eso los mejores terapeutas, los mejores mujeres y hombres que están en la medicina, en la psicología, en la psicoterapia son sanadores heridos porque tienen el conocimiento técnico y operativo, pero conectan con el dolor del paciente desde la experiencia de lo vivido, y eso va mucho más allá de las palabras. Por lo tanto, yo creo que al dolor, no hay que escaparle, hay que mirarlo a la cara. Y, aunque es incómodo, hay que abrazarlo. Es la llave a nuestros potenciales más profundos. Y en la medida que tenga uso de razón, si el Alzheimer no me lleva a la mente, siempre iré a ver qué me ofrece el dolor para aprender. — Voy a terminar con la última pregunta que le hago a todos los invitados del podcast. ¿Qué fue lo último que te contaron, leiste o viste, que te dejó pensando y hoy quisieras compartirlo? — Hay una metáfora que me gustó mucho, que empieza con una pregunta. ¿Dónde se clava un espantapájaros en un campo fértil? Tú dirás en el centro. Pues el espantapájaros se ubica señalando un lugar donde está la mejor fruta o la mejor verdura o los mejores vegetales. Porque el campesino lo que quiere es espantar a los pájaros para que no le piquen las cerezas, ni las manzanas, ni los tomates, ¿verdad? Entonces, qué paradoja, ¿dónde está clavado el espantapájaros? En el lugar donde haya el mejor fruto. En la vida, nos pasa lo mismo. El espantapájaros da miedo a los pájaros. Pero el miedo sería el medio para que los pájaros supieran donde tienen que acercarse y comer la mejor fruta. ¿Cuáles son los espantapájaros de tu vida? Por lo tanto, La metáfora del espantapájaros te dice que el miedo a veces puede ser el medio, hay un tipo de miedo que está estrechamente vinculado con el deseo profundo y la metáfora del espantapájaros es perfecta porque ahí es donde tiene que acercarse para encontrar el mejor fruto. ¿Cuáles son tus espantapájaros? Esa es la pregunta. En La Fórmula Podcast, Álex Rovira reflexiona sobre la resiliencia, el poder de los hábitos y la importancia de la acción para construir el destino personal. Podés ver la entrevista completa en YouTube y Spotify

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