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  • Una historia de amor más allá del hastío, fragmentada, desarmada y vuelta armar desde el final hasta el principio

    » El Ciudadano

    Fecha: 20/03/2025 00:20

    Miguel Passarini Dueña de una poética que encuentra sentido en la fragmentación y la repetición que son lógicas propias del absurdo, y a la par de otros materiales que produce al frente del icónico grupo de teatro rosarino Hijos de Roche, la dramaturga, directora y docente Romina Mazzadi Arro dará a conocer este viernes un nuevo proyecto que retoma problemáticas transitadas por ella y algunos de sus actores y actrices en todos estos años, un cuarto de siglo de producción escénica local que la cuentan entre los nombres referenciales. Se trata de Las escenas secundarias, propuesta en la que actúan Vanina Frustagli y Martín Dieguez, con dramaturgia y dirección de Mazzadi Arro, que desembarcará con una serie de funciones en Espacio Bravo. “Luego de repente los dos se van. Luego de repente vuelven. Inalterados. Digamos que ahora inalterados. Por ahora inalterados”. La frase le pertenece a Samuel Beckett, de su obra-ensayo Todo a peor, un autor que aparece como faro o referencia de la producción escénica de la creadora local junto, y entre más, con la poética de Alejandra Pizarnik, también muy cercana a la obra del dramaturgo, crítico y poeta irlandés. Todo en escena “Fue un proceso muy intenso, de mucho trabajo, de mucho ensayo, con lo maravilloso que es poder ensayar todos los días a pesar de todo lo que pasa. Estos jóvenes actores lo han dado todo, con 40 grados en pleno verano, y una ductilidad, sensibilidad, entrega y seriedad a la hora del trabajo que es algo infrecuente y que agradezco muchísimo”, dijo Mazzadi Arro a modo de presentación de este nuevo equipo, con dos actores que en algún momento pasaron por los talleres de Espacio Bravo que dicta la misma directora, pero que en el presente transitan su formación en la Escuela de Teatro. “Las escenas secundarias es una obra de amor en la que se dirimen distintas circunstancias de pareja; todo lo que pasa, lo que acontece es en retrospectiva, de forma recortada y lateralizada. Es un texto mío y tiene ribetes experimentales dado que yo suelo trabajar con otros tiempos y aquí lo que se impuso fue la intensidad y el corto plazo; fue un proceso muy rápido y muy efectivo. Fueron unos meses de trabajo muy vertiginosos y de gran aprendizaje: arrancamos en noviembre y acá estamos, estrenando en marzo”, contó la directora cuyos procesos suelen extenderse a lo largo de todo un año. “Yo defino a estas escenas como «las escenas secundarias» de esta pareja porque la historia está contada de a fragmentos. En algún momento, ese concepto aparece en el texto: esas escenas no son valiosas en sí mismas pero todas juntas son el todo de esta historia”, sumó la directora y evocó uno de los primeros encuentros con los actores en octubre del año pasado. “La primera escena de esta obra es una escena que estaba en Bravo; paradójicamente es una obra que estrenamos en diciembre de 2001 en la que actuaban Elisabet Cunsolo y Martín Gross. Es una escena basal, que aparece nuevamente en esta obra casi como tributo porque es exacta a la original, una escena sin texto pero muy fundante. A partir de ahí también puedo decir que hay otras obras que escribí y dirigí donde aparecen parejas como Se finí, El Desagüe o la misma Bravo, que de alguna forma gravitan dentro de este nuevo material, donde aparece en todos los casos una manera de relatar el amor que me es bastante recurrente, donde arrancamos por el final y terminamos en el principio”, planteó la directora de obras como las aún vigentes Está máquina no era Dios o No descansa nunca, al frente de Hijos de Roche. El origen “Bravo es una obra que tengo muy presente, que me gusta mucho y que además le dio nombre a la sala, Espacio Bravo; aquella obra fue para mí como una explosión: Elisabet y Martín eran en aquél momento dos alumnos de la Escuela de Teatro que un día me convocaron para mostrarme algo. En aquella escena original eran ellos dos de pie al lado de una botella de detergente de marca Bravo, donde ambos se ponían a aplaudir y a gritar de una manera tan preciosa que abrió un mundo que se transformó luego en una obra. Aquella obra surgió en un momento muy complicado del país como es éste; era diciembre de 2001 y la cabeza de todos estaba en lo que pasaba y la obra no tuvo mucha circulación. En ese sentido, a partir de esa escena que me había quedado en el tintero, tengo la sensación de esta obra es de algún modo una nueva oportunidad. Y la traigo como estaba, incluso con la música de Janis Joplin; aquella obra estaba montada a partir de 25 momentos breves, muy chiquitos, está termina yendo por otro lado”, planteó la directora. Respecto de la frase de Samuel Beckett, de su obra-ensayo Todo a peor (aunque se la conoce también con otros nombres), que aparece como disparador y que de algún modo metaforiza una idea de lo absurdo de la vida y del mundo contemporáneo, Mazzadi Arro destacó: “Es por este juego del final al principio y del principio en lo que se supone es el lugar del final; es esa recurrencia a los tiempos circulares, por eso me gusta decir que la obra está compuesta por una serie de momentos secundarios, escenas posibles dentro de una relación de pareja donde aparece el desgaste pero también el amor. Y respecto de Beckett, como la Pizarnik o como Lorca, son autores de cabecera para mí, porque me explican, me verbalizan; lo que dice en ese fragmento de Todo a peor, esa manera de manejar el lenguaje, el discurso, es algo que me representa. Y más allá de que uno trate de no volverse un burócrata de sí mismo, cuando encontrás una manera de contar, la replicás, incluso aunque intente escaparme de mis formas e independientemente de que estoy convencida que el lenguaje propio es lo más valioso que se puede tener como artista”. Y cerró: “Más allá de estos autores, hay temas que siempre están: el tiempo circular, el absurdo del hombre gritando frente al silencio de Dios, el absurdo del ser humano enfrentado a la idea de que se va a morir, la idea de escribir roto o fracturado donde lo que hilvane sea el mar de fondo que es algo que he trabajado sistemáticamente en todos estos años. Yo tengo siempre un músculo para arrancar: un texto, unos actores y a partir de ahí salgo a buscar la obra. Y el texto no como una cosa prepotente que hay que representar, sino como una cosa que sirve para el arranque y después trato, como en este caso, de hacer foco en la actuación, de que se produzca un acontecimiento actoral, porque en definitiva ése es el teatro que me interesa hacer y que me gusta ver”. Para agendar Las escenas secundarias, nuevo trabajo de Romina Mazzadi Arro, tendrá su función estreno este viernes 21 de marzo, a las 21, en Espacio Bravo (Catamarca 3624), donde repetirá el viernes 28 y todos los viernes de abril en el mismo horario. Entradas anticipadas con descuento: +549-3416 455206

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