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» Diario Cordoba
Fecha: 19/03/2025 12:17
Celebrar que en Córdoba no llueve parece casi un delito, pero a veces hay situaciones que merecen emociones desesperadas. Esta es la sensación que se respira en las parcelaciones que están en zona inundable de la ciudad después de que las últimas lluvias, y los necesarios desembalses, hayan dejado una sensación de miedo entre estos vecinos. El martes fue una jornada intensa en la zona de Guadalvalle, la Altea (cercanas al aeropuerto) y la Ribera Baja (en Alcolea). Fue especialmente duro en las dos primeras, pues allí, en mitad de la madrugada, hubo que desalojar varias viviendas ante la crecida del río Guadalquivir. Policías y bomberos acudían hasta estas zonas para alertar a los vecinos de que tenían que salir de sus casas y ellos, resignados, dedicaron las horas de luz del martes a sacar de allí sus objetos más valiosos. Estado en el que ha quedado una de las viviendas de Guadalvalle, de las más pegadas al río. / A. J. GONZÁLEZ La tregua que en estos dos días, martes y miércoles, han dado las lluvias han servido para varias cosas. Una de ellas, que el río baje de nivel y se retire poco a poco de las zonas habitadas. Otra, aportar algo de tranquilidad a los vecinos que en la noche del martes no pudieron pegar ojos pensando en lo que se les venía encima. Descanso antes del regreso de las lluvias "Se ha podido descansar algo más y la situación ya está más o menos normalizada", comentaba María, una vecina de la zona de Alcolea que confirmaba que el agua ya se había retirado de las casas en las que había entrado. Sin embargo, la entrada de una nueva borrasca este jueves volverá a tener en vilo a estos cordobeses, reconoce esta vecina, pues al final "vamos a tener que estar pendientes del agua sí o sí". El Guadalbarbo, a su paso por Alcolea. / A. J. GONZÁLEZ Las imágenes de este miércoles en Ribera Baja o Guadalvalle nada tenían que ver con las que dejó el martes. Agua que llegaba por encima de las rodillas, salvar la tele o los muebles, incluso a varios caballos, llamar al seguro, mirar al cielo a modo de súplica... estas instantáneas han cambiado este miércoles a unas bien distintas, aunque no por ello menos llamativas. En Alcolea, unos se asomaban todavía a ver cómo va el Guadalbarbo, que discurre con fuerza, mientras otros hacían cuentas de las cosas que se han estropeado por la llegada del agua y el barro o medían hasta dónde había afectado la inundación. También se ha visto a efectivos de los bomberos en la zona del Guadalvalle, midiendo los daños, y a otros tantos vecinos con barro en la ropa intentando limpiar el lodazal en el que se han convertido los patios de algunas casas. Una vecina señala hasta dónde llegó el agua en su vivienda. / A. J. GONZÁLEZ Lo que se vive hoy en las parcelaciones que se encuentran más en riesgo es una situación de calma tensa, una jornada de transición para hacer balance de daños y para preparse ante unas lluvias que volverán el jueves y que se quedarán, al menos, hasta el fin de semana. Suscríbete para seguir leyendo
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