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» Diario Cordoba
Fecha: 19/03/2025 11:45
-Desde que lanzó su nuevo EP, 'Volverme a enamorar', no paran de preguntarle de qué o de quién, así que le pregunto en su lugar: ¿por qué «solo quería volverse a enamorar», como dice en la canción Me gustan todos los chicos? -Creo que esa frase encapsula un anhelo muy puro. No se trata solo de enamorarse de alguien, sino de la experiencia misma de volver a sentir ilusión, de recuperar cierta inocencia emocional. Es un deseo de abrirse otra vez al mundo con la misma intensidad que cuando todo era nuevo. -El primer rasgo distintivo de este trabajo es que, por primera vez en su carrera, canta siete de los ocho temas del disco en castellano. ¿Por qué este cambio idiomático? -Me nació así. Siempre he compuesto en inglés porque era el idioma en el que consumía música y en el que mi voz se sentía más cómoda, pero esta vez las canciones pedían otro lenguaje. Sentía que para contar lo que quería contar, el español me permitía desnudarme más, ser más directa. Ha sido un proceso muy orgánico y liberador. "El deseo es una fuerza que nos mueve, nos descoloca, nos define" -'This is not a love song / This is un volcán'. Creo que esta línea resume bastante la esencia del disco. ¿Por qué quiso abordar la cuestión del deseo? -Porque el deseo es una fuerza que nos mueve, nos descoloca, nos define. Creo que muchas veces se ha tratado de una forma binaria, o bien como algo romántico e idealizado o como algo peligroso. Yo quería explorarlo desde su naturaleza más visceral, como un volcán que puede destruir o crear nuevas tierras. -¿En qué aspectos ha cambiado su forma de relacionarse con su propio deseo, partiendo las presiones que habrá sufrido por ser una artista mujer joven en la industria musical? -He aprendido a apropiarme de él, a no verlo como algo que debo justificar. Cuando era más joven, muchas veces sentía que tenía que encajar en una idea preconcebida de lo que debía ser, de cómo debía mostrarme o expresarme. Con el tiempo, he entendido que mi deseo y mi voz son míos y que no tengo que pedir permiso para explorarlos como quiera. -¿Cree que en los últimos años ha habido cambios en ese sentido, que por fin las mujeres se han apropiado del lugar que les corresponde? -Sí y no. Hay una mayor conciencia, se habla más de estas cosas y hay mujeres increíbles abriendo camino. Pero sigue habiendo estructuras que pesan mucho. Creo que la diferencia ahora es que no nos conformamos con las migajas, que no tenemos miedo de reclamar espacio. -Regresando al EP, en 'Volverme a enamorar' ha trabajado con el músico y productor grancanario Luis Sansó. ¿Cómo se ha fraguado el diálogo entre ambos? -Maravilloso. Luis tiene una sensibilidad increíble y una paciencia infinita. Desde el primer momento entendió que este disco era un viaje muy personal para mí y supo acompañarlo sin imponer, dejando que las canciones encontraran su propio peso. Trabajar con él ha sido un regalo. -Siempre se ha declarado tan devota de los procesos como de los resultados. ¿Cómo vivió el proceso creativo de este disco? -Con mucha calma y mucho juego. No sentí presión ni urgencia, solo ganas de experimentar y de encontrarme de nuevo con la música desde un lugar honesto. Por eso este disco se siente tan cercano a lo que soy ahora. -Durante estos 10 años en EEUU ha explorado nuevos caminos creativos como el cine, la ópera o la escritura. ¿Cómo han moldeado su mirada artística esos viajes interdisciplinares? -Me han dado una perspectiva más amplia. Explorar otros lenguajes artísticos me ha ayudado a entender que la música no es solo sonido, sino una experiencia sensorial completa. También me ha enseñado a confiar más en la intuición y en la improvisación. -¿Cómo ha encontrado Madrid a su regreso? -Madrid siempre es Madrid, pero también cambia contigo. La siento más vibrante, más abierta, pero también más nostálgica. Es curioso cómo un lugar puede ser el mismo y, al mismo tiempo, sentirse distinto dependiendo de quién eres cuando vuelves. "Ahora me siento más libre, menos apegada a una identidad fija" -¿Y cómo la ha encontrado Madrid a usted a su regreso? ¿En qué medida vuelve transformada de su experiencia estadounidense? -Vuelvo con más cicatrices y más certezas. Estados Unidos me enseñó a perderle el miedo a empezar de nuevo, a reinventarme. Ahora me siento más libre, menos apegada a una identidad fija. -Por último, en este momento de su vida, ¿cuánto hay de Lourdes Hernández y cuánto de Russian Red en usted? ¿Se equilibran, se respetan, se entienden? -Creo que ya no las veo como dos entidades separadas. Russian Red siempre ha sido una parte de mí, una forma de expresarme. Hubo un momento en el que sentí que Russian Red se había comido a Lourdes, pero ahora nos hemos reconciliado. Son dos voces de la misma persona.
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