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» El Ciudadano
Fecha: 18/03/2025 19:06
Historias como las del pescador peruano Máximo Napa, de 61 años, dan buena muestra de la fortaleza del ser humano. Napa partió el pasado 7 de diciembre del 2024 del puerto de San Juan de Marcona (provincia de Nazca, Perú) con provisiones para dos semanas para pescar huevas con su barca artesanal, el Gatón II. No obstante, diez días después, se quedó sin motor debido a las inclemencias meteorológicas, por lo que estuvo a la deriva por el Océano Pacífico hasta el pasado 11 de marzo, cuando fue rescatado con vida –en estado crítico- por un barco pesquero ecuatoriano en aguas de Ecuador, a más de 1.000 kilómetros de las costas desde las que había zarpado. Pasó 95 días en alta mar, sin nada que llevarse a la boca durante la mayoría del tiempo. Napa asegura que lo que le mantuvo con vida fue el deseo de volver a ver a su madre, Elena, y a su nieta de dos meses. “Pensaba en mi madre todos los días. Estoy agradecido con Dios por darme una segunda oportunidad”, esgrimió. Relató que tras quedarse sin víveres, sobrevivió bebiendo agua de lluvia y comiendo cucarachas, que halló en su pequeña embarcación, algunos peces –que le saltaban a la barca-, pájaros e incluso una tortuga, a la que dice que degolló y de la que se bebió la sangre. Cuando el pesquero ecuatoriano lo encontró en estado crítico, llevaba 15 días sin beber ni comer. “No quería morir”, aseguró a Reuters. “Realmente es una historia de supervivencia”, explica a La Vanguardia la doctora Núria Vilarrasa, especialista en endocrinología y nutrición del hospital de Bellvitge. Recuerda que una persona puede sobrevivir sin beber agua entre tres y cinco días dependiendo de las condiciones. “En un lugar donde haga mucho calor y en el que sudes más y pierdas más líquido puede ser menos. Y es que un 70% del cuerpo es agua, y la necesitamos”, arguye. “Si él tenía acceso al agua de lluvia y supo racionarla, es factible que pudiera aguantar todo este tiempo. Si le hubiera pasado en el desierto, no habría aguantado”, añade. La cuestión de estar sin comer es más variable. Si tienes una buena condición física –prosigue– y buenas reservas, puedes aguantar entre seis y siete semanas, siempre bebiendo agua. “Si este hombre tenía buenas reservas de grasa, eso le habrá ayudado. El cuerpo es capaz de movilizarla y consumirla, y es que se necesita una fuente energética”. Ve factible que Napa aguantara todo este tiempo si fue comiendo algo y racionando lo que tenía. “Lo que está claro es que su organismo estaba muy preparado para la hambruna. Si lo hubieran encontrado días más tarde, no habrían estado a tiempo de salvarle”. Su familia lo buscaba desde el pasado 20 de diciembre, cuando perdieron el contacto con él mientras navegaba a 40 millas de la isla de Santa Rosa (provincia de Pisco). Las inclemencias del tiempo lo dejaron sin motor y radio. Jorge Calizaya, comandante de la primera base naval de Paita (extremo nordeste de Perú), destacó que la embarcación de Napa carecía de radiobaliza, un dispositivo de localización obligatorio que podría haber facilitado su rescate. Este pasado fin de semana, después de haber pasado varios días ingresado en el hospital de Piura (al norte de Perú), donde se recuperó de la deshidratación que sufría y las quemaduras solares, pudo reencontrarse –a pesar de la debilidad que todavía le impide caminar con normalidad- con su madre y fundirse en un abrazo. Elena declaró a los medios locales que, mientras sus familiares habían mantenido el optimismo, ella había empezado a perder la esperanza: “Le dije al Señor: ‘Esté vivo o muerto, tráemelo, aunque sea para verlo’”, narró a TV Perú. Sin embargo, sus hijas –hermanas de Máximo- nunca perdieron la fe. “Me decían: ‘Mamá, él volverá, él volverá’”, concluyó Elena.
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