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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 18/03/2025 10:51
Guillermo Pelado López recordó cómo intentó sorprender a su expareja y se la encontró con su actual (Video: La Noche Perfecta - El Trece) Era una noche como tantas otras en la vida de Guillermo El Pelado López, pero aquella vez decidió dar un giro inesperado a su recorrido habitual. Así lo contó el conductor durante su paso por La Noche Perfecta, el programa de Sebastián Wainraich en El Trece, donde repasó algunas de las anécdotas más insólitas de su vida, en especial una que trataba sobre el particular encuentro que tuvo con su exnovia. Wainraich le propuso tres historias para compartir al aire: “Cuando fuiste a cubrir el cumpleaños de Lita de Lázzari y casi te fajan, cuando quisiste tener un gesto con una exnovia y terminaste ridiculizado por la policía, y cuando casi tuviste un accidente por depilarte con una maquinita para bajar la barba”. La elección fue rápida. López optó por la que, según dijo el conductor, “había que liquidar”. “Era mi primera novia. Yo había quedado muy enganchado”, empezó diciendo con tono confesional. “Yo salía a la noche y siempre pensaba en ella. Y decía ‘Bueno, a la vuelta paso por la casa y capaz de casualidad me la encuentro’. ¡Ay, Guillermo!”, se reprochó en voz alta, recreando aquel diálogo interno que años después todavía lo hace reír. "Yo había quedado muy enganchado", recordó "El Pelado" López sobre el incómodo momento que vivió con una exnovia El intento de López por reencontrarse con su expareja terminó fallido (Santiago Saferstein) La escena fue simple, pero cargada de tensión. Una noche, mientras volvía de salir, López decidió hacer esa clásica “pasada” frente a la casa de su exnovia. No tenía un plan, solo la esperanza de cruzarse con ella, aunque fuera por azar. Pero esa vez ocurrió algo distinto. “Veo llegar un auto y para justo en la puerta de su casa. Yo dije: ‘Sí, ella se va a bajar’. Entonces me paré con mi auto, cerquita, como para que en el momento que se bajara, aparecer y sorprenderla”, relató. El tiempo empezó a hacerse lento, denso. Y el espectáculo que presenció no era el que esperaba. “El auto se empezó a empañar”, contó. Adentro, adivinaba movimientos que prefería no imaginar. “Yo que estaba agarrado así, sentía que se me derretía el volante”, dijo, describiendo ese instante en que el cuerpo parece traicionar a la razón. “Entonces, mientras el auto se empañaba… porque ella se ve que tenía un nuevo chico”, agregó, revelando finalmente lo que temía: su exnovia no estaba sola. Pero lo peor aún no había llegado. “Veo una luz y era un patrullero”, continuó. La aparición de la policía le sumó una cuota inesperada de nervios. El oficial no tardó en acercarse y encararlo. “‘¿Qué hacés acá? Porque la señora de la casa acaba de decir que vos estás hace un rato’”, recordó que le preguntó el policía. López, consciente de lo absurda que era la escena, decidió optar por la sinceridad absoluta. “‘Mirá, te voy a ser totalmente sincero. Lo único que te pido, no me hagas bajar del auto, por favor. ¿Ves aquel auto empañado? Adentro está mi exnovia. Se ve que, con su nuevo novio, ya tengo un montón’”, confesó ante el uniformado. El intento de López por reencontrarse con su expareja terminó fallido (Santiago Saferstein) El relato tomó un giro inesperado cuando el agente, lejos de seguir el protocolo habitual, se apiadó de él. “El policía se apiadó de mí, giró, miró a los del patrullero y dijo: ‘Bueno, de última, que el quilombo lo haga la otra cuadra, que no es nuestra jurisdicción’”, recordó entre risas. Mientras tanto, desde su auto, López vio cómo ella bajaba del auto empañado y se despedía del nuevo novio con un beso. “La vi bajar y la veía como le hacía un beso al auto”, relató, describiendo cada movimiento como si estuviera congelado en la memoria. La historia no terminó ahí. López arrancó su auto y, casi como en una coreografía involuntaria, el otro conductor también lo hizo. “Nos encontramos en el semáforo”, contó. Fue entonces cuando, en medio de la ironía y la resignación, pensó: “‘Qué suerte tenés, que no soy un asesino serial’”, dijo con una carcajada que cerró el relato. Y completó: “Y me fui a Ramos. Nunca más”.
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