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    » Diario Cordoba

    Fecha: 18/03/2025 06:47

    Cuando ya se le habían curado las cicatrices, C quiso enseñarme sus pechos nuevos. Ahí estaban, imponentes, y ella, ilusionada. Le dije, claro, que qué bien, aunque los ojos se me fueran a las líneas rosas de la operación por donde introdujeron las prótesis. De esto ya hace unos años, cuando el pecho grande estaba de moda. Ahora leo que cada vez más mujeres que se operaron optan por retirar las prótesis mamarias que la industria de la belleza creó hace más de un siglo porque ya entonces querían hacernos creer que el pecho natural de las mujeres no es suficientemente bonito. Ha de ser perfectamente redondo, firme, terso y clavicular (bien arriba). Artificial, porque si no. Ahora se quitan por moda y por seguridad. Explantar, dicen. Solo pronunciarlo me duele todo. Llamo a C para que me cuente y sí, me explica que los implantes mamarios a veces hay que cambiarlos en algún momento de la vida. Como todo, con la edad, se puede estropear. Qué paradoja. Como tu cuerpo no es perfecto y se estropea, ponte unos implantes que también se estropean para que parezca que no. Leo que los implantes mamarios existen desde finales del siglo XIX. Ojo: los materiales utilizados por aquel entonces eran marfil, vidrio, cartílago de buey, caucho molido y poliéster. Me gustaría saber qué fue de esas mujeres, pero si las prótesis más avanzadas a día de hoy deben ser revisadas, intuyo que implantarse caucho molido debía ser mortal. A comienzos del siglo pasado se avanzó hacia la silicona y volvieron a experimentar con el cuerpo de la mujer de manera salvaje porque al parecer eso de arreglar nuestro cuerpo era algo sin lo que no podíamos vivir: unas 50.000 mujeres recibieron inyecciones de silicona líquida sin tratar antes de que los cirujanos y los fabricantes (todos hombres, hace un siglo) se dieran cuenta de que la silicona debía introducirse empaquetada en carcasas para evitar que entrara en el torrente sanguíneo y causara efectos secundarios desastrosos. A día de hoy las prótesis de C siguen bien, quizá un poco grandes, dijo antes de colgar. Han conseguido que nunca nos sintamos plenamente satisfechas.

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