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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 18/03/2025 04:50
(Imagen Ilustrativa Infobae) Cada año, el segundo viernes de marzo se celebra el Día Mundial del Sueño, una fecha para concientizar sobre la importancia del descanso en la salud y el bienestar. En 2025, el lema es “Haz de la salud del sueño una prioridad”, destacando su papel clave en la vida cotidiana. La ciencia ha demostrado que dormir no solo es esencial para el descanso, sino también para el aprendizaje, especialmente en adolescentes. En el Laboratorio de Sueño y Memoria del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), en una de nuestras líneas de investigación, estudiamos cómo el sueño impacta en la memoria y qué estrategias pueden optimizar el aprendizaje en la escuela. En un estudio de nuestro Laboratorio, recientemente aceptado para su publicación en la reconocida revista científica npj Science of Learning, en conjunto con Vanessa Vidal, Matías R. Pretel, Lucila Capurro, Leonela M. Tassone, Malen D. Moyano, Romina G. Malacari, Luis I. Brusco, Fabricio M. Ballarini y Cecilia Forcato, demostramos que una siesta corta en el colegio mejora la capacidad de aprendizaje en estudiantes de secundaria. En el experimento, los alumnos que durmieron un promedio de 17 minutos antes de una clase de biología obtuvieron mejores resultados en una prueba inmediata, en comparación con quienes permanecieron despiertos realizando actividades tranquilas. Sin embargo, observamos que un sueño más prolongado en la fase de ondas lentas (NREM) podía generar inercia del sueño, una sensación de aturdimiento que afectaba el rendimiento. Esto sugiere que la duración y el momento de la siesta son factores clave para optimizar su impacto en la memoria. La privación de sueño y su impacto en la educación La adolescencia se caracteriza por una tendencia natural a dormirse y despertarse más tarde. Sin embargo, las clases temprano en la mañana generan privación crónica de sueño, afectando el rendimiento académico y el bienestar emocional. Estudios previos han demostrado que retrasar el inicio escolar mejora la atención, la memoria y el estado de ánimo. Nuestros hallazgos refuerzan esta evidencia y sugieren que, incluso si no se pueden modificar los horarios escolares, estrategias como las siestas cortas pueden brindar beneficios cognitivos significativos. Repensar las políticas educativas en función del sueño Estos resultados abren el debate sobre la necesidad de incluir el sueño en las políticas educativas. Aunque aún se requieren más estudios, la evidencia sugiere que estrategias simples podrían mejorar el aprendizaje sin alterar la estructura académica. A nivel internacional, algunos países ya han modificado sus horarios escolares basándose en investigaciones sobre el sueño. En Estados Unidos, distritos han retrasado el inicio de clases con mejoras en el rendimiento académico y la salud mental de los estudiantes. En China y Japón, las siestas en la escuela son una práctica habitual. Priorizar el sueño desde la infancia En el Día Mundial del Sueño, la ciencia reafirma la necesidad de priorizar el descanso en todas las edades. Dormir bien no es un lujo, sino un requisito fundamental para la salud y el desarrollo cognitivo. Las políticas educativas deben alinearse con estos hallazgos para garantizar condiciones óptimas de aprendizaje. Nuestro estudio representa un paso en esa dirección. Al demostrar que una siesta corta en el colegio mejora la memoria, ofrecemos evidencia concreta para repensar el papel del sueño en la educación. En un mundo donde el rendimiento académico preocupa, quizá la clave no sea extender las horas de estudio, sino permitir más oportunidades para dormir.
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