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» Diario Cordoba
Fecha: 17/03/2025 16:28
Hace varios días, cuando ya andábamos rodeados de diluvios e inundaciones, cuando nos asomábamos a la ribera para mirar al río preguntándonos si se cumplirían las predicciones geológicas de que las aguas antes o después recuperarían las tierras que les pertenecen, cuando veíamos subir el nivel del agua y las pasarelas estaban acordonadas, casi a la vez, me llegaron al móvil dos vídeos. No de los catastróficos, de aguas embarradas arrastrando coches, contenedores de basura, muebles, árboles y personas en mortal confusión, que tanto hemos visto en los últimos meses, sino de aguas esperanzadoras corriendo alborotadas por sus cauces, prometiendo una primavera llena de verdor. Uno de los vídeos es el de los Baños de Popea, cascada que emerge casi en la desembocadura de los arroyos Bejarano y del Molino -afluentes del Guadiato- en Santa María de Trassierra. Tres poetas cordobeses pertenecientes al Grupo Cántico -Pablo García Baena, Juan Bernier y Ricardo Molina- iban paseando por los alrededores y, al ver unas mujeres bañándose allí, Ricardo Molina dijo: ¡Mirad, como Popea en el baño!, refiriéndose a Popea Sabina, esposa de Nerón, que entre sus trucos de belleza para mantener la juventud de la piel, tenía el de bañarse en leche de burra. Total, que así quedó bautizado el salto de agua. El otro vídeo es del arroyo Guadamora, que pasa por la finca que una amiga mía tiene en Los Pedroches. En Torrecampo dicen de este arroyo: «Si el Guadamora no corre para Reyes, compra heno o vende bueyes». Ambos vídeos muestran unos señores arroyos, tumultuosos, formando entre las piedras pequeños remolinos y -pequeñas también- cataratas en los desniveles, alejándose rápidos hacia sus respectivos destinos. Estábamos tan desacostumbrados a la lluvia, que no sabemos ni circular con los paraguas. Lo normal sería que al cruzarnos en una calle estrecha, el más alto -o alta- subiera el paraguas. Pues no. Muchas veces el de menor estatura tiene que hacer esforzados equilibrios para que su paraguas no choque con el del alto, que lo mantiene en su sitio. Pero volvamos a los arroyos, porque no quiero desaprovechar la ocasión de hablar del precioso libro -‘Arroyos de Córdoba’- escrito por mi amigo y compañero en la Real Academia, el poeta Francisco Carrasco Heredia. En este libro, publicado por el Ateneo en 1998, con portada de Antonio Bujalance Gómez, se recogen todas las impresiones de sus paseos serranos, porque no sólo habla del discurrir del agua, sino de los pájaros, las flores, las brisas, los olores, incluso de las personas y personajes que se va encontrando. Los arroyos de Córdoba están ahora en su mejor momento. *Académica
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