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» Diario Cordoba
Fecha: 17/03/2025 16:16
El proyecto de ley que prohibirá la venta de alcohol en espacios donde haya niños, incluidas las instalaciones deportivas, encuentra en estos colectivos, como ocurre con todo, defensores y detractores. Los clubes y los responsables de las barras de los mismos creen que es un exceso de celo, mientras que los padres más concienciados lo consideran razonable. Hay quien piensa que la medida es para combatir la violencia en los campos y no tanto por la lucha contra el consumo precoz de alcohol. En Córdoba son muchos los clubes deportivos que tienen en el bar o en la barra instalada junto a la cancha una fuente de ingresos para la entidad y un punto de encuentro y tertulia para aficionados, deportistas y padres durante y después de los partidos. Ante esta novedad, como en las propias jugadas conflictivas de los encuentros hay disparidad de criterios, que en este caso el VAR no podrá resolver. Club Don Bosco En el club Don Bosco, uno de los miembros de la directiva, Miguel Flores, duda de la eficacia de la propuesta pero reconoce que «las leyes están para acatarlas», aunque, a continuación, señala que el bar de su club es «un punto de encuentro para los padres, que se toman alguna cerveza, que es lo que le da algunos beneficios al club, porque el agua y los cafés no son suficientes». Por ello cree que de ponerse en marcha, «se causará un perjuicio económico al club». Junto al campo se encuentra José Manuel Fernández, que mira a su hijo mientras juega, y se muestra contrario a la futura ley: «Por tomarte una cerveza no creo que pase nada». Este padre considera que hay gente que «tiene comportamientos malos y no ha bebido», pero también reconoce que una instalación deportiva no es un lugar «donde venir a tomar copas», porque «hay que tener claro que venimos a ver niños jugar al fútbol». Por su parte, Ana Granados es madre de otro jugador y mientras se toma el café en un vaso de plástico reflexiona sobre la «relación social» que supone para los padres compartir una cerveza mientras sus hijos juegan, pero reconoce que el mensaje que hay que transmitir a los pequeños es el de «beber con responsabilidad». Ana tiene claro que «el alcohol está en todos sitios» e insiste en la idea de que «hay gente que mete la pata sin haber bebido». Club Figueroa En el Club Figueroa, el bar y las instalaciones deportivas tienen entradas distintas y están separados por una valla. Además, no se permite el acceso con bebida a la zona de deporte. Aún así, Isabel López, que lleva unos meses al frente del restaurante, no sabe «qué objetivo tiene» la norma, y aunque ésta es clara al respecto (persigue evitar en la medida de lo posible el acceso de los menores al consumo de alcohol), ella se lo lleva al terreno de la conflictividad y apunta que se podría dar el caso de que alguien «se emborrache fuera y genere el conflicto dentro». En este mismo club, Pedro González espera a que su hijo acabe de jugar al tenis, mientras consume un café en uno de los veladores. Tiene claro que si «tenemos al niño en un ambiente deportivo, lo normal es promover en él hábitos saludables y una vida sana y acorde con su actividad deportiva». A su juicio, «si de pequeño lo aprende, lo tomará como hábito». José Manuel Tutau y Mariola Alcalá toman un refresco mientras que su hija acaba su partido de vóleibol, y tienen claro que si la norma que se debate ahora «sirviese para que los niños no empiecen a consumir alcohol nos parece estupendo» y añaden que «ellos hacen lo que ven en sus mayores, si los ven tomar cubatas, los tomarán, si aprenden una vida sana, lo normal es que también la sigan». Suscríbete para seguir leyendo
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