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» Elterritorio
Fecha: 16/03/2025 11:41
La idea de estudiar música de una manera diferente, ágil, con plazos más cortos y entendiendo que la puesta en escena conlleva más que ejecutar un instrumento domingo 16 de marzo de 2025 | 6:05hs. El ensamble permite a los niños encontrar su lugar dentro de un grupo y un espectro musical. Foto Esteban González Desarrollar la profesión artística, en este caso particular con la música, es mucho más que aprender a ejecutar un instrumento. Por eso, desde Jardín América se propone un curso con un enfoque totalmente novedoso: El Camino del Artista. Tal como explicó Silvana Fiege, directora de la Academia Génesis, El Camino del Artista surge como un enfoque dentro de una mirada global e integradora para hacer vivir a los chicos la experiencia completa de un artista, del quehacer artístico, incluyendo composición, grabación y actitud frente a un escenario. Además, atentos a los tiempos apremiantes, esta nueva opción condensa la teoría y práctica habituales en un curso intensivo. “Todo lo que se hace en un ciclo básico dentro de ocho o nueve años, se hace concentrado en cuatro meses, para que las nuevas generaciones puedan experimentar en un tiempo corto mantener la motivación y entusiasmo”, alegó Fiege. El curso se ofrece como integrador de contenidos musicales en un ambiente creativo y tiene el objetivo de que los conocimientos se puedan aplicar frente a distintas situaciones y distintos públicos, “para que puedas soltarte y experimentar las puestas en escena como un verdadero artista”, reza la invitación. En un principio, como es habitual, el alumno hace la elección de un instrumento principal, y otros de forma complementaria y tiene además la posibilidad de participar en una banda. Esa parte grupal también es clave ya que al formar un ensamble no sólo aprende a interactuar y respetar los tiempos de otros sino también que descubren otros sonidos y eligen su verdadero lugar dentro del espectro musical. El programa de El Camino del Artista está dirigido a chicos de 6 a 17 años , separados por rango de edades. Los chicos asisten dos veces por semana y practican instrumento, ensamble y hasta composición y grabación que pueden extenderse en horario. Ya están los grupos completos para este cuatrimestre, hasta fines de junio, cuando harán el show final de muestra. De esta manera, en julio abrirán nuevas inscripciones, para dar inicio al segundo cuatrimestre. “El cupo se completó en esta semana, así que estamos felices de tener a 60 artistas ya trabajando por este nuevo proyecto”, acotó Fiege. Además, cada cuatrimestre será diferente, con nuevos desafíos, nuevas temáticas, distintos estilos, según explicaron. La idea es mantener a los alumnos en constante aprendizaje, que puedan alcanzar distintos niveles y distintas estrategias y herramienta sutiles no sólo en su vida artística, sino también en su día a día. En esa línea, la profesora destacó el beneficio de compartir y socializar “la pertenencia a un grupo en un lugar que está pensado, soñado, creado, ideado para que los chicos puedan soltarse, soñar, creer, crear, formar vínculos, estar con padres que tienen por ahí las mismas inquietudes, es un plus de beneficio de dedicarse a la música. El espacio es una contención, pero también es una usina de proyectos donde se les escucha, tienen lugar sus voces, de manera que la creatividad, lo que ellos anhelan, sueñan, quieren experimentar, es atendido y puesto en práctica, puesto en valor”, expuso Fiege. Los instrumentos que se enseñan son los clásicos: guitarra acústica y eléctrica, bajo, batería, teclado piano, las cuerdas, ukelele, violín, violonchelo, percusión y canto. Y dentro del ensamble también cuentan con instrumentos como rítmicos que tienen afinaciones y hacen a la riqueza del ensamble. Así, de manera exploratoria surgen los acordeones, la melódica, los charangos y algunos otros. El camino musical siempre fue una prioridad para la academia y para quienes están detrás de ella. “Para mí trabajar en la música lo es todo, ya le dediqué a esto la mitad de mi vida, llevo 19 años en las aulas, cada año es un nuevo desafío”, comenzó detallando la profesora Silvana. Buscando innovar y entender nuevos procesos, reinventarse y tratar de estar siempre en boga, alertó que “las niñeces y las adolescencias nuevas vienen con otras demandas y hace que permanentemente uno tenga que estar estudiando, formándose, investigando, adaptando, creando para que justamente los chicos puedan sentirse atrapados, motivados y se sumen a estas nuevas propuestas”. Este constante cambio es lo que postuló como “quizás uno de los desafíos más grandes que enfrentamos los docentes, sobre todo en estos ámbitos que no son convencionales, que no son de la educación formal y obligatoria, que los chicos eligen o los padres eligen mandarlos, confiar en el espacio”. “Entonces es una permanente negociación: ‘yo te enseño esto y después, si aprendés esto, podés tocar eso que realmente querés tocar’. No vamos de entrada con la música clásica, sino que justamente les damos un montón de abanicos, donde cada recurso que aprenden les ayuda”, sumó Fiege. De este modo priorizó que se busca “mostrarles a corto plazo las cosas que pueden lograr, porque es un arte muy efímero y no es tangible, no es una pintura, un cuadro que uno traza los colores y ya ve el resultado, sino que no lo ves, lo escuchás, lo sentís y hasta que lo puedas demostrar o que realmente suene como debería sonar, lleva un montón de tiempo, por eso usamos varios métodos , algunos propios, probados en estos años, para que los chicos se mantengan entusiasmados a lo largo de los meses. En sí, desde Géminis sostienen que la base fundamental para llevar adelante esto es creer y crear, mantenerse motivado uno para poder motivar a los chicos que llegan con todas sus ansias de algo nuevo. Además, es un espacio también que integra la primera infancia y no tiene límites de edad, desde estimulación temprana hasta adultos que durante muchos años han dejado de lado su afición, la idea es poner el arte en las vidas y mostrar los beneficios que tiene y que se pueden ver en el día a día: en la escuela, en las relaciones con los pares, en el desarrollo de la creatividad, de la inteligencia, a resolver un montón de cosas en la vida, según pregonan desde la academia. La pasión contagia y de alguna manera se transmite, aunque no se pueda enseñar. Con este camino, desde Génesis buscan dar un panorama general, integral y más cercano a la realidad, de cómo es el trabajo de un artista, más allá de tocar, cantar y componer, entendiendo que ya muchos de sus alumnos, en estos 18 años, han conquistado escenarios de distintas partes, siempre movidos por la pasión. Compartí esta nota:
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