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» Elterritorio
Fecha: 16/03/2025 11:41
La artista Sumika Kawakubo, misionera de ascendencia japonesa, regresó a Posadas luego de vivir 30 años en el país asiático y en el curso transmite sus conocimientos de la técnica de grabado ancestral domingo 16 de marzo de 2025 | 6:05hs. Para tallar las matrices en el taller de mokuhanga usan fenólico de cedro. Fotos: Joaquín Galiano La artista grabadora Sumika Kawakubo comparte los secretos de la xilografía ancestral japonesa en un taller de mokuhanga que viene causando sensación por lo novedoso de la propuesta en la tierra colorada y por el uso de tintas al agua amigables con las personas y el medioambiente. Kawakubo es misionera con ascendencia japonesa y vivió 30 años en Japón hasta que en 2023 decidió regresar a Posadas, donde enseña el mokuhanga y ya expuso sus obras en el Museo Provincial de Bellas Artes Juan Yaparí. En cada encuentro de los martes por la tarde en la Tienda Cultural, espacio ubicado en calle San Martín 1255, sobre la mesa trazan espontáneas figuras en movimiento creativo: las manos y las gubias, el aroma de la maderas, papeles, lápices, pigmentos. Todos pueden aprender “El mokuhanga es el nombre de la xilografía japonesa, es una técnica realmente muy linda de trabajar, es colorida, se adapta a superficies de distintos tamaños, para venir a aprender no se requiere tener conocimiento de arte, aunque algunos sí lo tienen. Con paciencia todos pueden aprender, lo que sí hay que tener es muchas ganas de dibujar y de crear y se van a sorprender con los avances que logren”, expresó Kawakubo a El Territorio en una visita a su taller. El arte tradicional japonés utiliza tintas al agua, contó Kawakubo. El curso es una ventana al universo creativo de la artista que en sus producciones imprime puentes entre culturas lejanas. “Yo soy descendiente, segunda generación de japoneses, nací aquí en Posadas. Y estudié acá la primaria en la Escuela 219, la secundaria en la Comercio 1 cuando estaba frente a la plaza San Martín, y después me recibí de profesora de Dibujo y Pintura en el Montoya, en esa época el título se llamaba así”, recordó la artista sobre su infancia y juventud en esta capital. Al terminar su carrera viajó a Japón mediante una beca para continuar su formación en las artes. “Gané una beca de Cultura de Japón y estuve estudiando un par de años allá el máster en Arte, después volví a la Argentina un tiempo y volví a cruzar el océano hacia Japón otra vez. Allá tuve mi familia, mis dos hijas. En esa primera época yo hacía pinturas al óleo más que nada, pero con mis hijas muy chicas no tenía un espacio para pintar y así encontré el grabado y me fui perfeccionando por ese camino de la xilografía japonesa”, precisó. La técnica permite realizar estampas cromáticas con diversos motivos. En esa búsqueda de expresión artística fue descubriendo la rica historia del mokuhanga y la posibilidad de reflejar en esos grabados la diversidad natural de Misiones, además de otros motivos del nuevo horizonte que observaba. “Siempre supe que iba a volver a Misiones, yo fui a Japón ya de grande y si bien me gusta, nunca me adapté del todo al modo de vida de allá, también la cuestión de los movimientos sísmicos la sufría mucho. Y mis hijas, como son de allá, sí están adaptadas y les gustá vivir en Japón y acá solo vendrían de visita. Son dos culturas muy diferentes, pero en el arte se da un hermoso encuentro”, describió y mostró sus xilografías de damas nocturnas, las misteriosas flores americanas que se abren a la luz de la luna. Sobre el mokuhanga Kawakubo explicó que el grabado japonés requiere menos espacio que la xilografía occidental que generalmente utiliza una prensa que puede llegar a ser de gran tamaño y muy pesada. Esto la convierte en una disciplina flexible, incluso al adaptar la materia prima a este lado del mundo. “El mokuhanga y la xilografía occidental son técnicas parecidas, pero el punto principal en que se diferencian está en el proceso de estampado, ya que no se necesita una prensa para la impresión, usamos un frotador manual que es liviano, y además que se usan tintas al agua, acá usamos témperas, y la xilografía japonesa permite tener grabados cromáticos”, enumeró. En tanto, sobre los elementos indispensables para comenzar a realizar mokuhanga en la provincia, la artista indicó que le llevó un tiempo de investigación y prueba hallar la madera ideal para tallar las matrices y que para las estampas reemplazó los papeles de una fibra especial que se consiguen en Japón por hojas canson de gramaje intermedio y papel de arroz. “Estoy muy entusiasmada con el taller, con el grupo lindo que se armó. La gente pregunta qué es el mokuhanga, porque casi no hay en la Argentina alguien que enseñe esta técnica. Me encantaría que más personas se sumen a conocer y aprender esta expresión de la cultura japonesa”, invitó. La profesora prevé una nueva muestra de mokuhanga en el invierno en el Museo Areco, con obras suyas y de los estudiantes del taller. Para saber más escribir al WhatsApp 376-5252598 y en Instagram @sumika.kb Compartí esta nota:
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