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  • Ocurrió en Esquina, Corrientes

    » El litoral Corrientes

    Fecha: 16/03/2025 04:22

    La ciudad fundada por don Benito Lamela allá por el siglo XVIII, en la posta del Correo Real, se desarrolla este relato, la posición que usted amigo lector adopte es cosa suya no mía, crea o no. La historia comienza de esta manera. Una familia de Esquina administraba bienes de un rico estanciero de la zona de apellido Orban o algo parecido, éste al carecer de descendientes, en reconocimiento a la fidelidad demostrada por los Rotter, los dejó como herederos universales de la cuantiosa fortuna. El padre de éstos, a su vez, al fallecer dejó a sus herederos partes iguales de grandes extensiones de campo ubicados en la zona de Muchas Islas. El casco de la Estancia Santa Elena, un precioso edificio, quedó en manos de la hija. El personaje de la narración quedó con la Estancia la Pelada, precisamente la más pelada, donde desarrolló un emprendimiento de turismo rural, caza y otras yerbas. Necesario es aclarar que la familia heredera estaría vinculada a Plácido Martínez, Filomeno Velasco, los Balestra y sigue la lista de prominentes personajes de la historia, según afirman, no me consta. El inicio del linaje aparece en los Martínez, siendo la abuela una Balestra, eso dicen los lugareños. El personaje aludido Rotter se casó con una mujer, que dicen las malas lenguas y corrillos del pueblo, quedó embarazada en los oficios del apego, por lo que debió reparar el daño de la dama, su amor era otro que sería el fruto prohibido. Que el matrimonio funcionó como tapadera fue comentario que volaba de boca en boca. Aseguran los que los conocieron que, a causa de las infidelidades del marido, la esposa lo tenía mal, ejerciendo sobre el esposo violencia doméstica, si es verdad o no es la versión que recogí, no puedo probarlo, pero cuando el río suena es porque agua trae, habrá algo de cierto o es sólo imaginación me pregunto, los pobladores sabrán mejor que yo. Que era gran mujeriego el hombre lo prueban muchos testimonios, posiblemente ello fuera el motivo de la situación aludida en el parágrafo anterior. Tenía buen porte, elegante, de buen decir, lograba generar el encanto necesario para atraer al bello sexo femenino, no distinguía entre solteras y casadas, teniendo siempre como eje central su amor, que estaba casada con un médico, enfermero o curandero del lugar, que figuraba entre sus andanzas, dicen. La dama que me sirve de fuente fue y es una de las mujeres más lindas de la ciudad de Santa Rita de Esquina del Río Corriente, hablo por boca de ella como dicen en buen correntino. Esta muchacha desde su juventud, afirma, estuvo en relación durante 35 años con un sujeto de la provincia de Entre Ríos. Sí, tiene razón lector al pensar que es de apellido caté que fulguraba en el siglo XIX, durante la época de Rosas, fruto de la vara de medir y la mesa de despachar. Por razones que no me fueron explicadas la relación terminó con el apellido distinguido, marchando al baúl de los recuerdos lo vivido. En los cruces de la vida ya entrado en edad el hombre protagonista de la narración, se cruzó con esta bella muchacha a la que encandiló con su natural encanto, sin dejar de ser el picaflor de costumbre, andaba viudo ya afirman, ella se dejó seducir primero por curiosidad, pero como es de imaginar nació el amor, entre las cenizas del olvido. En la primera conversación, el galán le expresó que desde que ella tenía 18 años, la miraba con deseo. Nunca le ocultó su vida de amores plurales, entre las que se encontraba dicen el que fuera el amor de su vida, con la cual no pudo casarse por lo ya expresado, embarazó a otra. Le explicó que la madre de sus hijos ya fallecida, le daría hijos pero nunca lo hizo feliz. Su verdadero amor seguía siendo mujer ajena, aunque estando ambos casados siguieron el derrotero del destino con encuentros normales públicos, notorios. Enojos y platos lanzados en la casa del caballero andante por un lado, por el otro aceptación del que denomina condómino, en el disfrute de los extasíes de la fruta compartida. Los dos en el disfrute aparecían en público como amigos, iban a pescar juntos, practicaban tiro, honraban la mesa con buenas comidas y bebidas. Sostienen las malas lenguas que el esposo de la dama era un empedernido idólatra de lo etílico, descuidando el regar la planta, poca fruición en ese sentido me expresa la narradora, y que guardaba un rencor secreto contra el amante de su mujer, porque se sostiene que ella derechamente sin evasivas le expresaba que el amante la hacía vibrar, repiten las chismografías. El asunto es que la joven relatora nueva en el coso, comenzó a disfrutar en la ciudad de Corrientes o su Esquina querida de las mieles del amor del caballero de la esbelta figura, sin importarle nada, la esposa había fallecido años antes. Como es normal y habitual en nuestra provincia intervinieron brujas, clarividentes, más otras profesionales de lo desconocido en amarres, conexiones etc., no hubo resultados a la vista, el metejón antiguo tenía alma de tango, chamamé y compases de penas y llantos. Continuó en el escenario actuando el dúo, la nueva protagonista cobraba un rol cada vez mayor. Un día cualquiera, los presuntos amigos fueron a la estancia, acompañados por la esposa en sociedad, sostienen los que escucharon la discusión, que entre otras cosas la esposa le habría dicho que lo iba a dejar. Todo fue bien durante el desayuno y el almuerzo, pero antes de la cena se desató una fuerte discusión entre el marido y su esposa, gritos, manotazos a la mesa, etc., observados por la cocinera, ella prudentemente se fue alejando ante la actitud del desencajado celoso tardío. Informó a su patrón de lo observado, recomendándole cuidado. Al llamado a cenar parecía reinar de nuevo la paz, el enojado bebía a raudales, principió con Whisky, continuó con abundante vino, agregando espumante para asentar, estaba ebrio pero no perdía la razón, eran buen bebedor narran los que lo conocen. El baqueano muy amigo del dueño de casa se acercó al patrón expresándole su preocupación por la situación del hombre embriagado. Es mejor llevarlo a su casa, dijo ceremoniosamente, Rotter aceptó, no quería escenas en el lugar donde concurrían sus clientes para las excursiones. Ascendieron a la camioneta los dos amigos ya de noche, se acomodaron adelante con revólveres en la cintura, la esposa fruto del goce común del dúo, atrás con el baqueano. Anduvieron buen trecho por camino arenoso difícil, atravesaron el viejo cementerio abandonado, cuando iban a subir al terraplén del camino asentado, de pronto el esposo, peló el arma y a quemarropa le pegó tres tiros certeros a su presunto amigo, matando al caballero galán en el instante. La mujer ante el espectáculo espeluznante con terror abrió la puerta huyendo hacia el monte, sabía que la próxima sería ella. El baqueano logró dominar la camioneta y llamó a la policía, el victimario aprovechó la ocasión para mostrarse confuso en resumidas cuentas, haciéndose el loco. Expresa esta muchacha relatora, que los estudios arrojaron pérdida de razón momentánea, visiones, etc., el homicidio feroz quedaba casi impune, porque sabido es que la borrachera no elimina la conciencia entre el mal y el bien, sería muy fácil eludir la justicia de ese modo. El muerto no contento con su destino es un alma que deambula por el otro barrio, el de los muertos, aparece en el departamento de la muchacha, su nuevo amor, según sus dichos, expresándole que utilizaron al espíritu de su esposa muerta, por medio de artes no santas para matarlo, afirma que ese espíritu penetró en el homicida apretando el gatillo, todo puede ser en el mundo de los espíritus crease o no, en todo hay química, física, magia y misterio. Se introduce el fallecido en los sueños de la muchacha, además cuando está despierta se posesiona de ella, llora en su regazo, le hace observar escenas donde escucha risas, una nena sonriente y un niño con pantalones tiroleses aparecen, son almas de criaturas seguramente del cementerio cercano ubicado en el campo del muerto. Cuando ello ocurre puede dormir acariciada por la luz de la luna, que entra por las puertas abiertas sobre el balcón, afirma que un coro de ángeles la consuela, en su pecho, jura, late el espíritu de su amor difunto materialmente. Agrega que nunca en su vida gozó de los placeres mundanos como con el espíritu que continúa metido en su cuerpo. Escucha y percibe que le expresa: -me mataron, mi tormento, mi muchachita. Mi nuera también estaba involucrada en la brujería, me mataron mi amor, no quiero marcharme, siempre estaré contigo, hasta que podamos reunirnos en el más allá que es el lugar en que me encuentro-. En la entrevista manifiesta que el que viajó al otro plano está escuchando, -me asesinaron alevosamente sin piedad alguna, participó mi nuera-reitera, la que le engañó a mi hijo descaradamente, mujer extraña por cierto, los comentarios del pueblo concuerdan con algunas malas artes. El hombre está enterrado en el Panteón de Esquina Corrientes, la cronista vive en Corrientes. Se cambió de domicilio, regaló todos los muebles de madera porque son transmisores de espectros no queridos, por recomendación de quien la posee en su alma, lo siente en su pecho, duerme con él como en los cuentos fantásticos. Le advirtió que su antigua nana postiza, estaba también poseída por los embrujadores, que tuviera cuidado. El asesinato quedó impune, el homicida probablemente poseído vive separado de la fruta deseada, tiene orden de no acercarse al domicilio, de vez en cuando se lo escucha gritar cuando el espíritu de su víctima le hace una visita domiciliaria para recordarle su deuda con el destino, te espero le expresa. Se pregunta esta muchacha, serán felices los muertos en ese panteón que habitan fantasmas tan contradictorios. Agrego de mi cosecha: qué relaciones tendrá la víctima con el espíritu de su esposa prefallecida, que hará con su nuera que habría utilizado brujería por nigromancia en perjuicio de la víctima, son incógnitas que el tiempo dirá. Todo parecido a la realidad es pura coincidencia.

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